Ordenación en la Catedral de Menorca. Sebastià Bosch recibió en la mañana de ayer sábado día 29 el orden de diácono permanente en el transcurso de una ceremonia litúrgica con la imposición de manos a cargo del obispo Francesc Conesa.
«Lo importante no es lo que el diácono pueda hacer en la Iglesia, sino lo que es. Más allá de las tareas y funciones que el obispo le pueda encomendar, Sebastià será transformado por la gracia del Espíritu que lo configurará con Cristo», manifestó este sábado el obispo Francesc Conesa en la ordenación de Sebastià Bosch como nuevo diácono de la diócesis de Menorca.
Añadió, a continuación, «no debes olvidar nunca, Sebastià, que lo más importante no es lo que haces, sino lo que eres en la Iglesia: un signo de Cristo que no vino al mundo a ser servido, sino a servir». El pastor de la Iglesia de Menorca calificó la jornada de ayer como «un día grande para esta diócesis, porque contará con un nuevo ministro al servicio de los fieles de la Isla. Es día de alegría y de fiesta porque tendremos una persona que, al ejercer el diaconado de modo permanente, contribuirá al anuncio del Evangelio y la edificación del pueblo de Dios».
Sebastià Bosch, casado y padre de tres hijos, recibió en la Catedral de Menorca el orden de diácono permanente con la imposición de manos a cargo del obispo Conesa Ferrer. Con esta ordenación, la diócesis menorquina contará con cuatro diáconos: Joan M. Mercadal, Vicent Llabrés, Guillem Ferrer y Sebastià Bosch.
A partir de la etimología de la palabra diácono (’el que sirve’), el prelado señaló los tres servicios que la Iglesia pide a Sebastià Bosch: la liturgia, que ejercerá con la administración del bautismo, la comunión y los sacramentos. En segundo lugar, la enseñanza y predicación del Evangelio, porque el diaconado supone el compromiso oficial con el ministerio de la Palabra; mientras que el tercer ministerio consiste en la caridad, mediante el servicio a los más pobres y necesitados, prolongando en su persona la actitud de Jesucristo.
El obispo de Menorca agradeció a Sebastià Bosch su disponibilidad. «No puedo olvidar -subrayó- a Lidia, tu mujer, y a tus hijos, que te han acompañado en tu camino vocacional y en tu formación. Para la Iglesia es una riqueza contar con un ministro que está casado, tiene hijos e inserto en el mundo laboral». Conesa concluyó: «hoy empieza par ti una hermosa aventura que es la de servir a la Iglesia de Menorca ejerciendo el diaconado».
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