El pecado
En el mundo de hoy, ¿quién puede indicar el pecado?
no hay pecado, donde no se constata,
ni hay pecado, donde no se le conoce,
por eso, se dice hoy, que no hay pecado en el mundo.
Si ves un robo in fraganti, ves un delito evidente,
que atenta a la ley de no robar,
si vieras un adulterio en el acto,
verás el delito de no fornicar,
Pero, en un ambiente, donde nadie ve nada,
y donde “el que nada hace, nada teme”,
nadie ve el pecado, solo se ve “el ser feliz”,
y nadie, como Caín, quiere “ser el guardián de su hermano”.
Pero, cada persona, puede ver su propio pecado,
incluso puede disfrutar su propio pecado,
por unos instantes, o en forma permanente,
tu propia conciencia, constata tu propio pecado.
Pecado del tener y de reventarse teniendo,
aunque los demás sufran la pobreza,
pecado del placer y de matarse gozando,
aunque nunca tengan placer los demás,
pecado del saber y de alienarse sabiendo,
aunque seas un estúpido ignorante,
pecado del ser, y de arruinarse pensando que tú eres más que los demás.
El pecado existe y es muy concreto, está en mí y está en ti,
¿verdad que lo podemos ver?