Diócesis de Mallorca, España: un diácono en el recién Consejo Asesor del Consejo Episcopal

Esta mañana se han presentado en rueda de prensa los nuevos cargos de la Diócesis de Mallorca. Se trata del nuevo Consejo Episcopal formado por cinco sacerdotes y la novedad de un Consejo Asesor formado por un diácono permanente y cinco laicos, entre ellos dos hombres y tres mujeres.

El mismo derecho de la Iglesia (cánones 129.2 y 228.1.2) y también la necesidad pastoral prevén la posibilidad de que en el ejercicio de la potestad de régimen «los fieles laicos puedan cooperar a tenor del derecho» y «ayudar como consejeros y formando parte de los consejos». En este sentido se ha pensado introducir en el organigrama pastoral de la diócesis este elemento nuevo que contempla la posición del laicado en términos de cooperación. Por ello, este Consejo Asesor, en el que también se incluye un representante de los diáconos, trabajará sinodalmente con el Consejo Episcopal, el cual actuará como hasta ahora ha hecho. Por eso, mirando el conjunto de los dos Consejos se ha reducido el número de sacerdotes y se ha ampliado el de laicos y laicas, incluyendo un diácono permanente.

En la Carta Pastoral Bautizados, confirmados y enviados publicada por el obispo Sebastià hay innumerables referencias a la necesidad de un trabajo conjunto, sinodal (que significa «caminar juntos»), entre todos los miembros que forman el Pueblo de Dios (obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos/as y laicos), reconociendo la misión propia de cada uno al servicio de la Iglesia. Dar respuesta a esta necesidad pone de relieve la dignidad de cada bautizado en el ejercicio de su misión dentro del Pueblo de Dios.

El día 25 de noviembre de 2020, hará tres años que el obispo Sebastià Taltavull inició su ministerio episcopal al servicio de la Iglesia de Mallorca. Cuando en esta fecha nombró el primer Consejo Episcopal formado por ocho sacerdotes, tenía el plazo de tres años. Dado que esta fecha era la del próximo mes de noviembre, los miembros del mismo Consejo sugirieron al obispo que procediera al nombramiento de un nuevo Consejo Episcopal para que en previsión el próximo curso se pudiera empezar a trabajar. El obispo agradeció el gesto de poner a disposición el cargo y, después de hablar con cada interesado y proponer esta nueva organización, recibió de todos ellos el visto bueno. Por ello, se ha llegado a la conclusión de hacer un Consejo Episcopal más reducido y dar paso a un trabajo que, respetando las competencias propias de cada entidad, podía contar también con la introducción de un Consejo Asesor en los términos de cooperación ya expuestos, formado sobre todo por laicos, además de un diácono permanente. El Consejo Episcopal tendrá unas reuniones específicas y para las otras contará con la cooperación del Consejo Asesor. Siguen igual el Consejo Presbiteral y el Colegio de Consultores con las propias atribuciones.

Por todo ello, hoy se hace el anuncio de esta nueva propuesta que estará al servicio de la organización pastoral de toda la Iglesia de Mallorca, una Iglesia que como nos pide el papa Francisco y los tiempos actuales lo exigen, debe vivir «una impostergable renovación eclesial», lo que supone ser una «Iglesia en salida» que significa «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (EG 20), y decidirse por «una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en una vía adecuada para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de las estructuras que exige la conversión pastoral solo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas las instancias sea más expansiva y abierta, que coloque los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad» (EG 27).

La apertura que el papa Francisco nos pide deberá ser una constante del trabajo de cada día realizado dentro de nuestras comunidades parroquiales y grupos de apostolado y el ejercicio de todos los cargos pastorales deberá llevar a una nueva manera de estar presentes los cristianos en medio de la sociedad, que es allí donde debemos realizar la misión encomendada. Aquí hay la especificidad de la presencia del laicado, como elemento de transformación social a partir del Evangelio. Introducir cada vez más laicos en las estructuras de la Iglesia no es para que ésta se contemple más a sí misma, sino para que se dé una verdadera encarnación en el mundo.

En la Carta Pastoral, el obispo Sebastià dedica el capítulo 4 a explicar que las estructuras y los cargos deben estar orientados al servicio del Evangelio y de las personas, siempre a la luz de aquel texto de Mc 10,35- 45 donde Jesús dice «no he venido a ser servido, sino a servir y dar la vida». Por ello, «la propuesta de nuevas estructuras eclesiales y los nombramientos de los agentes pastorales en nuestra diócesis de Mallorca van orientados y quieren dar respuesta a la renovación pedida desde muchos lugares y escuchada con insistencia […] Desde esta perspectiva, es recomendable que, de cada día más, laicos y miembros de la vida consagrada asuman responsabilidades importantes dentro de la comunidad cristiana, además de los compromisos seculares ya contraídos en la sociedad» (CP 50, p.66).

«Debemos tener claro que las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga… Os pido —dice en la misma Carta Pastoral— que estemos atentos a lo que pasa cada día a nuestro alrededor, a los detalles que la vida nos depara, ya que lo que realmente interesa es la relación con las personas, su estado de ánimo, su salud física, espiritual y moral. Las estructuras no debe ahogar nunca ni impedir el proceso de crecimiento que todo cristiano tiene derecho a hacer, aunque lo haga lentamente. A todos se nos pide confianza, paciencia y perseverancia. Estemos atentos al entorno más cercano y actuamos con prontitud en aquellos casos más urgentes »(CP 51, p.66). Una consecuencia de este nuevo planteamiento es que todas las parroquias cuenten con un Consejo Pastoral que incluya el de Asuntos económicos, todo un signo de sinodalidad y de una responsabilidad compartida entre los diferentes estamentos del Pueblo de Dios.

El Consejo Episcopal queda formado por los siguientes sacerdotes:

• Mn. Josep Adrover Vallbona, vicario general del Obispado y moderador de Curia
• Mn. Marià Gastalver Martín, vicario episcopal para el territorio de Palma y Tramuntana – Ponent
• Mn. Antoni Amorós Terrassa, vicario episcopal para el territorio de los arciprestazgos de Llevant, Pla-Nord y Migjorn
• P. Antoni Cañellas Borràs, vicario episcopal para la Vida Consagrada y la Piedad Popular
• Mn. Francesc Vicens Gomila, vicario episcopal para el Patrimonio Histórico y Cultural

El Consejo Asesor queda formado por el diácono y los siguientes laicos:

• Mn. Joan Carles Thomàs Sedano (Área para el Diaconado Permanente)
• Sra. María Francesca Ferrer Bover (canciller – secretaria general del Obispado)
• Sr. Jaume Martorell Adrover (Área para el Anuncio, la Celebración y los Movimientos)
• Sra. Margalida Riutort Cloquell (Área Caritativa y Social)
• Sr. Miquel Noguera Estarellas (Área de Asuntos Económicos)
• Sra. Maria Dolors García-Carpintero López-Astillero (Área Formación y Educación)

El próximo viernes, día 31 de julio y las 12 del mediodía, tendrá lugar el acto público juramento y de promesa de los respectivos cargos en el Palau Episcopal

Fuebte: web del obispado

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