Sueño de ofertorio

Mi vida, que es muy querida,

y busca permanecer,

curando toda la herida,

yo no la quiero perder.

 

Pero he tenido un sueño,

que me ha hecho estremecer,

si de mi vida soy dueño,

¿por quién la he de ofrecer?

 

He visto aquellos dolores,

de mis hijas padecer,

y he sentido los ardores,

que el amor hace entender.

 

Hoy quiero ofrecerme entero,

por la gran liberación,

de cadenas, del sendero,

de las tres, en mi oración.

 

Que les ayude a sanar,

que apoyemos su crecer,

que sepamos perdonar,

que yo les anime a ser.

 

Debo morir a esas cosas,

que implican mi perdición,

y que cultive tres rosas,

entre espinas, ¡bendición!

 

He despertado, consciente,

que en mis manos pecadoras,

se encierra ungüento valiente,

para sus vidas, sin moras.

 

Morir, para que ellas vivan,

en cruz, para que renazcan,

llorar, para que sonrían,

callar, para que florezcan.

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