La diócesis de Fresno (EEUU) recuerda de esta forma el decálogo que debe orientar la vida de un diácono:
- Recuerda que eras un hombre casado antes de convertirte en diácono. Tu familia es tu primera prioridad.
- Haga que su cónyuge y sus hijos se sientan parte de un equipo. Escucha activamente sus ideas y quejas.
- Sé primero un director espiritual en casa; también te necesitan a ti.
- No esperes ser un miembro honrado de tu familia: ¡has sido bendecido por el Señor, no beatificado!
- No compare su esposa y su familia con las de otros diáconos, ya sea favorable o desfavorablemente.
- No trates de resolver todos los problemas de la Iglesia de una vez. Busque la dirección del Señor y trate de hacer una o dos cosas bien.
- Intenta aceptar las críticas y no pretendas que tienes todas las respuestas. La gente lo sabe mejor
- Reserve una cantidad de tiempo razonable cada semana para estar con la familia. Nadie es indispensable.
- Mantenga un calendario e informe a su esposa sobre su horario.
- Ama al Señor Dios con todo tu corazón y alma, y a tu prójimo como a ti mismo.
Tomado de: https://dioceseoffresno.org