El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, consagró ocho nuevos diáconos permanentes el pasado sábado 27 de noviembre en la parroquia San Vicente Ferrer, de la ciudad mendocina de Godoy Cruz.
Acompañados de sus familias, esposas e hijos, estos hombres prometieron obediencia al obispo y sus sucesores, tanto como amar y vivir el Evangelio. Los nuevos consagrados son Eduardo Enrique Urtasun, Félix Rodolfo Manco, Jorge Daniel Dean, Leonardo Jesús Pelayes, Luis Daniel López, Pablo Ayala y Roberto Raúl Riquelme.
En la homilía, monseñor Colombo dijo que le gustaría terminar compartir con los ordenados unas palabras que el papa Francisco pronunció en el 19 de junio pasado, en las que propone a los diáconos permanentes de Roma tres dimensiones para cultivar en sus vidas.
«Espero que sean humildes (…) Que todo el bien que hagan sea un secreto entre ustedes y Dios. Y así dará frutos», citó en primer lugar.
En segundo lugar, espero que sean buenos esposos y buenos padres. Y buenos abuelos. Esto dará esperanza y consuelo a las parejas que pasan por momentos de fatiga y que encontrarán en su sencillez genuina una mano tendida», agregó.
Por último, monseñor Colombo detalló la tercera cosa que propuso el pontífice a los diáconos: «Espero que sean centinelas: no sólo que sepan divisar a los lejanos y a los pobres –esto no es tan difícil–, sino que ayuden a la comunidad cristiana a divisar a Jesús en los pobres y en los lejanos, ya que llama a nuestras puertas a través de ellos. Es una dimensión, diría también, catequética, profética, del centinela-profeta-catequista que sabe ver más allá y ayudar a los demás a ver más allá, y ver a los pobres, que están lejos. Así, también ustedes divisen al Señor cuando, en muchos de sus hermanos más pequeños, pide ser alimentado, acogido y amado”.
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