Presenta nuestra oración, recordatorio y felicitación de este año. uno de los vidrios dorados que se conservan en el Vaticano. Se trata de una pieza del siglo IV, de las primeras imágenes que conservamos del Santo, paradójicamente, como nos lo ha recordado Juan Mauro Bozzano, citanto a Simonetta Serra*: «las imágenes de los primeros siglos del cristianismo que se conservan hasta nuestros días no figuran a Lorenzo en el momento de su martirio, sino como miembro de la Iglesia Triunfante, en compañía de Cristo y de otros santos».

Esta iconografía tiene un relieve este año. A San Lorenzo que está junto a Dios encomendamos a todas los hermanas y hermanos fallecidos durante este tiempo de pandemia y en tantas pandemias olvidadas de este mundo, así como a sus familias, y a quienes les han cuidado y luchar contra todas estas enfermedades.

Este año, con esta imagen, queremos presentar a quienes viven en todas la periferias geográficas y existenciales de este mundo, y que son verdadero y auténtico «tesoro de la Iglesia».

Acompaña también, hermano Lorenzo, a todos los diáconos de la Iglesia, sus familias y a quienes acompañan, también a quienes se preparan para recibir el ministerio diaconal.

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