Homilía del Obispo de Santo Tomé en la Ordenación Diaconal de Daniel Díaz

Mons. Hugo Santiago, Obispo de Santo Tomé

Santo Tomé, Corrientes, Argentina, 5 de marzo de 2010 (AICA)

 

El corazón de la ordenación

 1. El sacramento del orden del Diaconado es una consagración para un servicio a través de los consejos evangélicos. De hecho, Daniel, en este rito de ordenación hará la promesa de obediencia al Obispo y de celibato. Ambas promesas incluyen el propósito de vivir una vida pobre, ya que la obediencia es una pobreza de la propia voluntad para hacer la voluntad de Dios y la castidad consagrada incluye una pobreza afectiva.

 La obediencia: eje de la espiritualidad de Cristo, el Señor

 2. Como la frase que has elegido para tu ordenación es la de la Santísima Virgen en las Bodas de Caná: “Hagan lo que El les diga”, he optado por hacer una reflexión sobre la obediencia, porque es lo que has elegido y porque es el eje de la espiritualidad de Cristo.

 3. De hecho, si repasamos el Evangelio de Juan, encontraremos que Cristo dice: “Me van a dejar solo, pero no estoy solo, el Padre está conmigo porque yo hago siempre lo que a El le agrada”, o también: “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”. Esta última frase tiene mucho contenido y sugiere que, así como se vive del alimento material, Cristo vive de la voluntad del Padre. Cumplir su voluntad es su norte, el sentido de su ministerio.

 4. Incluso la va a cumplir hasta el sacrificio de sí y lo va a expresar con el “hágase” cuando vive su agonía en el Monte de los Olivos. “Padre, si es posible, aparta este cáliz de mí, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Por eso, te felicito por la frase que has elegido.

 5. Sabrás que hoy se ve la obediencia como un límite a la propia libertad y sin embargo obediencia y libertad no son opuestas sino relativas, porque Dios nos creo criaturas libres. Si nos aceptamos como tales, hacemos el primer acto de obediencia y el primer acto de libertad.

 6. La razón por la cual se ve la obediencia como un límite a la propia voluntad, es el pecado original, que, además de ser un gesto de la soberbia humana, es un acto de desconfianza a Dios y sus mandamientos como camino de realización, por eso el hombre intenta realizarse a partir del propio criterio, prescindiendo de Dios.

 7. De este modo, la ley del amor, que consiste en acoger al otro como ley de la propia vida, es substituida por la ley del egoísmo que nos hace poner a nosotros mismos como ley. Cuando desaparece el amor la obediencia aparece como imposición, cuando en realidad es un camino de retorno al amor de Dios.

 8. Por otra parte, la historia de nuestra salvación es la historia de la obediencia de Cristo, que “aún siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen”, dice la Carta a los Hebreos (cf Hb 5, 8-9). Gracias a la obediencia de Cristo al Padre, hemos sido salvados.

 9. Cristo vuelve a poner la obediencia en el contexto del amor y la libertad, porque libremente recibe al Padre como ley de la propia vida, hasta la inmolación de sí, que desemboca en la resurrección.

 10. Cristo, que alcanza su glorificación a través de la obediencia radical al Padre, es el que nos muestra con claridad que la obediencia a Dios y a sus mandamientos –contrariamente a lo que piensa el mundo-, es el único camino para alcanzar la plena realización de sí mismo y la verdadera libertad. La obediencia es salvadora y realizadora del hombre.

 

La obediencia del cristiano

 11. De lo dicho se sigue que la obediencia del cristiano es una virtud positiva, porque no es tanto, no hacer la propia voluntad, sino hacer libremente la voluntad del Padre. Esto significa que la obediencia nos hace participar de la misma voluntad de Dios y de esa manera llevamos a perfección nuestra semejanza con El

 12. Si es verdad que el sacrificio forma parte de la obediencia, esto no quiere decir que se identifique con ella. El cristiano obedece a Dios no sólo como un “deber” sino como quién está convencido de que allí está su realización. Por eso hay que subrayar que es la apasionada búsqueda de la voluntad de Dios lo que da la medida de nuestro cristianismo.

 13. Querido Daniel, será la apasionada búsqueda de la voluntad de Dios lo que dará la medida de tu diaconado.

 

La obediencia como discernimiento

 14. El modo habitual como se ejerce la obediencia es el discernimiento. Querido Daniel, hoy serás “sacramentalmente” diácono, pero para que llegues a ser “existencialmente” diácono, todos los días tendrás que pedirle a Dios la gracia de discernir su voluntad, aprender no sólo a discernir entre lo bueno y lo malo, sino entre dos cosas buenas cual es la mejor, cual es la que más conviene a tu vocación ministerial, porque es el modo excelente de servir a Dios y a tus hermanos.

 15. El discernimiento, por la gracia de Dios te llevará a descubrir que el servicio por amor, es la clave para formar la comunidad parroquial, para construir una familia, que la sociedad progresa porque hay gente que sirve por amor y se estanca cuando no hay gente que sirve con desinterés. Por eso el servicio desinteresado y por amor es la clave de la construcción de una sociedad más humana y más cristiana.

 16. El discernimiento te ayudará a encontrar tiempo para orar cotidianamente con profundidad, para descubrir las necesidades de los demás antes que te las planteen, para seguir estudiando, para ser mejor hermano del sacerdote con el cual convivirás.

 17. El discernimiento te ayudará a usar las nuevas tecnologías para evangelizar, pero también para no caer en la adicción a Internet o al celular, típica de tantos jóvenes de hoy, porque eso dañará la calidad de tu
vida espiritual, perjudicará el servicio a tus hermanos y la relación con quienes están cerca.

 18. Discernimiento significa también “prueba”, y el Antiguo Testamento dice que Dios suele probar a sus servidores para purificarlos, como se purifica al metal para apartar de él la escoria y hacerlo valioso, útil. Así, por ejemplo, en un fracaso pastoral podrás descubrir que Jesús te mandó a evangelizar pero no a tener éxito. Una amistad que se rompe te podrá enseñar que tal vez faltó respeto, diálogo, consideración y por eso tratarás de recomponerla partiendo de esos valores evangélicos. Una enfermedad te podrá hacer crecer en el sentido de límite, en la conciencia de que necesitas de Dios y de los demás. De este modo llegarás a ser “probado”, apto para el ministerio sacerdotal.

 

La obediencia al Obispo

 19. Finalmente, es bueno saber que la obediencia del cristiano es diferente a la obediencia de Cristo. Cristo conoce con claridad lo que el Padre le pide, nosotros no siempre vemos claro. Cristo hace siempre la voluntad del Padre, nosotros no siempre la queremos o no la queremos toda. Por eso la obediencia en la Iglesia es a través de mediaciones legítimamente constituidas.

 20. Por eso la voluntad de Dios, en las cosas esenciales que hacen a tu vida espiritual y al ministerio te vendrá expresada a través del Obispo y por eso hoy vos prometes obediencia al Obispo y a sus sucesores, como los que participan de modo pleno en el sacerdocio de Jesucristo y que te servirán como padres y amigos. También la voluntad de Dios te vendrá expresada a través de tus párrocos, que como hermanos mayores y amigos te pedirán que colabores con ellos en distintos servicios.

 21. De este modo te irás configurando con Cristo servidor e irás encarnando el liderazgo del servicio. Como humilde servidor no sólo te ennoblecerás como persona, sino que edificarás a muchas personas y formarás comunidades de gente que se sirve humildemente y por amor.

 22. Sí, amigo Daniel, tu misión será cualificar a través del servicio a la comunidad donde serás enviado, sobre todo a través del servicio de la caridad con los más humildes y necesitados. Por eso te deseo que como para el diácono san Lorenzo los más pobres, constituían su tesoro, igualmente lo sean para vos.

 23. Pide la gracia de creer y vivir lo que prediques a tus hermanos y para eso, medita con profundidad y prepara con seriedad tus homilías. Así serás testimonio de coherencia, porque, como decía el Papa Pablo VI: Hoy la gente cree más en los testigos que en los maestros, y si cree en los maestros es porque también son testigos.

 24. Abre el corazón al espíritu del documento de Aparecida, Bendecido por el Papa Benedicto, fruto del episcopado y de la Iglesia de prácticamente todo un continente, y cultiva el espíritu misionero como colaborador del párroco. Trata de llegar a los que habitualmente la Iglesia no llega. Date cuenta que vivimos tiempos en que se nos está pidiendo una conversión pastoral, es decir, tiempos que piden una pastoral de propuesta más que una pastoral de espera.

 25. En síntesis, como dice el Evangelio y comenta el Papa Benedicto en su documento: “Dios es caridad”, date cuenta que la realización y felicidad cristianas son paradójicas, porque el que busca su vida la pierde y el que entrega su vida la encuentra. Vos en plena juventud estás teniendo la gracia de entregar tu vida a Dios, para ser signo vivo de Cristo Servidor, estás bien encaminado, sólo tendrás que pedir la gracia de la perseverancia y la fidelidad a tu vocación.

 26. María Santísima, nuestra Madre te asegura que por el camino del servicio humilde y por amor a Jesucristo, será feliz. Ella se definió a sí misma como “la Servidora del Señor” y experimentó que el servicio es un camino de felicidad, y esa alegría la llevó a cantar: “Me proclamarán feliz todas las generaciones”.

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