La mujer del diácono ¿Olvidada?

La mujer del diácono ¿Olvidada?
Recuerdo cuando en Pamplona, asistí a mi primera ordenación diaconal, siendo yo candidato. Me quedó grabada la imagen del lugar que ocupaba el candidato que iba a ser ordenado: estaba en el presbiterio solo sentado en una silla, el presbiterio estaba cerrado por una artística verja, y su mujer al otro lado acompañada por las esposas de diáconos y candidatos que acudieron a la ordenación. Ella no tenía nada que hacer. Yo me preguntaba ¿Cómo es posible que, en este momento tan importante de la vida de este hombre, con más de 20 años casado, su mujer este tan lejos y tan “sola”?
Hoy 1 de mayo llevo 12 años de diácono permanente y me sigue preocupando la situación de nuestras esposas dentro de la organización del diaconado permanente del hombre casado, me da la impresión de que todavía no hemos conseguido situarla donde le corresponde y darle la relevancia que tiene.
Si tomamos el ejemplo de las ordenaciones diaconales, salvando algunas excepciones, al menos en lo que yo conozco, la mujer no tiene prácticamente ninguna presencia. Si la fe vivida se hace rito, es indudable que para el ritual Romano de ordenación, la mujer no tiene nada que decir ni hacer. A través de nuestra publicación he podido ver cómo, al menos, en el ritual de ordenación, en algunas diócesis la mujer está presente, a veces, de manera relevante y, en algunos casos, vemos incluso cómo participa del envío del diácono.
La foto de portada refleja lo dicho, es de una ordenación en la diócesis de San Cristóbal de las Casas.
Nos queda como tarea, poco a poco, visibilizar la importancia de la mujer, en este caso nuestras esposas, no solo en el sí que da, preceptivo para la ordenación, sino en el día a día de la vida del diácono. Sin ella, su complicidad, su consejo, su crítica, su ánimo, su impulso, su acompañamiento…, el compromiso diaconal sería imposible. No es un solo sí, son unos sí continuados al compromiso y destino de su esposo. El sí dado por la esposa para que su marido pueda ser ordenado diácono, es un eco del sí dado en el momento de su enlace matrimonial, expresión de su amor y de su compromiso.
Ciertamente, entre las mujeres de diáconos hay diferentes posturas respecto a la vocación del marido, desde las que tienen un profundo compromiso eclesial hasta las que no participan especialmente en los compromisos del marido ni en la Iglesia. Las distintas formas de implicación de las esposas respecto al diaconado de sus maridos son todas legítimas, pues no todas tienen los mismos carismas ni las mismas circunstancias de vida; cada persona es distinta, como cada familia; pero siempre el acompañamiento de la esposa es fruto del amor y expresión de su comprensión y generosidad.
Vemos en el articulo Esposas demonstram protagonismo em ações junto aos esposos diáconos (Enlace) cómo la mujer en muchos casos acompaña al marido en su labor o tiene su propio compromiso con el mundo de las periferias.
Cuando uno llega a vivir en profundidad la realidad del sacramento del matrimonio, la participación de Dios en el mismo; cuando experimenta con su esposa esa fusión que nos hace uno, esa fusión que no esclaviza, sino que libera; cuando llega a ser un mismo sentimiento que impulsa al amor, cuando uno experimenta la sonrisa que descansa de la tarea diaria, cuando en el camino el sacramento recibido va produciendo su efecto, surgen algunas preguntas, y debemos ser nosotros, junto a nuestra esposa, quienes las formulen.
Poco a poco se va abriendo paso en la reflexión teológica y que hemos tratado en nuestro informativo varias veces, el tema de la doble sacramentalidad, que está dejando de ser un tema tabú, pero al que le queda un largo recorrido. En el apartado de tesis y tesinas de nuestra página web, está la tesina de Monserrat Martínez (miembro de nuestro equipo de redacción) “Relación entre el sacramento del matrimonio y el sacramento del orden en el grado del diaconado, en una Iglesia de comunión”, que invito a leer. (Enlace)
Porque de una manera consecuente surgen unas preguntas: ¿Es posible que algo que toca tan de lleno al ser del hombre no le toque a su mujer, con la que forma un solo ser? ¿Es posible que la gracia sea solo para el hombre y su diaconía y no para su mujer con la que tiene un proyecto de vida? ¿Es posible que no pase nada en el matrimonio sacramental cuando éste está teniendo su efecto?
Creo que en todas las actividades que se realizan entre los diáconos deberíamos ser exquisitos con la presencia de la mujer, en la formación, en los encuentros, en el rito de ordenación, en los retiros… Y, sobre todo, el cuidado de las viudas de nuestros hermanos fallecidos. La atención y cuidado de las viudas de diáconos, que han acompañado a sus esposos en el discernimiento de la vocación, en la formación y en el ejercicio del ministerio diaconal, es un deber ineludible de las comunidades en que han participado, para que éstas sean expresión verdadera de una Iglesia diaconal, servidora y fraternal.
Para concluir, es interesante releer el artículo de Monserrat Martínez, Mujer y familia. “¿Qué dicen las esposas de los diáconos permanentes?”, escrito el 8 de mayo de 2015 en el que concluye:
“Podemos concluir diciendo que, en general, las esposas de los diáconos valoran positivamente el hecho de que su esposo sea diácono, reciben el don de la gracia de Dios con agradecimiento y compromiso, los acompañan con amor y generosidad, aunque se encuentran también con dificultades, de las cuales surgen retos y propuestas.” (Enlace)
En este número publicamos como ya viene siendo habitual los articulos de nuestro colaborador Joaquín Armindo. Hemos seguido la aprobación por la Conferencia Episcopal Portuguesa del documento “El diácono permanente en la Iglesia Portuguesa”
Cabe destacar el artículo de nuestro colaborador Enzo Petronilo sobre la situación actual desafíos, debilidades, fortalezas, criticidad y problemas abiertos.
Seguimos haciéndonos eco de las ordenaciones y admisiones al diaconado permanente. Hemos ofrecido unas oraciones y reflexiones para la Semana Santa y Pascua.
Estamos percibiendo como poco a poco el número de suscriptores va en aumento, en este mes 15 nuevos, también vemos que los comentarios van en aumento. Desde estas líneas os invitamos a propagar de una manera activa las suscripciones a nuestro boletín, de esta manera serviremos mejor a las comunidades de diáconos permanentes.
Con el deseo de que María la madre, este mes lo dedicamos a ella, nos ayude a permanecer fieles a los compromisos adquiridos.
 

 

 

3 thoughts on “La mujer del diácono ¿Olvidada?

  1. Bnsdias. Gracias por este articulo que toca de lleno lo que yo hace tiempo vengo diciendo. En el encuentro de diáconos españoles en Tarragona, en la procesión desde el anfiteatro hasta la catedral, el equipo que organizaba el evento habia previsto que el diácono fuera seguido por su esposa intercalando con el otro diácono. La respuesta del obispo fue la negativa. Era una procesión de diáconos no de esposas.
    Pero en Francia en las ordenaciones de diáconos la esposa esta a los pies de su esposo mientras este esta postrado y se cantan las letanias. Momentos antes ha sido preguntada por el obispo si accede a que ordene a su marido como diácono. Es decir, lo que se pregunta privadamente por escrito se refleja en la litúrgia de ordenación. Saludos y bendiciones.

    1. Gracias por el comentario. Yo estoy convencido que hay muchos hermanos que tienen las mismas sensaciones. Pero poco a poco y con dialogo se van arreglando las cosas. En la diócesis de Bilbao ya hemos introducido la bendición final conjunta, el diacono la recibe junto a su esposa.
      Juan Múgica

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