Diáconos permanentes y transitorios
Estas ordenaciones reúnen a los dos tipos de diáconos de la Iglesia archidiocesana. Los diáconos permanentes ordenados han sido Quique Fernández, Miguel Doctama y Rubén García, y los transitorios Jordi Avilés, Jordi Domènech, Vicenç Martí, Joan Mundet y Diego Pino.
Ocho diáconos se ordenan en el templo gaudiniano en un acto presidido por el cardenal Omella que les ha agradecido su “valentía y generosidad al seguir el llamamiento del Señor
La Sagrada Familia hizo un pleno para recibir las ordenaciones diaconales de Jordi Avilés Zapater; Miguel Doctama Mirabueno; Jordi Domènech Llauradó; Enrique (Quique) Fernández Manzano; Rubén García Lozano; Vicenç Martí Fraga; Joan Mundet Tarragó y Diego Pino Solà. Estos son los nombres propios de una celebración que reunió a sacerdotes y diáconos, concelebrantes, y presidió el cardenal Omella.
El arzobispo de Barcelona ha asegurado que este “es un momento de gozo para toda la comunidad que recibe a los futuros ordenados al servicio de Dios”. “Lo hacen después de un largo discernimiento y habiendo vencido resistencias internas y externas que a veces se han presentado en su camino. Están pues preparados para la lucha y no tienen miedo” ha reflexionado el sr. Cardenal.
“Gracias por vuestra valentía y generosidad al seguir el llamamiento del Señor” agradecía el cardenal que los reiteraba que la diaconía “no es ningún honor, es un servicio”.
“Señor, nos habéis ido tejiendo cuidadosamente a lo largo de nuestra vida para llamarnos a vuestro servicio. Os damos gracias también porque, en algunos casos, habéis tenido mucha paciencia con nosotros y no habéis desistido” aseguraban los nuevos ordenados. “Aprovechamos la ocasión para deciros, que si sentís el llamamiento de Dios, no perdáis el tiempo buscando justificaciones para aplazar la respuesta” aconsejaron a todos los jóvenes presentes en la Sagrada Familia. Finalmente, los recién ordenados agradecieron a todas las personas presentes en su vida su ayuda inconmensurable. “Seguramente no existen palabras lo bastante elocuentes para expresaros nuestro profundo agradecimiento y nuestro afecto; solo somos capaces de deciros: Gracias, muchas gracias”.
La función del diácono es asistir y ayudar a los obispos, así como colaborar con el presbiterio. Por lo tanto, sirven el altar, proclaman el evangelio y ayudan los presbíteros. Pueden predicar, administrar los sacramentos de el bautismo y el matrimonio. También repartir la sagrada eucaristía o presidir los funerales. Los ordenados diáconos pueden ser seminaristas camino del presbiterato, llamados diáconos transitorios o pueden ser hombres casados, sin intención de ordenarse como presbíteros, son los diáconos permanentes.
El rito de ordenación diaconal
Las ordenaciones diaconales constan de diferentes ritos y liturgias, como la liturgia de la palabra, la de la ordenación, también la de la eucaristía, para llegar al rito de la comunión y finalmente, el rito conclusivo.
Es justamente en la liturgia de la ordenación, en que los ordenandos se acercaron al arzobispo de Barcelona. Allí le dijeron: “Ya estoy aquí” donde, seguidamente hicieron una reverencia. El cardenal Omella preguntó al rector del seminario Mn. Felip Juli si eran dignos. Seguidamente, se produjo la respuesta afirmativa de este.
Más tarde, se llegó a la promesa de los escogidos que dio paso a la letanía donde los futuros ordenados, se postraron en el suelo. A continuación, el señor Cardenal hizo la plegaria de ordenación poniendo sus manos en su cabeza para ordenarlos diáconos.
Revestimiento e inicio del ministerio
Justo después, llegaba el momento de la imposición de la estola cruzada y el revestimiento con la dalmática. Un momento importante para los ya diáconos. Posteriormente, el cardenal Omella les entregó el libro de los ministerios como signo del oficio diaconal, para proclamar el evangelio en las celebraciones litúrgicas. Finalmente, el arzobispo de Barcelona les dio el beso de paz, sellando la aceptación de los nuevos diáconos como colaboradores suyos. Así, los diáconos presentes saludaron a los nuevos ordenados, acogiéndolos en la orden del diaconado.
Después de la liturgia de la eucaristía y el rito de la comunión, momento en que se iniciaba su ministerio, se dio paso al rito conclusivo. Entre abrazos y saludos, los diáconos pudieron recibir el calor de los feligreses que los felicitaron por este nuevo peldaño. Un peldaño que para algunos les lleva a su destino final y para los otros les acerca a su objetivo inicial, el sacerdocio.
Fuente : https://www.esglesiabarcelona.cat