Falleció uno de los primeros diáconos permanentes de Santa Fe

Falleció uno de los primeros diáconos permanentes de Santa Fe

 Santa Fe, 26 de mayo de 2010 (AICA)

 

El pasado 9 de mayo falleció el diácono permanente César Isidro Actis Bru, uno de los tres primeros diáconos permanentes ordenados en la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz.

Luego de que el Concilio Vaticano II restableció el orden del Diaconado Permanente, el arzobispo santafesino, monseñor Vicente Faustino Zazpe, preparó durante algo más de tres años a tres hombres, obreros y padres de familia, quienes recibieron el ministerio del Lectorado el 30 de septiembre de 1975, el ministerio del Acolitado el 30 de julio de 1976, y el sacramento del Orden Sagrado el 7 de octubre de 1977, con lo que se convirtieron en los tres primeros diáconos permanentes para la arquidiócesis.

César Actis Bru desarrolló su ministerio en la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de Rincón Potrero (Arroyo Leyes); en la catedral Nuestra Señora de Guadalupe; y en la parroquia San Antonio de Padua, entre otras.

Fue asesor de la Comisión Arquidiocesana de Medios de Comunicación Social; responsable de “La Viviente Palabra” que semanalmente se emitía por Radio Nacional Santa Fe; y se lo considera co-fundador de la Escuela para los Sagrados Ministerios y Diaconado Permanente “San Esteban”, por mandato de monseñor Zazpe, de la que participó hasta 1986, como regente y profesor; fue además, integrante del Servicio Bíblico Arquidiocesano y de la Comisión de Homenaje a Mons. Vicente F. Zazpe.

 Además de su acción laboral en la vida diaria, fue escritor y poeta, profesor de la Universidad Católica de Santa Fe y de otros organismos educacionales; estudiante y crítico en teología, integrante y suscriptor asociado de organismos y asociaciones teológicas de nuestro país y del extranjero; y coordinador del Cuerpo Diaconal Arquidiocesano.

“Fue su persona y su ministerio diaconal, una total donación en todo momento, ocasión y lugar; alegre, crítico, discutido, inquieto en las circunstancias diarias vividas en el mundo laboral, educacional, social, familiar y eclesial”, expresaron desde el arzobispado. Asimismo, el cuerpo diaconal de la Iglesia particular de Santa Fe de la Vera Cruz, destacó “su testimonio, compromiso, constancia y vivencia alegre de una fe cristocéntrica y eclesial, como también el ofrecimiento de su propio dolor, haciendo visible, palpable y real lo que creyó, custodió y predicó”.