Homilía de monseñor Luis Alberto Fernández, obispo de Rafaela, en la misa de ordenación de diáconos permanentes

 

Queridas hermanas y hermanos:

Hoy nos convoca la alegría del “llamado” que Dios ha realizado en esta ciudad de Tostado a tres hermanos: Fernando Verón, Mario Riveros y Martín Fantini, para el servicio del Ministerio del Diaconado Permanente, que recibirán esta tarde, en que ya estamos Celebrando junto a toda la Iglesia Diocesana, las Primeras Vísperas del día de San José Obrero, que junto a la Virgen de Guadalupe, son los Patronos de la Diócesis, que este año está cumpliendo los 60 años de Vida Eclesial.

Los Textos Bíblicos que han elegido son tan directos y claros que nos hablan de lo que vive el corazón de ustedes y anhelan; profundicémoslos ahora en el ministerio del Diaconado permanente.

El llamado, que Jesús les ha hecho, es similar al que en el Libro de los Hechos de los Apóstoles, le hizo a Felipe: “Levántate y ve, ponte en marcha, en medio de un camino desierto …”. Felipe se levantó y fue. Se encontró con el Etíope que ya tenía muchos “tesoros”, pero también tenía “hambre y sed de la Palabra de Dios”. El Espíritu dijo a Felipe “Acércate” y “camina” junto a él. Y así Felipe comenzó el diálogo y le anunció al etíope la Buena Noticia de Jesús. Lo bautizó y desapareció, y terminó el texto diciendo que: “el etíope continuó gozoso su camino”.

Así también quieren hoy Vivir el Diaconado Fernando, Mario y Martín, como una Iglesia que no es autorreferencial, o se queda encerrada en la Sacristía, sino que sale al encuentro y se pone en camino, cercana al Pueblo, compartiendo sus dolores y angustias, así como su “hambre y sed de la Palabra de Dios”, llevando a la humanidad sufriente la Vida Plena de los Sacramentos como son el Bautismo, el Matrimonio y la Eucaristía que los identificará en un servicio especial al preocuparse decididamente por los más vulnerables y olvidados de la comunidad.

Hoy ante tanto dolor, tristeza, angustia e incertidumbre por el avance del Co-Vid 19, reciben el Diaconado, revistiendo sus vidas al estilo de Jesús <Diácono del Padre>, de “Misericordia”, para animar y llenar de esperanza a tantos enfermos, a tanta gente que vive sin trabajo y andan sin rumbo y desanimados.

Que así sea su testimonio de vida, en medio de la comunidad, llevados por el Espíritu Santo vayan y anuncien a Jesucristo sin falsificar la Palabra de Dios; no se dejen llevar por la astucia y corrupción de muchos que sólo miran sus propios intereses.

Ustedes saben que llevan el tesoro y el poder de Dios, que es el Orden Sagrado en vasijas de barro, que es la misma Vida de Jesús, que es “Camino, Verdad y Vida”. Saben que no somos dueños de la “Palabra de Dios” sino, simples servidores del Pueblo. La luz y los carismas que hay en sus corazones provienen del amor del Padre que en Cristo, los ha “llamado y elegido” para siempre.

Escuchamos recién en el Evangelio que “Jesús recorría las ciudades y los pueblos enseñando, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Y al ver a la multitud tuvo compasión porque estaban fatigados y abatidos…” Hoy son ustedes “otros Cristos” presentes en medio de la sociedad.

Como Iglesia evangelizadora reaviven la Fe de la gente, donde muchos dejan la fe y otros se olvidan de Dios. No dejen cada día de redescubrir la alegría del Servicio, ante un individualismo indiferente y culturas nuevas light donde poco interesa la solidaridad y fraternidad, no dejen de promover “la Cultura del Encuentro” acogiendo fundamentalmente a los niños y los ancianos mediante la Misión. No dejen de formarse ayudando a los fieles a crecer en la espiritualidad popular, generando espacios de escucha, contención y amistad social.

Queridos Mario, Martín y Fernando:

Hoy cada uno de ustedes comienza junto a su querida familia, esposa, hijos y nietos y junto a todas las comunidades de esta zona de la Parroquia de Tostado, una nueva etapa en la vida; es el corazón de ustedes que quiere latir junto a toda la humanidad, en Tiempos Nuevos, más fraternos y humanos.

La entrega generosa de sus vidas: Martín fundamentalmente en el campo, en los parajes y escuelas, con responsabilidades rurales; Fernando en medio de la ciudad comprometido con la pastoral urbana y la esencial misión educadora; y vos Mario con el profesionalismo y la, hoy tremenda responsabilidad sanitaria salvando vidas. No duden que son la <presencia> del mismo amor de Cristo que sigue, hoy como ayer, y seguirá siempre, compadeciéndose y Viviendo, donde más le gusta a Dios, que es en medio de Su Pueblo.

San José Obrero y la Guadalupana caminarán junto a ustedes. Amén

Mons. Luis Alberto Fernández, obispo de Rafaela

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