Instituido el diaconado permanente en la diócesis de Astorga, España

Con fecha 22 de enero de 2019, fiesta litúrgica de San Vicente Mártir, el obispo de Astorga Mons. Juan Antonio Menéndez firmó el DECRETO de INSTITUCION DEL SAGRADO MINISTERIO DEL DIACONADO PERMANENTE en la Diócesis de Astorga, el cual se fundamenta en las disposiciones y normas de la Iglesia universal y de la Conferencia Episcopal Española sobre dicho ministerio promulgadas tras el Concilio Vaticano II. De dicha institución, como es preceptivo, se ha dado cuenta al Comité Nacional para el Diaconado Permanente de la CEE.

EL PROCESO DE INSTAURACIÓN EN NUESTRA DIÓCESIS

La instauración del Diaconado Permanente en nuestra diócesis es el resultado de un largo período de discernimiento, consulta y debate coordinado por los órganos diocesanos consultivos del Obispo que, en un primer momento, informaron a los sacerdotes en sus arciprestazgos, y a los consagrados y laicos presentes en los distintos Consejos Pastorales sobre las condiciones, funciones y otros aspectos generales que la Iglesia establece sobre los diáconos permanentes. Después, y uniendo esto a la situación pastoral de nuestra Diócesis y sus necesidades actuales, se encargaron de recabar la opinión de todos, la cual fue trasladada al Obispo en ultima instancia por el Consejo Presbiteral y el Consejo Pastoral Diocesano.

En el Decreto se establece, asimismo, la constitución de la Comisión Diocesana para la promoción del Diaconado Permanente, cuyas funciones se centran en promover, poner en marcha y organizar todo lo necesario para que este ministerio se desarrolle en la diócesis según la voluntad y normas de la Iglesia, acompañando especialmente a las personas que soliciten ser diáconos permanentes o sean ordenados como tales. Dicha Comisión estará integrada en nuestra diócesis por el Vicario General como delegado del Obispo para los diáconos permanentes, el Director del Centro de Estudios Teológicos “San Genadio” como responsable de su formación y un sacerdote designado libremente por el Obispo para este cometido.

EL DIACONADO PERMANENTE EN LA IGLESIA

La Iglesia, desde sus orígenes, ha tenido en gran consideración el servicio diaconal, el cual está documentado desde los tiempos apostólicos (Cf. Hch. 6,1- 6; Flp 1,1-2; 1 Tm. 3, 8- 12) y floreció en los primeros siglos del cristianismo. La Tradición expresada por numerosos Padres de la Iglesia atestigua la difusión del Diaconado en numerosas Iglesias, ilustra su significado teológico, propone su figura espiritual y confirma la triple orientación del servicio diaconal: caritativa, magisterial y litúrgica.

Tras una etapa posterior de lenta decadencia, el Concilio Vaticano II determinó el restablecimiento del Diaconado Permanente “como un grado propio y permanente de la Jerarquía»’ (LG 29). Diversos documentos posteriores del magisterio universal y de la CEE regulan la instauración, funcionamiento y demás aspectos del mismo, particularmente en España.

LAS CONDICIONES PARA SER DIÁCONO PERMANENTE

En la vigente legislación y normativa de la Iglesia sobre el sagrado ministerio del Diaconado Permanente, los requisitos de los candidatos establecidos para iniciar el proceso de admisión y formación para el Diaconado Permanente son:

• Sólo los varones pueden recibir la ordenación sacramental. Deben ser personas de probada doctrina, dignas, serviciales, con madurez humana. Es al propio obispo a quien compete decidir acerca de la ordenación de los candidatos.

• La edad mínima para la ordenación se establece en 25 años para el candidato soltero y de 35 para el casado. La edad máxima para comenzar el proceso se sitúa alrededor los 60 años.

• Ha de poseer una adecuada formación académica, por lo menos la necesaria para acceder a los estudios universitarios.

• Si es casado, en el momento de la ordenación el candidato ha de tener un mínimo de 5 años de matrimonio y es indispensable el consentimiento y apoyo explícito de la esposa, en el caso de aspirantes casados.

• Como norma general, deben tener garantizado una retribución económica digna para vivir ellos y, si la tuviere, para su familia, ejerciendo o por haber ejercido una profesión civil.

• Los diáconos deben permanecer al margen de toda actividad política o de partido.

LAS FUNCIONES DEL DIÁCONO PERMANENTE se integran en la triple misión de la Iglesia:

 SERVICIO AUTORIZADO DE LA PALABRA DE DIOS, por el que ejerce la función de evangelizar: la homilía dentro de las celebraciones litúrgicas, la catequesis en todas sus etapas y destinatarios y otros espacios de transmisión de la Palabra (medios de comunicación, etc).

 MINISTERIO LITÚRGICO, por el que ejerce la función de santificar: preside la celebración de algunos sacramentos (Bautismo, Matrimonio), administra los sacramentales como los ritos exequiales o la bendición de personas y cosas, preside la Liturgia de las Horas y la oración del pueblo fiel, es ministro de la Exposición del Santísimo Sacramento y de la bendición eucarística, asiste al obispo y al presbítero en la celebración de la Eucaristía, lleva la comunión a los enfermos, coordina los equipos de animación litúrgica, armoniza la actividad de los grupos y movimientos presentes en la parroquia, etc.

 EJERCICIO DE LA CARIDAD, por el que ejerce la función de servir, la cual se orienta en dos direcciones: amor preferencial por los pobres y desvalidos (asistencia material y espiritual a los ancianos, enfermos, indigentes, marginados, etc.) y la participación en la labor caritativo-social de la comunidad (cáritas, coordinación del voluntariado social, despacho parroquial, etc.).

LA PRESENTACIÓN Y ADMISIÓN DE LOS ASPIRANTES se organiza de la siguiente manera:

El párroco es el que, en nombre de la comunidad, deberá presentar al Obispo el aspirante al diaconado. Lo hará acompañando la candidatura con la exposición de las razones que la apoyan, y con un curriculum vitæ y de colaboración pastoral del aspirante.

El Obispo, pasado un tiempo y después de haber consultado a la Comisión Diocesana para la promoción del Diaconado Permanente y, en su caso, al equipo de formadores decidirá si admitir o no el aspirante al período propedéutico.

LA FORMACIÓN DE LOS CANDIDATOS al diaconado permanente suele durar entre tres y cinco años y consiste en:

o Un Curso Introductorio o tiempo propedéutico.

o Tres cursos de estudio teológico.

o Un período de práctica pastoral.

o Además, durante el período de formación se realizan en diversos momentos ejercicios espirituales, retiros y convivencias.

Fuente https://www.diocesisastorga.es

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