Los días 21 a 25 de octubre de 2015 tendrá lugar, en Roma, el Jubileo para celebrar los 50 años de la
existencia del Centro Internacional del Diaconado (CID).
Se espera la participación de 577 personas, de 35 países del mundo. Entre ellos, cabe destacar la asistencia de 99 personas de Latinoamérica y España, sin contar la presencia de hispanos de USA. Los países de Latinoamérica y el Caribe que estarán representados son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile y Méjico. Es con ilusión y alegría que esperamos esta celebración y este encuentro fraterno.
Antes de la celebración de este Jubileo, puede ser interesante recordar la historia de la creación del CID.
Antecedentes de la renovación del diaconado antes de la celebración del Concilio Vaticano II
La decisión del concilio Vaticano II de restablecer el ejercicio permanente del ministerio diaconal, con la posibilidad de ser conferido a hombres casados, supone una novedad importante en relación a la praxis eclesiástica, la cual, desde hacía siglos y por varias causas, consideraba el diaconado únicamente como un paso previo a la ordenación sacerdotal.
Esta decisión se fue gestando durante decenios en el seno de la Iglesia católica de rito latino, en diversos países y continentes, pero sobre todo en las iglesias europeas.
Ya en 1924, Mons. Rhodain, fundador del «Sécours Catholique» francés, había propuesto la posibilidad de esta renovación, sobre todo «para servicios de caridad». Y a partir del año 1934 fue la Cáritas alemana la que empezó a plantearse la cuestión del diaconado, no como una etapa hacia el sacerdocio, sino como el ejercicio de la caridad de manera parecida a cómo se ejerció en los primeros siglos de la Iglesia, y propuso transformar el diaconado en un «diaconado de la caridad».
La triste experiencia de la Segunda Guerra Mundial y todo el sufrimiento en los campos de concentración y en los campos de refugiados para sobrevivir y compartir la fe, muchas veces sin ninguna posibilidad de tener un sacerdote cerca, ayudaron a reflexionar también sobre la renovación del ministerio de los diáconos. Ya acabada la guerra, la labor del P. Otto Pies, jesuita alemán, del laico Josef Hornef y del presbítero Wilhelm Schamoni, prisionero en Dachau con el P. Pies, hizo avanzar en la reflexión acerca de la renovación del diaconado.
Entretanto, la labor de la Cáritas alemana en sus Seminarios de formación dio lugar a una auténtica espiritualidad del servicio. En este ámbito, tuvo una importancia decisiva la fundación, en Friburgo de Brisgovia, en 1951, de un Círculo de aspirantes al diaconado (“Diakonatskreis”), animado por Hannes Kramer. Simultáneamente, la reflexión teológica empezó a ocuparse también de la renovación del ministerio diaconal. El profesor Karl Rahner, de la universidad de Innsbruck, precisó el estado teológico de la cuestión en el ámbito de la teología del sacramento del Orden, afirmando que, desde el punto de vista dogmático, no hay ninguna dificultad en admitir que el diaconado, como oficio estable, pueda ser conferido sacramentalmente.
Se creó entonces el Círculo Internacional del Diaconado.
En el primer Congreso internacional de Pastoral Litúrgica, celebrado en Asís en septiembre de 1956, el obispo misionero holandés Wilhelm Van Bekkum, vicario apostólico de Ruteng, en Indonesia, afirmó la conveniencia de la restauración del diaconado, con funciones litúrgico-pastorales y conferido también a hombres casados, tanto en los países de misión como en aquellos más necesitados de atención pastoral. Van Bekkum expresaba no sólo una opinión personal sino el deseo de muchos obispos y sacerdotes misioneros.
El Papa Pío XII habló públicamente por primera vez, en 1957, de la posibilidad de la renovación del ministerio diaconal.
La renovación del ministerio diaconal en el Concilio Vaticano II (1962 – 1965)
El anuncio de la celebración de un nuevo concilio ecuménico por el papa Juan XXIII el 25 de enero de 1959 animó a todos los que deseaban la renovación del ministerio diaconal a intensificar sus esfuerzos para hacerla posible. Dos meses después, en marzo, se celebró en Royaumont un congreso de la Cáritas Internacional, presidido por Mons. Rhodain, en que se propugnó decididamente la conveniencia de promover el diaconado y el mes de septiembre del mismo año 1959, el comité ejecutivo de la Cáritas Internacional decidió formular al Concilio una petición en favor de la restauración del diaconado.
Por su parte, las comunidades “diaconales” alemanas, el año 1962, dirigieron una petición a todo el episcopado católico, con la firma de noventa personalidades eclesiásticas y civiles particularmente interesadas en la renovación del diaconado.
Durante el tiempo previo al Concilio, centenares de obispos pidieron a las comisiones preparatorias, en sus votos y observaciones, la inscripción del diaconado entre los temas a someter al Concilio. La comisión de sacramentos redactó un texto bastante extenso sobre esta cuestión y la comisión teológica lo incluyó en el primer texto del esquema De Ecclesia, para someterlo a la asamblea. El esquema De Ecclesia fue sometido a discusión a comienzos de la segunda sesión conciliar. En la tercera sesión conciliar, en otoño del año 1964, se llegó a la decisión definitiva. El n. 29 del capítulo tercero del esquema De Ecclesia estaba dedicado al ministerio de los diáconos. La constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium, fue aprobada por amplia mayoría y fue promulgada solemnemente por Pablo VI el 21 de noviembre de 1964, al concluir la tercera sesión conciliar.
Creación del CID
El Círculo Internacional del Diaconado organizó en Roma, en octubre de 1965, una Conferencia de Estudios
sobre “El diácono en la Iglesia y en el mundo de hoy”.
El Beato Pablo VI recibió a algunos participantes en la
Conferencia, la evaluó positivamente y dio su bendición.
Entonces se creó el Centro Internacional del Diaconado,
cuya sede se estableció en Freiburg (Alemania), hasta
que el año 1992 se estableció en Rottenburg-Stuttgart,
donde se halla actualmente.
El CID, asociación privada de fieles, cuenta actualmente con 1006 miembros de 53 países. Los objetivos principales del CID son: la santificación de sus miembros, promover el ministerio diaconal en toda la Iglesia, ofrecer formación a diáconos, a candidatos y aspirantes al diaconado y a sus esposas, colaboración con la Santa Sede y colaboración ecuménica.
La colaboración con la Santa Sede, especialmente con la Congregación del Clero, ha sido durante estos años fluida e incesante.
Damos gracias a Dios por el don que otorga a la Iglesia y al mundo por medio del diaconado y por poder celebrar con ilusión y alegría estos 50 años de diaconía. Pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine y nos guíe para continuar sirviendo con esperanza, humildad y generosidad.
Montserrat Martínez