Bilbao, España: Materiales de la VII Jornada diocesana del diaconado permanente

CARTA DEL SEÑOR OBISPO A LA DIÓCESIS

 

Bilbao, 3 de octubre de 2021

Obispo de bilbao

Bilboko Gotzaina

 

Muy queridos hermanos y hermanas:

 

Este año celebramos en nuestra Iglesia diocesana, la VII Jornada del diaconado permanente. Este año nos quieren recordar su configuración con San José, esposo de María, que ejerció como padre de Jesús.

 

El lema para esta ocasión es; Servir al estilo de san José. Con ello nos invitan a custodiar con el cariño de un padre y el amor de un esposo a toda la familia cristiana. Los diáconos permanentes de nuestra diócesis quieren manifestar su disponibilidad para el servicio, y su voluntad de revelar y comunicar el amor que viene de Dios.

 

Quiero agradecer a los diáconos el don de sí mismos que hacen, y a sus familias el don que hacen de sus maridos y padres a la Iglesia. Manifiesto también mi afecto y gratitud a los que ahora están preparándose para recibir el ministerio del diaconado. Os invito a orar por las vocaciones al diaconado, por los diáconos y por sus familias.

 

Con mi abrazo fraterno

✠ Joseba Segura Etxezarraga

Obispo de Bilbao

 

 

 

Jornada diocesana del diaconado permanente

Servir al estilo de san José

 

Celebramos en nuestra Diócesis la séptima Jornada del Diaconado Permanente. El lema de este año es Servir al estilo de san José. Los diáconos queremos ser como él, con nuestra opción de vida y servicio. Nos acordamos de la figura de san José, cuya grandeza consiste en ser esposo de María y que cumplió la función de padre de Jesús. José supo que ese niño no era suyo, que solo había sido confiado a su cuidado. La paternidad nunca es un ejercicio de posesión, sino un signo que evoca una paternidad superior. El papa Francisco ha querido subrayar en san José «un padre en la ternura, en la obediencia y la acogida».

El diácono permanente se mira en la labor silenciosa de José, en la espiritualidad de la custodia del misterio de Dios encarnado en el niño Jesús. Ordenado para el servicio. Un servicio este, que al igual que José, hace de su vida un don total de sí mismo. La espiritualidad de la custodia invita al diácono a contemplar al esposo de María enseñando a Jesús de Nazaret a caminar, tomándolo en sus brazos para acercarle el alimento, cobijándolo, dándole comodidad y seguridad. ¿Qué no hace un padre o madre por su hijo o hija? Así queremos ser los diáconos en nuestras familias con nuestros propios hijos y con todo el pueblo de Dios al que servimos.

Los diáconos no lo podemos todo. La voluntad de Dios, sus propósitos, sus intenciones, se van perfilando a través de nuestras debilidades, a través de las veces que pronunciamos nuestro Fiat particular. Como José, que supo también fiarse del Señor para acoger a María como esposa.

La espiritualidad del diácono permanente, al igual que la de José, no es la que se explica, sino la que acoge, la que asume la responsabilidad de la paternidad. Acoger al otro es el modo en el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo, es un regalo para el diácono, como es para José acoger la vida de Jesús.

El diácono, al igual que José, posee las características propias del esposo. El sacramento del orden y del matrimonio van aparejados en el diaconado. La esposa del diácono también escucha su propia vocación, su propia llamada a engendrar un espacio en el que su marido encarne el amor regenerado por el Espíritu Santo. El amor de Dios es derramado en el corazón indiviso de dos personas unidas por el sacramento del matrimonio y configuradas, cada una a su manera, por el sacramento del orden. El amor del diácono y su esposa lleva el signo del abandono exclusivo, de la alianza de las personas y de la auténtica comunión, como lo fue el matrimonio entre José y María, a ejemplo del Misterio trinitario.

 

SUBSIDIO LITURGICO

DOMINGO 27 DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

JORNADA DIOCESANA DEL DIACONADO PERMANENTE

 

 

Monición inicial

 

Hermanas y hermanos: es domingo y el amor del Señor Jesús nos convoca a esta celebración, y la palabra que Dios nos dirige hoy quiere ser alimento en nuestro caminar por la vida. El Señor nos hablará sobre el amor en el matrimonio y nos dirá el gran misterio de la igualdad esposo-esposa, la importancia de la fidelidad de ambos y el empeño de cuidarse el uno al otro.

 

 

Jaunak proposatzen deuskun maitasuna dohaia da, eta onartzeko jarrera egoki bakarra umearena da.

 

 

 

Recordamos hoy a quienes en la Iglesia han sido llamados al diaconado permanente. Este año lo hacemos acercándonos a la figura de San José. Los diáconos se miran en su labor, en esa espiritualidad de la custodia, que nos invita a contemplarle cuidando de Jesús, tomándolo de la mano, cobijándolo. Queremos celebrar la gracia de contar con este ministerio ordenado en nuestras comunidades, orar por los diáconos y por sus esposas, hijas e hijos.

 

Damos comienzo a nuestra celebración uniéndonos en el canto.

 

 

Canto de entrada

 

 

Saludo del presidente

 

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos vosotros.

 

 

 

 

 

Acto penitencial

 

Ante Dios que conoce nuestras infidelidades, defectos, contradicciones y anhelos podemos mirar en nuestro interior y pedir su perdón.

 

  • Parkamena eskeintzen deuskuzuna. Tú que viniste a servir y no a ser servido: Erruki, Jauna / Señor, ten piedad.

 

  • Gure pekatuak kentzen dituzuna. Tú que nos enseñaste a amarnos como hermanos: Kristo, erruki / Cristo, ten piedad.

 

  • Bizi barria emoten deuskuzuna. Tú que siempre nos muestras tu misericordia por nuestras faltas de amor: Erruki, Jauna / Señor, ten piedad.

 

Monición a las lecturas

 

En la primera lectura aparece clara la voluntad de Dios: la necesidad que hombre y mujer tienen el uno del otro para su propia realización humana; la común dignidad de ambos, la entrega mutua y el amor compartido.

 

 

Entzun dagigun gogoeta eder hau.

 

 

Durante varios domingos, leeremos en la segunda lectura la carta a los Hebreos. Hoy escuchamos que la Pasión de Cristo no es un fin en sí misma, sino el camino hacia la Resurrección y la salvación plena.

 

 

Kristauok, Kristoren antzera, maitasunez eta samurtasunez bizitza eta pertsonak begiratzera deituak gara.

 

 

 

Oración universal

 

Con la confianza que nos produce el sentirnos y sabernos hijos e hijas de Dios, nuestro Padre, en Jesucristo, nuestro hermano, elevemos a Él nuestra oración, dejándonos llevar por el Espíritu Santo.

 

  1. Gure Eleizbarrutiaren alde. Para que el Señor inunde con su Espíritu a nuestra Iglesia diocesana, la sostenga y la ayude en la nueva etapa que comenzamos este curso. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.

 

  1. Diakonoen alde. Para que en nuestra Iglesia diocesana surjan vocaciones al ministerio diaconal y el Señor continúe animando y sosteniendo a los diáconos permanentes en el servicio a las comunidades a las que han sido enviados. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.
  2. Senar-emazteen alde. Para que los matrimonios, llenos de la gracia del Espíritu Santo, vivan una unión plena de amor, paz y felicidad. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.
  1.   Sufritzen dabenen alde. Para que quienes sufren en el mundo, especialmente por la persecución, hambre, soledad y enfermedad, se sientan confortados. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.

 

  1.  Gu guztion alde. Para que el Señor acreciente en nuestras comunidades el espíritu de servicio y caridad. Roguemos al Señor / Eskatu deiogun Jaunari.

 

Dios misericordioso, Tú que nos enseñaste que una vida vale el amor que hay en ella, acrecienta en nosotros el deseo de servir generosamente. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

 

Despedida del presidente (después de la bendición)

 

Dios nos ha propuesto vivir en el amor y desde el amor. Alimentados por esta eucaristía podemos desplegar nuestra capacidad de amar. No dejamos de dar gracias al Padre también porque entre nosotros sigue suscitando las vocaciones al diaconado permanente. Ahora somos enviados para ser testigos de esto en nuestras familias y lugares donde vivimos.  Podéis ir en paz.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *