Monseñor Juan José Asenjo, Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Sevilla, ha hecho entrega de la medalla pro Ecclesia Hispalense al diácono permanente y colaborador de la Secretaría General diocesana, Andrés Cebrino.
“Mi gratitud a Andrés es muy grande. Por eso hoy te impongo la medalla y Dios os dé salud a ti, a tu familia. Dios os sostenga y premie”, expresó Mons. Asenjo.
“Hemos sido testigos de tu entrega generosa, de tu disponibilidad absoluta al Palacio Arzobispal durante más de una década”, con estas palabras, agradeció profundamente “el servicio con inteligencia, eficacia y humildad, sin afán de protagonismo”, que Cebrino ha prestado durante estos años en la atención logística del Palacio Arzobispal.
“Eres un ejemplo para todos los que trabajan por esta casa”, reiteró.
Dos décadas al servicio de la Iglesia a través del diaconado
“Este reconocimiento lo tomo como el reconocimiento que tiene la Iglesia hacia sus hijos. El servicio a través del diaconado me llena de alegría. Cumplo, ahora en la festividad del Corpus Christi, mis dos décadas al servicio de la Iglesia a través del diaconado, con mucha satisfacción y orgullo. El ministerio diaconal a mi me ha imprimido carácter, mi vida se ha llenado de Eucaristía, el momento más grande de Jesús en la Eucaristía es lo que a mi me empuja y me impulsa a seguir trabajando”, expresó Cebrino.
A propósito de este reconocimiento, Cebrino resaltó “el amor tan grande que tienen todos los que trabajan en la Casa Arzobispal por la Iglesia, mediante la colaboración a través de los distintos servicios”.
La ceremonia de entrega tuvo lugar la mañana de este miércoles en el Arzobispado de Sevilla, a la que asistieron sus familiares y personal de la Curia Diocesana.
Sobre la medalla pro Ecclesia Hispalense
La medalla es una copia de un pectoral de bronce de gran interés arqueológico encontrado en las inmediaciones de Sevilla, que debió pertenecer a un obispo o sacerdote de la época visigótica, en los tiempos en que rigieron sucesivamente la Archidiócesis los santos arzobispos Leandro e Isidoro. El medallón, en bronce, presenta en su anverso grabado en sencilla silueta el Salvator Mundi, según la iconografía de la época, con el cáliz eucarístico y el anagrama griego IHS –iota, eta, sigma-, primeras letras del nombre de Jesús. En el reverso se representa el chrismón, anagrama también griego de Cristo.
Este medallón es, junto con el sarcófago paleocristiano de Écija, la antigua sede astigitana, el testimonio más antiguo de la Archidiócesis, y por ello se ha elegido como símbolo en la medalla.
Fuente: web de la archidiócesis