Informe sobre el Diaconado Permanente en Cuba

Presentado en el IIº Congreso Latinoamericano y del Caribe

 

Conferencia de Obispos Católicos de Cuba

Itaicí, Indaiatuba, Brasil, 24 al 29 mayo del 2011

 

Nuestra delegación es portadora de un afectuoso saludo, en nombre de los 69 diáconos cubanos y sus esposas, a los cuales estamos representando en este II Congreso Latinoamericano y del Caribe de Diaconado Permanente.

 

Conforme nos han pedido venimos dispuestos, en la medida de lo posible, a ofrecerles una visión  de la realidad socio-política, la vida y las experiencias significativas de los diáconos en medio de las fronteras realmente nuevas que constituyen los espacios de evangelización en Cuba, areópagos en medio de una sociedad que vive un proceso singular en referencia a los demás países del área. 

 

Sabemos que la compleja situación de nuestro país es de difícil comprensión para aquellos que no han tenido la posibilidad de visitarnos.

 

Cuba, como todos ustedes saben, es un país asentado en un archipiélago del mar de las Antillas, también conocido como mar Caribe. Su isla principal, conocida como Isla de Cuba, es la más grande de las Antillas Mayores, pudiera parecer un dato insignificante, pero mucho de su historia la debe a esta realidad de ser una Isla.

Brevísima  reseña de la historia de Cuba

 

El 27 de octubre de 1492 llegaron a costas cubanas La Pinta, La Niña y la Santa María, las tres primeras naves europeas bajo el mando de Cristóbal Colón, el cual  pensaba que había llegado a las Indias orientales y no se imaginaba que después de esta pequeña isla, se encontraba un continente hermoso y gigantesco, desconocido para el mundo europeo.

 

Bajo La Encomienda, la explotación aborigen, en condiciones semejantes a la esclavitud, trajo como consecuencia el exterminio casi total de la comunidad indígena.

 

En 1791  fue sustituida La Encomienda por la esclavitud,  secuestrándose a personas en África subsahariana cuando era necesaria más mano de obra gratuita, llegan de esta forma los negros esclavos africanos a Cuba, no faltaron en ese momento sacerdotes que, movidos por el celo sincero y una abnegación heroica, se ocuparon material y espiritualmente de los esclavos desembarcados en la Isla.

 

Encontramos en este momento los tres elementos que unidos hacen surgir el brote de nuestra identidad cultural: el indio con su recuerdo amable, el tabaco, el bohío; el negro con su trabajo, sus tambores, su música, su religiosidad y su visión del mundo,  y el español, con su vida social organizada, el idioma, la Iglesia y el Dios de Jesucristo.

 

En 1612 tiene lugar el hallazgo de la Imagen de Ntra. Sra. de la Caridad  descubierta por dos indios y un negro esclavo, la imagen mora entre ellos como un signo de solidaridad liberadora. El siglo XVIII verá al primer obispo cubano Dionisio Resino, hombre de celo y virtud.

 

El crecimiento de la Iglesia, es lento pero firme, en este tiempo se habla en Cuba de 50 párrocos de los cuales 46 eran criollos, en este período se fundan seminarios y la Universidad de San Gerónimo en La Habana.

 

Período republicano

 

El período republicano comienza en el año 1902, después de la ocupación estadounidense desde el 1898, que supuso para la Iglesia una fuente de dificultades: la supresión de la oración en las escuelas, la expulsión de las religiosas de los hospitales y centros asistenciales del Estado, la introducción de sectas y comunidades cristianas no católicas de origen norteamericano.

 

En el período republicano, la Iglesia alcanza plena libertad en relación con los poderosos políticos, y aunque el anticlericalismo, la indiferencia,  e incultura religiosa fueran los retos de la etapa republicana, en este período,  la Iglesia ocupa en Cuba un lugar prominente con colegios católicos, asociaciones juveniles, catequesis populares, con la fundación de Los caballeros católicos, Federación de juventudes católicas, Agrupación Católica Universitaria, y organizaciones católicas especializadas: JEC, JOC.

 

Todo esto unido a la presencia impulsora de un clero cubano identificado con las realidades de su pueblo, un laicado con formación e iniciativa, y la utilización de los medios (TV, radio, prensa) nos ofrecen el rostro de una Iglesia activa en creciente tensión evangelizadora.

 

El triunfo revolucionario

 

El triunfo el 1 de enero de 1959 de una revolución popular es saludado con los mejores augurios por la jerarquía católica, pero el proceso de rápida radicalización hacia el marxismo que desemboca en la declaración del carácter socialista, y por tanto marxista leninista de la Revolución, lleva a los obispos a manifestar su preocupación ante sucesos que afectaban de manera tan dramática la vida del país y que evolucionaron con radicalidad creciente hacia una ideologización inédita y fuerte, se llevan a cabo a nombre del pueblo  la nacionalización de los colegios,  centros médicos  y todas aquellas propiedades de la Iglesia que no estuvieran directamente ligadas al culto e incluso algunas ligadas al culto; la expulsión del país de obispos, sacerdotes, religiosas, la emigración de un número considerable de laicos comprometidos  trae consigo un duro período para la evangelización; es un  tiempo marcado por limitaciones fundamentalmente para los cristianos laicos, pero también para el clero y los consagrados.

 

Después de las primeras dificultades de la década del 60, gracias a diversos factores en particular al papel reconciliador  desempeñado por la Nunciatura Apostólica (el Estado Cubano nunca rompió relaciones con la Santa Sede), y por los Obispos, se da una progresiva distensión en las relaciones Iglesia – Estado, iniciándose un proceso de diálogo.

 

En fecha 21 de febrero de 1970 la Sagrada Congregación para los Sacramentos comunic
a a los Obispos Cubanos el consentimiento del Papa Pablo VI para la restauración del diaconado permanente en Cuba, se inicia un primer intento de formación de candidatos,  pero por razones del momento histórico en que vivía la nación no fue posible concretarlo en esta fecha, se celebra la primera ordenación diaconal en la diócesis de Camagüey el 16 de julio de 1986.

 

Desde entonces las vocaciones al ministerio diaconal han ido surgiendo en las distintas diócesis, de manera que  hoy Cuba cuenta con sesenta y nueve diáconos activos en nueve de las once diócesis  del país, de las tres restantes diócesis sin presencia de diáconos, una cuenta ya con candidatos.

 

En el año 1992 se realizan cambios en  la Constitución y se define el Estado cubano como Estado laico, algunas pequeñas reformas benefician la labor evangelizadora.

 

En 1998, la visita del Papa Juan Pablo II marca un período de mayor apertura: se recupera el 25 de diciembre, día de Navidad, como día festivo,   se permiten procesiones, se autoriza la entrada al país de un número, aún no suficiente, pero más numeroso de misioneros religiosos y religiosas de distintas órdenes y se abren las casas de oración y misión en aquellas barriadas y pueblos que no cuentan con templos y como prolongación de las parroquias hacia sus barrios.

 

El proceso de diálogo Iglesia – Estado continua con la riqueza que se hereda del Encuentro Eclesial Cubano (ENEC 1986) donde la comunidad cristiana  constata su necesidad, que nace de la fidelidad a su misión, de  anunciar a Jesucristo en el contexto sociopolítico en el que se encuentra insertada, una Iglesia formada por los hijos de Cuba, y que trabaja por el Reino de Dios en Cuba. Por su parte las autoridades dieron algunos pasos que  contribuyen a favorecer el clima de diálogo, en el IV Congreso del Partido Comunista (1991)  se trata el tema religioso con  una nueva visión, la respetuosa acogida al Santo Padre Juan Pablo II, la participación voluntaria del Presidente del Consejo de Estado, acompañado por varios Miembros del Comité Central, en la beatificación del Hno. José Olallo de la Orden Hospitalaria, celebrada en Cuba, y últimamente, su presencia en la inauguración del nuevo edificio del Seminario de La Habana y  el reconocimiento público, en el Informe Central al VI Congreso del Partido Comunista celebrado en el mes de abril del presente año, donde  reconoce a la Iglesia como actor social en la mediación a favor de la liberación de los presos de conciencia.

 

Durante todo este tiempo, el servicio de la Iglesia ha sido edificar un ambiente mediador y reconciliador para posibilitar el dialogo aún en las cuestiones más difíciles.

 

Desafíos de la realidad económica

 

La caída del bloque socialista en el este europeo, trajo consigo que Cuba en lo adelante no pudiera contar con el apoyo  financiero de la URSS, entrando  en una situación económica a la que se denominó “período especial”; esta realidad trae consigo el establecimiento de una situación de notable escasez  que alcanzó a todos. El 8 de septiembre de 1993, los Obispos de Cuba ofrecen un documento llamado “El amor todo lo espera” dirigido a todos los cubanos de dentro y fuera del país, un llamado al diálogo y a la reflexión para la solución de las dificultades, penosamente el documento no fue bien acogido por la prensa.

 

En este período Cáritas llega a Cuba, se pone en marcha una red de ayuda para la población, fundamentalmente alimentos y medicamentos, los diáconos viven esta situación a partir del desafío que les comporta un compromiso desde la situación misma de carencias y dificultades. 

 

En los años que continúan dentro del llamado período especial, se implementan distintas medidas, para tratar de paliar la situación: la liberación del dólar americano y otras divisas, mayor apertura a la posibilidad de que ciudadanos residentes en Cuba realicen viajes de visita al extranjero, facilidades para que ciudadanos cubanos reciban remesas de ayudas familiares que se dan fundamentalmente desde Estados Unidos, la apertura de centros comerciales donde se ofertan diversos productos de primera necesidad, en los cuales no todos pueden comprar. Esta realidad marca una diferencia  entre los que tienen ayuda desde el extranjero  y los que no, entre los que pueden tener acceso a estos centros comerciales y los que no.

 

Los diáconos apóstoles en las nuevas fronteras

 

Los diáconos permanentes hemos vivido nuestro apostolado desde estas mismas dificultades.

 

El quehacer del ministerio diaconal, ha estado impulsado por el Espíritu que vive en la  Iglesia, este quehacer ha querido conformarse inspirado en una práctica conforme se pide al Padre en la oración que reza la plegaria eucarística: “Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido”[1]

 

El testimonio evangélico, el compromiso con la doctrina social, el anuncio misionero y evangelizador, la vida de oración  con y por la iglesia que crece, son semillas del Reino que llegan hasta las fronteras de la sociedad. Esta labor incansable y cotidiana compromete al diacono en el itinerario de una formación permanente que le permita dar razón de la esperanza que vive[2] ofreciendo respuestas desde la fe a toda la realidad que le desborda.

 

No podemos dejar de señalar en este momento el aprecio que nuestra gente muestra por las esposas de los diáconos al verlas, como laicas comprometidas, apoyar y asumir, acompañando a su esposo, muchas de las tareas pastorales que les son competentes: catequesis, animación misionera, grupos de oración, visitas a enfermos y necesitados,  animación de la liturgia, etc.  y no es menos valorada por todos el rol de aquella esposa que queda al frente del hogar, con las dificultades y trabajos que comporta la rutina diaria de una casa, para que sus esposos diáconos queden con entera libertad de entregarse al servicio de los demás; estas palabras quieren ser, en este momento, un homenaje y un reconocimiento. Amadas esposas, ¡Gracias!

 

Las nuevas fronteras se abren en Cuba para el ministerio diaconal al abrirse nuevas posibilidades de evangelización en todos los ambientes de la nación: universidades, ciudades, campos, cultura,  comunidad cristiana, centros hospitalarios, cementerios. Los diáconos en este momento estamos presentes en la vida y quehacer de la iglesia con múltiples oficios:

 

  • Pastoral Bautismal 
  • Formación y /o coordinación a grupos  laicales asociados a Terceras Ordenes o  Movimientos.
  • Pastoral de Medios de Comunicación 
  • Pastoral Familiar Diócesis.
    • Como asesor diocesano
    • Animadores y formadores en la comunida
      d. 
  • Pastoral Litúrgica
    • Exposiciones semanales del Santísimo Sacramento en parroquias y comunidades 
    • Equipos diocesanos de liturgia 
    • Atención y apoyo en Santuarios 
    • Imparte retiros a distintos grupos y niveles (vicarial, zonal, diocesano, órdenes religiosas, etc.) 
    • Anima y forma equipos de niños y jóvenes acólitos a nivel diocesano.
    • Grupos de Oración.
    • Guía de talleres de Oración y Vida. 
  • Pastoral de la Salud,  Cáritas y Tercera edad.  
  • Asesor Pastoral Campesina.
  • Pastoral del Cementerio.
    • A tiempo completo en la capilla del cementerio 
    • Exequias en funerarias y cementerio.
  • Pastoral Catequesis y Formación
    • Catequesis 
    • Comisión diocesana de catequesis  
    • Comisión diocesana de catecumenado 
    • Talleres itinerantes  por comunidades  
    • Catecumenado de Adultos  
    • Director y/o Profesor de Institutos de Formación diocesanos.
    • Coordinadores de Escuelas de Evangelización.
  • Pastoral Carcelaria
    • Visita a presos y atención a familiares.  
    • Asesor diocesano.
  • Pastoral de Misión.
    • Animadores diocesanos 
    • Comisiones diocesanas 
    • Atención continuada a comunidades  con y sin templo y pueblos rurales, (algunos de estos diáconos atienden toda la zona rural con hasta 14 comunidades sin templo).
    • Celebraciones de la Palabra de forma periódica en parroquia y comunidades.
  • Pastoral diocesana de Justicia y Paz. 
  • Pastoral del Trabajo Ecuménico por la Unidad de los Cristianos.
  • Pastoral diaconal.
    • Equipo de formadores de los Diáconos y de los Candidatos.
  • Miembros de Comisiones Nacionales.
    • PAS
    • Secretarios Ejecutivos  Comisiones Nacionales. 
    • Justicia y Paz.
    • Coordinador del Movimiento de la Renovación Carismática. 
    • Comisión de Diáconos.
    • Coordinadores diocesanos de Pastoral.

 

El diaconado en Cuba vive de su fe en Jesucristo, diácono del Padre, ahora está inmerso en la Misión por la Peregrinación Nacional de la Imagen de la Virgen de Ntra. Sra. de La Caridad como preparación para la celebración, en el año 2012, de los 400 años del “hallazgo y presencia” en nuestra tierra de su imagen, trabaja también en los últimos pasos de la elaboración de la Ratio y el Directorio de la Vida y Ministerio de los Diáconos, trabaja en las nuevas fronteras geográficas y culturales que son su lugar y a la vez su desafío como espacio  al servicio de la Palabra, de la caridad y  de la liturgia, busca una constante renovación, que le permita un quehacer más coherente con su ser.

 

Quieren los diáconos en Cuba que este II Congreso sea una luz y un impulso vital y renovador  para una  vida de autentico servicio.



[1] Plegaria Eucarística V/b

[2] 1P 3,15

 

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