El pasado sábado, 17 de octubre, la fraternidad diaconal de Madrid se reunió en la parroquia San Juan de la Cruz, de Carmelitas Descalzos, para poner en manos del Señor lo vivido desde que la pandemia estalló en marzo y arrancar el nuevo curso con confianza e ilusión, llenos de responsabilidad personal y comunitaria.
En la bienvenida, Juan Carlos Vera, vicario episcopal de la I y presidente de la Comisión para el Diaconado de la archidiócesis de Madrid, esbozó los cambios que presenta este curso marcado por el coronavirus e invitó a los diáconos a no desanimarse y a ser testigos en medio de tanta tristeza y angustia.
Acto seguido, el vicario episcopal para el Cuidado de la Vida y responsable de formación de los aspirantes y candidatos al diaconado, Javier Cuevas, adelantó el calendario de las sesiones de formación de los sábados, que tendrán como hilo conductor la liturgia.
Cinco nuevos aspitantes
En la celebración de la Eucaristía, presidida por el obispo auxiliar monseñor Jesús Vidal, se produjo la admisión a órdenes de Miguel y José María, que dieron un paso más hacia la ordenación diaconal tras haber concluido su formación.
Con la Palabra en la mano, el prelado pidió que no tuvieran miedo, «a pesar de las dificultades, del contexto donde no se acepta nuestra fe», y los animó a dejarse «configurar con Cristo», con docilidad al Espíritu Santo. «Los diáconos son un motivo de alegría para la Iglesia y la Iglesia se llena de alegría con nosotros –aseveró–. Esta noche misma, al dar gracias a Dios por la jornada, yo le daré gracias por vosotros que con vuestro sí sois la alegría de la Iglesia».
Al final de la celebración se produjo la bienvenida a los cinco nuevos aspirantes: José Luis, Javier, José Alfonso, Manuel y Henry. Tras realizar su curso propedéutico, sintiendo la vocación y con el visto bueno de los formadores, pasan a la etapa de formación, que comienza con los estudios en San Dámaso.
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