Nuevo libro «Diaconía en las parras de Chile», del diácono Miguel Ángel Herrera Parra IV

Mirando por esa ruca

Su tata, junto a su ñaña, le ayudaron con su chape,
mientras un guarén araña, por un pichintún de ñachi,
su hermano menor, pilucho, luce un piñén indomable,
en su guata y en sus piernas, quiere sacarlo y no sabe.
La machi, con sus mil hierbas, lo limpia completamente,
y el cochayuyo lo bate, entre menta y aguardiente,
el mudai lo dejó mudo, al ver al gato montés,
colo colo, bien curiche, comiendo lauchas, valiente.
El charquicán le sostiene, le alimenta cada día,
con paila, de siete huevos, que le brindan su energía,
y el ulpo que lo mantiene, cuando la tarde se enfría,
y el malón más sorprendente, es su yapa entretenida.
Mirando por esa ruca, por la rendija del frente,
veo el volcán y la bruma, veo a la gente impaciente,
los tatitas y las machis, llevan marcada en su mente,
un sueño muy trascendente, incansable e imponente.
Dame tu miel y tu arrope, la cera de tus abejas,
dame tus canciones libres, y no les vendas tus tierras,
protégelas con tu magia, con tu nguillatún alejas,
a truhanes y a embusteros, que se presentan con guerras.

Algunas preguntas de hoy

¿Por qué tú rayas las micros?, “lo hago porque me gusta”,
¿por qué tú evades pagar?, “lo he hecho porque me encanta”,
¿por qué, en la calle, tú bebes?, “porque a otros les asusta”,
¿por qué marihuana, fumar?, “porque a mi madre le espanta”.

¿Por qué hurtas en el comercio?, “porque ellos te roban primero”,
¿por qué tú no irás a votar?, “perder el tiempo me carga”,
¿por qué no obedeces, en silencio?, “mi discurso es el verdadero”,
¿por qué no vas a estudiar?, “así, mi carrete se alarga”.

¿Por qué tú -en Dios- no crees?, “pues nadie en él ha creído”,
¿por qué -trabajo- no buscar?, “ya nada me va a esclavizar”,
¿por qué madurar no quieres?, “porque es algo muy aburrido”,
¿por qué, en tu casa, no ayudar?, “pues, ahí quiero descansar”.

¿Por qué no aguantas a tus padres?, “porque ellos no me obligarán”,
¿por qué te atrae la violencia?, “porque es adrenalina pura”,
¿por qué dices malas palabras?, “porque yo soy siempre bacán”,
¿por qué no te vas de la casa?, “aquí tengo todo, y me dura”.

¿Por qué nunca das el asiento?, “porque estoy pensando en mí”,
¿por qué nunca brindas tu aliento?, “pues no me alentaron a mí”.
¿por qué ocultas tu vocación?, “yo no tengo vocación”,
¿por qué no haces oración?, “no sé lo que es la oración”

La misma Virgen María

Valiente virgen María, como fiel israelita,
espera con alegría, al Señor de nuestra Vida,
al Salvador, y se fía, de Gabriel que la visita,
y el Ángel, feliz le anuncia, que del Padre es la elegida,
para ser madre de Jesús, y de toda humanidad.

Por eso, es madre de Dios, por ser la madre de Cristo,
es mamá purificada, concebida inmaculada,
anunciada y peregrina, servidora y misionera,
visitadora que ayuda, auxiliadora perpetua.

Su Magnificat retumba, intercesora y sincera.
en Nazaret y en Belén, en Roma y en Estambul,
en Jerusalén y en Siria, en Palestina y en Kiev,
en Fátima y en Lourdes, y en el monte Tepeyac.

Del Pilar, de nuestros pueblos, del Carmen y del Jordán,
de las Mercedes, Milagrosa, de Aparecida y Luján,
del Rosario y de las Nieves, de Czestochowa y Milán,
de Caacupé y de Dolores, del Buen Consejo y Montserrat,
Chiquinquirá y Coromoto, desde Kioto hasta Bagdad.

De todas partes del mundo, es Madre de la Esperanza,
es madre de amor profundo, es madre que no se cansa,
desde el exilio, al calvario, a Pascua y Pentecostés,
Jesús la dio como madre, tu madre, donde tú estés.

Materialista cotidiano

La felicidad completa, es tener cosas materiales,
y la despensa repleta, regalos en navidades,
tener llena la maleta, y closets fenomenales,
plantearse una buena meta, gastar dinero a raudales.

Como viste una persona, es lo importante de ella,
que nunca luzca sencilla, que deslumbre como estrella,
la moda no nos perdona, somos de la gente bella,
que aborrecemos la villa, que nada nos hace mella.

Los harapos, a los pobres, que no se saben vestir,
cual vagabundos que apestan, pues ya no saben vivir,
ni saben comer los pobres, nunca quisieron surgir,
en la sociedad molestan, hay que dejarlos partir.

Mi escudo son mis tarjetas, de crédito, y yo consumo,
conmigo no te entrometas, soy realista y lo asumo,
“con plata, baila el monito”, te lo digo y lo resumo,
con dinero, te lo grito, lo demás, es puro humo.

Oro, diamante y zafiro, y el dinero lo disfruto,
autos, casas y gran giro, así dejé de ser bruto,
compro todo lo que miro, y nunca estaré de luto,
jamás iré a un retiro, soy libre, no lo discuto.

Yo soy de los millonarios,
no pierdo ninguna herencia,
soy magnate de mis barrios,
materialista, en esencia.

Individualista diario

Yo me admiro, cada día, soy fuente de mi alegría,
yo me brindo la energía, pues, me amo, día a día,
conmigo, tengo la vida, no necesito un espía,
en bajada o en subida, yo me basto, soy mi guía.

Mi espejo nunca me miente, dice que soy el mejor,
empatiza con mis fallos, dice que soy superior,
y me encuentra inteligente, y que el resto es lo peor,
el más listo de los gallos, de un gallinero inferior.

Soy feliz, junto a mi almohada, que exhala sabiduría,
de mi persona, extasiada, de mi genial armonía,
que no requiere de nada, de nadie, y es utopía,
esa familia añorada, en que mi ser no confía.

Así, yo nunca saludo, ni tampoco me despido,
porque voy conmigo mismo, y no existe interacción,
que me desvíe, y no dudo, ya que nunca me ha dolido,
la distancia, ni el abismo, que implica una relación.

Nunca me junto con nadie, que, cada uno, esté en paz,
yo no preciso de nadie, ya que, solo, soy capaz,
como individuo que sabe, soy como una ave rapaz,
nunca me meto con nadie, vivo mi vida fugaz.

Y cada foca, en su roca,
cada pájaro en su nido,
cada sujeto en su reto,
cada ser, en su destino.

Machismo continuo

Son solamente carne, ellas, que se creen bellas,
son totalmente cambiables, pasajeras, desechables,
ellas tienen la enorme culpa, de tentar y detentar,
en condiciones amables, sus ansias más perdurables.

Ella tienta demasiado, y sabe hacer caer,
al imbécil vulnerable, que ella le va a querer,
que estará siempre a su lado, que le ayudará a crecer,
que no será insoportable, que le hará estremecer.

Y caminarán, calladas, detrás de su buen varón,
no reirán en la calle, actuarán con sumisión,
vivirán enamoradas, y acatarán su misión,
velarán que él no les falle, les cantarán su canción.

No tendrá discurso propio, ni ocurrencia, ni otro ardor,
ni carismas, ni otros dones, que opaquen a su señor,
ni someterá al oprobio, de negarle lo mejor,
de ser carne, sin rencores, jamás negarle su amor.

Uno está arriba, ella abajo, ella afuera, y el adentro,
ella a casa, sin trabajo, y él ocupa siempre el centro,
uno que gana, a destajo, y ella deberá perder,
a ella, un collar y un colgajo, y él la podrá poseer.

Machismo divinizado,
que esclavizó a esa mamá,
su familia, le ha mostrado,
“la mujer, ser incapaz”.

Antimachismo funcionalista

Para lo único que sirven, los hombres, para ofender,
es para que nos den las cosas, que todas hemos de tener,
que laborando se expriman, que flojos no deben ser,
muchas casas, más que rosas, proveer es su deber.

Todos son abusadores, ya que no nos tratan bien,
no quieren darnos mansiones, ni tampoco, sernos fiel,
ni seguros, ni pensiones, nos dejan en el andén,
esperando las acciones, de su empresa de papel.

Que ahora mismo nos entreguen, el testamento y poder,
notariado, que sus bienes, de nosotras deben ser,
que ahora ya, todo, nos donen, ya que es nuestro merecer,
por las caricias a quienes, les dimos puro placer.

No sirven para maridos, ni tampoco para padres,
no sirven para queridos, ni sirven como sostén,
no son buenos confidentes, ni se comunican bien,
el sexo sí les importa, pero usan mal el sartén.

Son una plaga apestosa, que debemos fumigar,
con su lengua desastrosa, crean un amargo hogar,
con su madre peligrosa, y su familia vulgar,
los hombres son mala cosa, que debemos superar.

Estemos lejos de ellos,
nos quieren embarazar,
se creen buenos y bellos,
y nos mandan a abortar.

Fideísmo exagerado

A diosito le he pedido, que te sane de tu mal,
que tu enfermo se mejore, que no haya un funeral,
a mi dios, siempre le rezo, por tu persona total,
que un buen trabajo te llegue, y levante tu moral.

Lo que yo le pido, él hace, nunca me deja olvidado,
y así, yo, todos los días, con mi oración he horadado,
su roca, con letanías, y así, siempre, me ha escuchado,
mi diosito, tus alegrías, proceden de lo que he orado.

Mis esfuerzos, mis vigilias, rinden el fruto esperado,
todo lo alcanzo, contento, rezando, perseverante,
ya que permanezco atento, en actitud suplicante,
por tu bien y por tu alma, consigo todo al instante.

Ya que diosito me calma, y me da gracia abundante,
por mi lucha, te has sanado, por mi plegaria constante,
mi diosito, fiel, ha actuado, es juez justo y vigilante.

Qué bueno es que tú tengas, un amigo como yo,
que interceda y que te quiera, como te he querido yo,
yo no te llevo las cuentas, por el bien que te doy yo,
que el trabajo que tú quieras, te lo conseguiré yo.

A diosito le suplico,
que yo te pueda cambiar,
a mi dios, yo le replico, que te pueda perdonar,
pues no has sido agradecido,
con mi forma de ayudar.

Racismo permanente

Mi raza es la más potente, hermosa e inteligente,
objetivamente, es fuente, de una cultura valiente,
que hace cálida la vida, que hace sabrosa comida,
cuya danza es fiel, movida, y hace chispeante bebida.

Somos mejores que otros, en el canto y el deporte,
emprendimiento y negocios, tenemos el mejor porte,
en política y el arte, y llegamos siempre al norte,
a las metas, de esta parte, las vencemos, como corte.

Y no existen los mestizos, ni castizos, ni mulatos,
ni moriscos, ni cambujos, ni el albino, y torna atrás.
ni lobos, ni los sambiagos, ni albarazados, ni nadie más.

Sólo brilla nuestra raza, no se verán las demás,
un palacio es nuestra casa, con su lenguaje, en su faz,
en su orgullo que engalana, toda guerra, y toda paz,
en su sangre depurada, de toda debilidad.

Por eso nos presentamos, somos raza de energía,
de eterna sabiduría, de plena soberanía,
exhalamos la alegría, pletórica de hidalguía,
sanados de hipocresía, siempre llenos de humildad.

Cada día, reverenciamos,
a nuestra perfecta raza,
de otras, nos alejamos, volvemos a nuestra casa,
desde donde rechazamos,
raza enemiga, amenaza.

Navidad

Siento profunda vergüenza, por esta oscura realidad, por la transformación intensa, que destruye la Navidad.
Será nuestra timidez, nuestro sofoco y rubor, ante la desfachatez, que comercializó el amor.

La pobreza fue humillada, y el mensaje se mutiló, y María fue olvidada, y a Jesús se le vendió.

El pesebre fue sacado, y un árbol lo reemplazó, y al Mesías se ha ocultado, el comercio lo estropeó.

Por eso, expreso mi enojo, ante el descaro inaudito, pues, cristianos, sin sonrojo, se apartan de lo bendito.

No es Noche Buena, es bochorno, maratón del regalismo, no es Navidad, es “terapia”, injusta, cruel y dañina, el cinismo y la prosapia, rompen la puerta y la esquina, retraimiento y modestia, apocamiento y tristeza, demuelen la dignidad, de la Navidad divina.

Descarado atrevimiento, desvergüenza e indignidad, afrenta y degradación, infamia y humillación, secularizado momento, y fiesta de mezquindad, mil regalos del tormento, que manchan la Navidad.

Un embarazo olvidado, un nacimiento enyesado, el Niño Dios marginado, y un mensajero acallado.

“No llueve, pero gotea”,
nos dicen los comerciantes,
“la Navidad nos recrea”,
proclaman los celebrantes.
¿Hasta cuándo durará,
esta cruda obscenidad?,
¿Hasta cuándo se deshonrará,
la gloriosa Navidad?

Chilean economistic

Mi Chile se ha transformado, en un país ambicioso, angurriento, avaricioso, codicioso, arribista, más tacaño y egoísta, negociante, avaricioso, somos país amarrete, avaro y materialista,
Lideran los comerciantes, vendedores y tenderos, mercachifles y lonjistas, abaceros, negociantes, comisionistas, rentistas, bolsistas, abarroteros, crecen los proveedores, mercaderes, traficantes.

El corredor y logrero, el accionista y cambista, y el que especula, tramposo, es un buen oportunista, el ventajista fullero, es hábil malabarista, de discurso patriotero, se aprovecha el prestamista.

Si te gusta, te lo vendo, si te aburre, te lo compro, te lo arriendo, o te lo presto, siempre, a la mitad del precio.
Y así, “el que puede, puede”, y los demás son picados, envidiosos y frustrados, perdedor, el hombre necio.

Se despidió el bien común, y las miradas sociales, triunfó el bien individual, conveniencias personales, fracasó el nguillatún, de los sueños ancestrales, y se envían al basural, mil demandas sectoriales.

“La pobreza ya no existe”, en este Chile exitoso, y el comerciante ambulante, será siempre un molestoso, y el migrante, un delincuente, comunero, un sedicioso, y el político, un farsante, y el rico, un maravilloso.

Se ha acabado una era,
ganó el actual pragmatismo,
nacionalista y clasista,
con liberal triunfalismo,
“gente buena y verdadera”,
sonrisas de un cristianismo,
lideran la hermosa pista,
del triunfal capitalismo.

Aduladores

El grupo de aduladores, rastreros y despreciables,
indignos halagadores, abyectos y detestables.

Personas ruines e innobles, que ocultan sus pensamientos,
que tienen “discursos dobles”, que mienten sus sentimientos.

Infames, bajos, serviles, que ocultan toda verdad,
lisonjeadores y viles, vendieron su dignidad.

Ignominiosos y humillados, ante aquella autoridad,
zalameros, maltratados, que elogian, con falsedad.

Lo que haga o lo que diga, esa persona que manda,
recibe su fiel caricia, meliflua y embelesada.

Elogiadores y halagüeños, labiosos, carantoñeros,
pelotilleros y cobistas, lagoteros, lisonjeros,
nunca serán verdaderos, mienten en estos senderos.

A un crítico realista, lo verán como a un “censor”,
y a un líder idealista, lo tratarán de “traidor”.

Los aduladores se unen, para así adular mejor,
se abrazan y se reúnen, y definen al peor,
al que nunca adula a nadie,
lo ven lleno de rencor,
ya que adular a “su jefe”,
es como un “acto de amor”.

Y caminan adulando, y se duermen adulando,
sobreviven adulando, y se mueren adulando.

“Me gusta que expreses tu pensamiento, pero…….”

Me encanta que seas valiente, y que digas lo que piensas,
tu raciocinio y tu mente, contagian lo que conversas,
por eso, lárgalo, manifiéstate, exprésate y decláralo,
nómbralo y proclámalo, anúncialo y menciónalo.

Formúlalo, y expónelo, explícalo y revélalo,
confiésalo y enúncialo, dialógalo y platícalo.

háblalo y articúlalo, parlotéalo y recítalo,
depártelo y discútelo, pronúncialo y afírmalo.

Me gusta tu oración y tu discurso, tu charla y tu disertación,
tu crítica y tu opinión, tu comentario y tu clara opinión.

Pero no me gusta nada, que tú causes más peleas,
que murmures y susurres, que exclames y balbucees,
no me gusta que te contradigan, y que no te entiendan,
lo que profieres y lo que comentas, lo que musites y lo que vocees.

Por eso, te quiero callado, que ya no opines nada,
quiero tus silencios, pues no causan los daños,
que hieren las sensibilidades, de lo que no te comprenden.

Dilo claro, pero ¡cállate!, exprésalo, pero ¡cuidado!,
con los que te atacan, ¡tú eres culpable del qué dirán!.

Tú tranquilo, y hazme caso, sé valiente, pero no hables,
pues, si te contradicen, ¡responsable tú serás!.


Un Consejo Parroquial

El párroco no es gerente, sino un pastor donado,
que conversa con la gente, con respeto demostrado,
es el padre, diligente, que forma un solo rebaño,
con su espíritu y su mente, quiere ser acompañado.

Por eso formó un Consejo, que surgió de una asamblea,
de la parroquia completa, que la representa plena,
a los de cerca y de lejos, con agentes se recrea,
con adultos, y con viejos, con jóvenes, y sin pena,
es familia de familias, fiel comunidad entera.

Se dialoga y diagnostica, se discute y planifica,
se comparte y se platica, se discierne y se prioriza,
se corrige y se formula, se va educando, sin prisa,
se va orando y ofreciendo, se va amando y creciendo.

Como es un grupo de vida, se empieza a evangelizar,
las costumbres y los modos, de vivir en sociedad,
pues la cultura y la vida, se van uniendo al crear,
un estilo y un servicio, abierto a la humanidad,
saliendo por nuestras calles, a predicar y a donar,
nuestros carismas y dones, haciendo felicidad.

Con el Consejo Parroquial,
ya no existe un mandamás, ni jefes atormentados, ni un rabioso capataz, pues el aire fraternal, a todos hace capaz, de aportar, esperanzados, y nunca quedarse atrás.

¡¡Sin el Consejo, tristezas, y con él, Alegría y Paz!!

De hoy en adelante
De hoy en adelante, tenemos que transformarnos en verdaderos «profetas»,
que compartan sus voces, en el desierto de nuestra sociedad,
que quiere ser de puro “consumo”, de sujetos Individualistas,
que lo principal, es que quieren «ganar plata a toda costa»,
que aman la «libertad del mercado»,
que prefieren otras cosas a los seres humanos,
que consideran a la justicia social como «comunismo»,
que invisibilizan a los pobres y a los diferentes,
que consideran el servicio a los demás como «una pérdida de tiempo»,
que la justicia, para ellos, es pura «venganza», que no participan en nada y que ya no votan, que no saben dialogar con los otros y, por eso, pueden recurrir a la violencia para imponer su propio punto de vista.

La paz de nuestro país pasará por cada uno de nosotros,
para conversar con los demás,
para reflexionar, para formarnos, para celebrar la vida,
para ser más solidarios
y para construir juntos espacios locales más humanos.

Así podremos querer construir una sociedad más humanizada,
donde la variable económica sea una de muchas más,
y no lo única, como es hoy.

Tenemos la opción de viajar al centro de nuestro querido país
y aún en medio de los sufrimientos y de las decepciones,
lo disfrutemos y lo hagamos crecer desde adentro.

En el metro

Te subes con fuerza al carro, en espacio reducido,
debes actuar con descaro, ante los que ya han subido.

Debes hacerte pequeño, para así, poder entrar,
y luego de un tiempo de empeño, te comenzarás a inflar.

Y no dejas que otros suban, gritas que está todo lleno,
que se atrasaron, que asuman, que de abusos ya está bueno.

Y luchas tu metro cuadrado, te corresponde, en derecho,
te asfixian, por cada lado, ¡que basta!, que vas maltrecho.

Entre ambulantes y artistas, entre lanzas y cantantes,
te aprietan, aunque resistas, entre olores abundantes.

No la dejaron bajar, a la mamá que va enferma,
la vienen a pisotear, esa turba que no merma.

Y nadie brinda su asiento, aunque muchos se lo exijan,
y nadie se muestra atento, ya no hay normas que nos rijan.

Y el extremo de este viaje, es ver a esos graffiteros,
que pintan tu mismo carro, como nuevos bandoleros.

Y así se destruye el lazo, de una cultura humanista,
pues ya nadie se hace caso, en esta vida activista.

El metro es un desafío, un test de la humanidad,
para el ciudadano, y confío, que haya más solidaridad.

Se aprende a ser pasajero, se va aprendiendo a viajar, el otro es un verdadero, puzzle para descifrar.

Juventud a la moda
Con su nariz horadada, sus orejas perforadas,
con su piel atravesada, y sus cejas traspasadas.

Con su labio agujereado, y su lengua taladrada,
como una fruta calada, y su alma acribillada.

Cual leporino voluntario, con su espíritu calado,
su podrido abecedario, su corazón ya ulcerado.

Con lenguaje recortado, con su ética cariada,
con su gesto alborotado, y su risa amoratada.

Su pecho que luce hendido, con su poroso riñón,
toda su sangre ha absorbido, su esponjoso corazón.

La joven de herida abierta, como fakir de ciudad,
torturada, como muerta, se aplica una gran crueldad.

Sus múltiples perforaciones, sazonadas con tatuajes,
adicta a transformaciones, y a esos tétricos ropajes.

Por múltiples orificios,
se escapan yertos fluidos,
cual artísticos oficios,
y guturales quejidos,
de los nuevos sacrificios,
por la moda, apetecidos,
delgadez, en precipicios,
de sus cuerpos malheridos.

Perrófilo

Le voy siguiendo los pasos,
a este joven tan valiente,
que ingresa con sus dos manos,
por esas rejas, paciente.

Va acariciando, en sus casas,
a los perros encerrados,
no le asustan las bocazas,
ni hocicos acerados.

Saluda al doberman bravo,
y al histérico pekinés,
al galgo con su ojo esclavo,
y al enorme gran danés.

Al bóxer, como al chihuahua,
al terrier y al san bernardo,
al dogo, brinda su agua,
su cariño, es como el cardo.

Los perros nunca le muerden,
le muestran su lengua aguda,
le sonríen y no le pierden,
la pista y su mano exuda.

Nuestra Iglesia requiere conversión
Los pecados de sus fieles,
la tienen muy encorvada,
las palabras de sus fieles,
la tienen avergonzada.

Cuando ella se vanagloria, cuando peca de avaricia,
cuando actúa con envidia, con lujuria e inmundicia.

Cuando irradia glotonería, cuando transmite pereza,
soberbia y altanería, llena de ira y tristeza.
Cuando no ama a la gente,
aunque ésta sea distinta,
con un gesto prepotente,
con una alegría extinta.

Cuando se deshumaniza,
cuando olvida a la persona,
cuando ya no evangeliza,
cuando ella ya no perdona.

Cuando no es solidaria,
ni quiere salir al mundo,
cuando no es hospitalaria,
ni socorre al moribundo.

¿Y el alma?

El alma tiene una espina,
que no se puede aliviar,
que atormenta en toda esquina,
y te sigue a cualquier lugar.

En la santa libertad, se incuba el malsano orgullo,
de olvidar su autoridad, su Palabra, es un murmullo.

El alma que se arrodilla, puede sentir el dolor,
del pecado que le humilla, y le aleja de su Amor.

En el dolor, nos levanta,
no nos quiere atormentados,
por el demonio que espanta,
pues, ya estamos perdonados.

Le gusta vernos de pie,
caminando y sonriendo,
movidos por esta fe,
siempre amando y sirviendo.

¿Y tu alma, se encuentra en calma?,
¿hoy la puedes escuchar?
¿y en la calma, está tu alma?,
¿hoy la puedes liberar?

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