XVII Encuentro Nacional del Diaconado en México II

XVII ECUENTRO NACIONAL DE DIÁCONOS PERMANENTES

RETIRO: LA DIACONÍA DE JESÚS

Primer encuentro: ¿Qué buscas?

• Introducción
• Espiritualidad hoy

Segundo encuentro:

Espiritualidad y Diaconía

• La Diaconía de Jesús:
o Marcos 10, 45 (en el contexto de los tres anuncios de la pasión)
o Lectio divina (Segundo anuncio: Me 9,30-37)

Diaconía y Eucaristía

• Eucaristía existencial: Tomados-Bendecidos-Partidos-Repartidos
• «Hagan esto en memoria mía» (Lavatorio de pies)
• Transubstanciación: Transocialización

Tercer encuentro: Diaconía y Familia

• Capítulo IX de Amoris laetitia:

Espiritualidad matrimonial y familiar (no. 313-325)

Espiritualidad de la comunión sobrenatural (no. 314-316)
Juntos en oración a la luz de la Pascua (no. 317-318)
Espiritualidad del amor exclusivo y libre (no. 319-320)
Espiritualidad del cuidado, del consuelo y del estímulo (no. 321-325)

Conclusión: servir la vida

• Dios: el amigo de la vida

PRIMER ENCUENTRO: ¡OUÉ BUSCAS?

Introducción: Interiorizar algunas preguntas de Jesús:

¿Qué buscas?
Juan 1,35-42 (especialmente v. 37)
Juan 20,10-18 (especialmente v. 15)

¿Qué quieres que haga por ti?
Marcos 10,35-45 (especialmente v. 36) (cf. 15,27)
Marcos 10,46-52 (especialmente v. 51)
1 Reyes 3,2-15 (especialmente vv. 5.9):
leb shomea: corazón escuchante.

Espiritualidad hoy

Hacia una definición:
• «Es la forma envolvente y unificadora de entender toda la vida: Dios, el hombre, la
muerte, el universo, la historia, el amor, el descanso» (Saturnino Gamarra).

• «La vida toda animada por el Espíritu Santo» (Ramón García Reynoso).

Aspectos nuevos
1. El retorno a las fuentes bíblicas y humano-psicológicas,
2. La vocación universal de cada una de las personas a la perfección del Evangelio o a la perfección de la caridad para con Dios y para con los hermanos.
3. La unidad de los cristianos y a la unidad de las religiones mundiales.

Los caminos del tiempo presente
Camino al interior
Camino al Dios Trino
Camino a los otros
Camino a la creación

Camino al interior
La interioridad es tan esencial a la espiritualidad que se le considera el común denominador de toda espiritualidad y sirve de lazo de unión entre la espiritualidad cristiana y las no cristianas.

Camino al Dios Trino
La espiritualidad supone relación con lo trascendente, con el Misterio.

Camino a los otros
Es una dimensión muy reclamada y a su vez menos contemplada.
El hombre en cuanto espíritu está abierto a lo universal y comprometido con ello, trascendiendo las propias fronteras; está impulsado hacia los otros y a la actuación en el mundo.
Esta apertura hacia los otros viene exigida desde la misma noción de persona: « … el yo permanece en su libertad al relacionarse con un tú … substancia relacionada o bien una relación substanciada» (Leonardo Boff).
El camino hacia los otros es la dimensión esencial de la espiritualidad cristiana: amar al prójimo (cf. Mt 22,34-40).
La espiritualidad cristiana es espiritualidad del amor gratuito.

Camino a la creación
Dios creador se da a conocer en sus creaturas. El mundo de hoy reclama una ecología que cuide la casa común, pero que no olvide la «ecología humana».

SEGUNDO ENCUENTRO: ESPIRITUALIDAD Y DIACONÍA

La Diaconía de Jesús:
Marcos 10,35-45 (en el contexto de los tres anuncios de la pasión)

«35 Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron: Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte. 36 Jesús les preguntó: ¿Qué quieren que haga por ustedes? 37 Ellos le contestaron: Concédenos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando se manifiesta tu gloria.
38 Jesús les dijo: No saben lo que piden ¿Podrán beber el cáliz de amargura que yo voy a beber, o a pasar por la terrible prueba que yo voy a pasar? 39 Ellos le respondieron: Sí, podemos. Jesús entonces les dijo: Beberán el cáliz que yo voy a beber y pasarán por la prueba que yo voy a pasar. 40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.

41 Al oír aquello los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan.

42 Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que quienes figuran como jefes de las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus dirigentes las oprimen. 43 No debe ser así entre ustedes. El que quiera ser importante entre ustedes, que sea su servidor; 44 y el que quiera ser el primero entre ustedes, que sea esclavo de todos. 45 Pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos.»

Este texto de Mc es emblemático respecto al tema del servicio:
• hacer algo para los demás,
• para los otros,
• salir de sí mismo,

Contrario a lo que expresan otras actitudes del texto, por ejemplo:
• sentarse en los primeros lugares,
• estar encima de todos,
• enseñorearse (dominar).

El servicio es una realidad teándrica:
• procede de Dios
• es manifestada por medio de su hijo Jesús, hombre verdadero, y modelo de todo ser humano.

El texto de san Marcos enfatiza el «modo del servicio de Jesús»:
• la enseñanza de Jesús abre nuevas posibilidades de vida
• confronta el modo en que el hombre valora la realidad
• su mensaje se encuadra en el gran contexto de la buena nueva del Reino de Dios.
• Jesús se vale de un ejemplo contrastante para enseñar sobre la conducta de la nueva comunidad de Discípulos;
• les advierte que no deben tomar la misma actitud de los regímenes paganos estableciendo una clase dominante.
• Jesús fue muy claro al instruir: sus seguidores (Discípulos) deben ser reconocidos como aquellos que sirven dentro de la comunidad (Diákonos, el que sirve con amor).
• Hace referencia a él mismo: «Porque tampoco el hijo del hombre ha venido para que le sirvan, sino para servir» (10,45)

Contrastes

 Jesús // Santiago y Juan hijos de Zebedeo
 Jesús // Los diez Discípulos restantes
 Jesús // Los Jefes, los grandes, los señores
 Dominar, oprimir, ser servido // Servir es dar la vida
 Ser grande // ser servidor
 Ser primero // ser esclavo de todos

Jesús no se contentó con comunicar esta enseñanza verbalmente, lo hizo, sobre todo, mediante el ejemplo de su vida. No hay mejor pedagogía:
 Jesús siendo hijo de Dios da la vida como rescate por muchos
 El hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir
 El servidor de ustedes
 El esclavo de todos

«Servicio»

Esta perícopa de Marcos abre una visión nueva de la autoridad desde la perspectiva del servicio. Servir por amor es la esencia de la vida cristiana. Y es la invitación y el reto para todo bautizado y seguidor de Cristo.

• El verbo griego diakonéo (servir)
• se desdobla en sustantivos como:
o diakonia (servicio):
• puede significar ministerio o función
o diakonos (Servidor):
• designa la persona que lleva a cabo las actividades concretas

El perfil del servicio de Jesús (Siervo)

Siervo o esclavo (doulos)
• En la biblia se habla de hombres buenos que son llamados siervos (‘bed), siervos de Dios
• Jesús es el siervo de Dios por excelencia, en sentido de siervo obediente.

El siervo proyecta su vida en términos de:
• donación, de entrega y solidaridad en el seguimiento
• renunciar a toda ambición de poder dominio y gloria humana

El humilde servidor
• Negarse a sí mismo, coger la propia cruz y seguir a Jesús.
• Esto significa crear una nueva identidad, de humilde servidor para los demás.
• Quien sigue a Jesús debe tomar conciencia de que quien se busca a sí mismo se pierde, destruye su vida, pero quien se entrega por los demás encuentra o gana su vida, pues la vida significa «el alma» o «uno mismo»
• Jesús creyó necesario también enseñar a los discípulos el estilo de vida fraterno, que debe estar presidido siempre por el espíritu de servicio.
• El más grande es quien se hace siervo de todos (cf. 9,33-37).

Consumado en el amor
• Jesús invita a acoger el servicio como norma de vida, ya que el amor se traduce en servicio, sin el servicio no hay comunión de vida con Jesús.
• Él entregó su vida para el servicio de los demás y será el ejemplo para los discípulos.
• El entregó su vida hasta las últimas consecuencias, no al modo de un suicida sin esperanza.
• Su más grande motor fue el amor a los hombres. Así el que sirve, deberá estar dispuesto a amar sin límite, según el modelo de Jesús.
• Sólo quien ha llegado a la suprema humildad de entender la propia vida como don recibido puede vivirla como autodonación».

El Evangelio remarca que el seguimiento ha sido y es una constante en la vida, porque indica el movimiento; el sustantivo «camino» señala el itinerario. La imagen del seguimiento es, clara: el discípulo está junto a Jesús y camina donde Él camina y va adonde Él va.

Lectio divina:

Segundo anuncio de la pasión-muerte-resurrección

Marcos 9,30-37

Segundo anuncio de la pasión y resurrección

«30 Se fueron de allí y atravesaron Galilea. Jesús no quería que nadie lo supiera, 31 porque estaba dedicado a instruir a sus discípulos. Les decía que el Hijo del hombre iba se entregado en manos de los hombres, que le darían muerte y que, después de morir, a los tres días, resucitaría. 32 Ellos no entendían lo que quería decir, pero les daba miedo preguntarle.

Enseñanza sobre el servicio

33 Llegaron Cafarnaúm y, una vez en casa les preguntó: ¿De qué discutían por el camino? 34 Ellos callaban, pues por el camino habían discutido acerca de quién era el más importante. 35 Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. 36 Luego tomó. un niño. lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: 37,El que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no es a mí a quien recibe, sino al que me ha enviado?»

Los tres anuncios de la pasión están seguidos de una exposición sobre las consecuencias para los discípulos. El marco de esta instrucción es un lento viaje a Jerusalén que inicia en 8,27 y concluye en 10,52. Camino y seguimiento son dos realidades complementarias. El seguimiento se lleva a cabo poniendo en’ práctica las enseñanzas explicadas a lo largo del camino. Aquí encontramos las exigencias que presenta el seguimiento de Jesús y que representan la madurez en la fe de los discípulos. En definitiva, el seguimiento consiste en «vivir en Cristo», participar de su misterio pascual.

Hay tres aspectos que les asemejan en su estructura: anuncio-incomprensión-enseñanza.

Primer anuncio (8,31-38)
– Anuncio de la muerte y resurrección (8,31)
– Incomprensión de Pedro (8,32-33)
– Enseñanzas: (8,34-38)
• ir en pos de Jesús
• seguirlo
• negarse a sí mismo
• tomar la cruz
• perder la vida por Jesús y el Evangelio
• no avergonzarse de Él ni de sus palabras.

Segundo anuncio (9,30-37)
– Anuncio de la muerte y resurrección (9,31)
– Incomprensión de todos los discípulos: (9,32-34)
No entendían; tenían miedo; discutían quién era el mayor.
– Enseñanzas: (9,35-37)
• ser el último de todos y el servidor de todos
• acoger a los niños

Tercer anuncio(10,32-45)
– Anuncio de la muerte y resurrección (10,32-34)
– Incomprensión de todos los discípulos (10,35-41)
– Enseñanzas: (10,42-45)
• El que quiera ser grande, que sea servidor
• el que quiera ser primero, que sea esclavo
• el Hijo del hombre sirve a los demás y dar la vida.

Sugerencias para la oración

– Jesús estaba dedicado a instruir a sus discípulos. ¿Con que actitudes concretas agradeces que Jesús se preocupe por ti: que te haya llamado, que te proteja, que te instruya … ?

– El proyecto de Jesús está claramente expresado en su muerte y resurrección: es el siervo sufriente, débil, servidor. El proyecto de los discípulos está confuso: quieren ser los más importantes. En el servicio que prestas en la Comunidad: ¿Con cuál proyecto te identificas? ¿Con qué rasgos y signos puedes describir tal proyecto?

– Los discípulos tienen miedo. No entienden o no quieren entender. Han aceptado proyectos ajenos al de Dios. Hacen una escucha convenenciera. ¿Cuáles son tus miedos? ¿Qué cosas no entiendes y tienes miedo de preguntarle al Señor?

– El niño es el ser más dispuesto a vivir el amor, y por tanto el servicio … ¿Hay actitudes que manifiestan que tu vida ha perdido el asombro de la niñez?; ¿Cómo puedes recuperar la espontaneidad para amar que tienen los niños?

* Medita los otros dos anuncios de la Pasión-Muerte-Resurrección
(Marcos 8,31-38; 10,32-45):
– ¿Por qué crees que Marcos ponga tres veces el mismo tema?
– ¿Qué te parece la reacción de los discípulos?
– ¿Hay algún parecido con tu vida? ¿Cuál?
– ¿A qué te sientes invitado al orar estos textos?

DIACONÍA y EUCARISTÍA

Eucaristía existencial: Tomados-Bendecidos-Partidos-Repartidos

TOMAR-BENDECIR-PARTIR-REPARTIR (cf. Lucas 24,30).

• Desde estas cuatro acciones, nosotros somos invitados a ser «buen pan»

«Hagan esto en memoria mía» (Lavatorio de pies) (Juan 13,1-20)

A manera de oración contemplativa permítanme compartir el impacto que provoca en mí que cada Eucaristía sea un memorial:

«Jesús, éste es tu testamento espiritual: Déjense amar. Ámense. Alégrense en el amor mutuo. Que la Eucaristía nos lleve a amarnos y que el Amor sea abrazado con gozo en cada Eucaristía: «Háganlo en memoria mía» (Lc 22,19b).

Quiero preguntarte nuevamente Jesús, qué significan esas profundas palabras que escribió tu discípulo amado: «Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1b).

¡Jesús, no tienes otra manera de amar! Nos amas con todo lo que eres: nos compartes tu intimidad más honda; nos amas con el mismo amor que te sientes amado por el Padre. Somos amados con el mismo amor que te ama. Ese es el amor hasta el extremo. Es un amor incondicional.

Jesús, en cada Eucaristía nos vienes a liberar de la gran tentación de no creernos dignos de amor, de no creernos dignos de ser amados, de no creérnosla que somos amados incondicionalmente. ¡Cuánto sufrimos por no ser amados y por no amar! Tu amor hasta el extremo, Jesús, nos viene a decir que cada uno de nosotros somos dignos de ese amor.

Que tu esfuerzo, tu predicación, las palabras que nos dirigiste, tu Eucaristía [ … ] todo es para decirnos que nos amas, que no amas sin límite, hasta el extremo.

Tu amor por nosotros es paciente, bondadoso, nos viene a quitar la envidia, el orgullo y la arrogancia. Tu amor en nosotros vence el egoísmo, el rencor y la injusticia. Tu amor es más grande que nuestras tristezas y caídas.

Tu amor incondicional por cada una y cada uno de nosotros es un amor alegre, creativo, esperanzador, lleno de vida. Tu amor hasta el extremo lo disculpa todo, tu amor hasta el extremo cree profundamente en nosotros; tu amor hasta el extremo lo espera y lo soporta todo por nosotros. Tu amor incondicional, tu amor hasta el extremo no pasará jamás.

Gracias Jesús por amamos así.

Gracias porque este amor lo dejaste grabado en el corazón de tus apóstoles y en el nuestro. ¿A quién se le puede olvidar Jesús que hayas tomado el lugar de esclavo y te hayas agachado a lavar nuestros pies? ¿A quién se le puede olvidar este gesto de amor incondicional, amor hasta el extremo?

Lávanos Señor, para que siendo servidos por ti, nunca se nos olvide el amor que nos tiene tu Padre. Lávanos, para que no se nos olvide lavamos los unos a los otros; lávanos para que aprendamos a amamos los unos a los otros; lávanos para ser misericordiosos. ¡Lávanos para celebrar contigo la Eucaristía; Lávanos para ser Eucaristía»!

Transubstanciación: Transocialización

• «Creo en un Dios débil»: El Dios Todopoderoso, expresión constante en nuestros textos litúrgico s, es el que 10 puede todo porque ha nacido desnudo; no tiene donde reclinar la cabeza y muere colgado, desnudo, a las afueras de la Ciudad Santa de Jerusalén.
• Lucas 2, 6-12 («pañales»; «pesebre»).
• II Jornada Mundial del Pobre
o Quicio del Mensaje: n. 7:

«los miembros más débiles y necesitados [ … ] son una presencia real de Jesús entre nosotros»
Ubicamos esta afirmación de Papa Francisco en el contexto de la historia de la teología de la Eucaristía.

Antes:
• Cuerpo sacramental de Cristo = cuerpo místico
• Iglesia = verdadero cuerpo de Cristo

Hoy:
• Eucaristía = Corpus Christi verum
• Iglesia = Corpus Christi mysticum

El Concilio de Trento (año 1551) definió así la presencia real de Cristo:
Can. 1. «Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema» (DS1651; Dz 883).

Considero que así se hacen todavía más elocuentes para nosotros hoy, las Palabra de Jesús: «cada vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron» (Mt 25,40).

TERCER ENCUENTRO: DIACONÍA Y FAMILIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL AMORIS LAETITIA
DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE EL AMOR EN LA FAMILIA

Capítulo noveno
ESPIRITUALIDAD MATRIMONIAL Y FAMILIAR

313. La caridad adquiere matices diferentes, según el estado de vida al cual cada uno haya sido llamado. Hace ya varias décadas, cuando el Concilio Vaticano II se refería al apostolado de los laicos, destacaba la espiritualidad que brota de la vida familiar. Decía que la espiritualidad de los laicos «debe asumir características peculiares por razón del estado de matrimonio y de familia» y que las preocupaciones familiares no deben ser algo ajeno «a su estilo de vida espiritual». Entonces vale la pena que nos detengamos brevemente a describir algunas notas fundamentales de esta espiritualidad específica que se desarrolla en el dinamismo de las relaciones de la vida familiar.

Espiritualidad de la comunión sobrenatural

314. Siempre hemos hablado de la inhabitación divina en el corazón de la persona que vive en gracia. Hoy podemos decir también que la Trinidad está presente en el templo de la comunión matrimonial. Así como habita en las alabanzas de su pueblo (cf. Sa/22,4), vive íntimamente en el amor conyugal que le da gloria.

315. La presencia del Señor habita en la familia real y concreta, con todos sus sufrimientos, luchas, alegrías e intentos cotidianos. Cuando se vive en familia, allí es difícil fingir y mentir, no podemos mostrar una máscara. Si el amor anima esa autenticidad, el Señor reina allí con su gozo y su paz. La espiritualidad del amor familiar está hecha de miles de gestos reales y concretos. En esa variedad de dones y de encuentros que maduran la comunión, Dios tiene su morada. Esa entrega asocia «a la vez lo humano y lo divino», porque está llena del amor de Dios. En definitiva, la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino.

316. Una comunión familiar bien vivida es un verdadero camino de santificación en la vida ordinaria y de crecimiento místico, un medio para la unión íntima con Dios. Porque las exigencias fraternas y comunitarias de la vida en familia son una ocasión para abrir más y más el corazón, y eso hace posible un encuentro con el Señor cada vez más pleno. Dice la Palabra de Dios que «quien aborrece a su hermano está en las tinieblas» (1 Jn 2,11), «permanece en la muerte» (1 Jn 3,14) Y «no ha conocido a Dios» (1 Jn4,8). Mi predecesor Benedicto XVI ha dicho que «cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios», y que el amor es en el fondo la única luz que «ilumina constantemente a un mundo oscuro». Sólo «si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud» (l Jn 4,12). Puesto que «la persona humana tiene una innata y estructural dimensión social», y «la expresión primera y originaria de la dimensión social de la persona es el matrimonio y la familia», la espiritualidad se encarna en la comunión familiar. Entonces, quienes tienen hondos deseos espirituales no deben sentir que la familia los aleja del crecimiento en la vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para llevarles a las cumbres de la unión mística. Juntos en oración a la luz de la Pascua

317. Si la familia logra concentrarse en Cristo, él unifica e ilumina toda la vida familiar. Los dolores y las angustias se experimentan en comunión con la cruz del Señor, y el abrazo con él permite sobrellevar los peores momentos. En los días amargos de la familia hay una unión con Jesús abandonado que puede evitar una ruptura. Las familias alcanzan poco a poco, «con la gracia del Espíritu Santo, su santidad a través de la vida matrimonial, participando también en el misterio de la cruz de Cristo, que transforma las dificultades y sufrimientos en una ofrenda de amor». Por otra parte, los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida plena de su Resurrección. Los cónyuges conforman con diversos gestos cotidianos ese «espacio teologal en el que se puede experimentar la presencia mística del Señor resucitado».

318. La oración en familia es un medio privilegiado para expresar y fortalecer esta fe pascua. Se pueden encontrar unos minutos cada día para estar unidos ante el Señor vivo, decirle las cosas que preocupan, rogar por las necesidades familiares, orar por alguno que esté pasando un momento difícil, pedirle ayuda para amar, darle gracias por la vida y por las cosas buenas, pedirle a la Virgen que proteja con su manto de madre. Con palabras sencillas, ese momento de oración puede hacer muchísimo bien a la familia. Las diversas expresiones de la piedad popular son un tesoro de espiritualidad para muchas familias. El camino comunitario de oración alcanza su culminación participando juntos de la Eucaristía, especialmente en medio del reposo dominical. Jesús llama a la puerta de la familia para compartir con ella la cena eucarística (cf. Ap 3,20). Allí, los esposos pueden volver siempre a sellar la alianza pascual que los ha unido y que refleja la Alianza que Dios selló con la humanidad en la CRUZ.

La Eucaristía es el sacramento de la nueva Alianza donde se actualiza la acción redentora de Cristo (cf. Le 22,20). Así se advierten los lazos íntimos que existen entre la vida matrimonial y la Eucaristía. El alimento de la Eucaristía es fuerza y estímulo para vivir cada día la alianza matrimonial como «iglesia doméstica».

Espiritualidad del amor exclusivo y libre

319. En el matrimonio se vive también el sentido de pertenecer por completo sólo a una persona. Los esposos asumen el desafío y el anhelo de envejecer y desgastarse juntos y así reflejan la fidelidad de Dios.

Esta firme decisión, que marca un estilo de vida, es una «exigencia interior del pacto de amor conyugal», porque «quien no se decide a querer para siempre, es difícil que pueda amar de veras un solo día». Pero esto no tendría sentido espiritual si se tratara sólo de una ley vivida con resignación. Es una pertenencia del corazón, allí donde sólo Dios ve (cf. Mt 5,28). Cada mañana, al levantarse, se vuelve a tomar ante Dios esta decisión de fidelidad, pase lo que pase a lo largo de la jornada. Y cada uno, cuando va a dormir, espera levantarse para continuar esta aventura, confiando en la ayuda del Señor. Así, cada cónyuge es para el otro signo e instrumento de la cercanía del Señor, que no nos deja solos: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

320. Hay un punto donde el amor de la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en un espacio de sana autonomía: cuando cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor. Nadie más puede pretender tomar posesión de la intimidad más personal y secreta del ser amado y sólo él puede ocupar el centro de su vida. Al mismo tiempo, el principio de realismo espiritual hace que el cónyuge ya no pretenda que el otro sacie completamente sus necesidades.

Es preciso que el camino espiritual de cada uno -como bien indicaba Dietrich Bonhoeffer- le ayude a «desilusionarse» del otro, a dejar de esperar de esa persona lo que sólo es propio del amor de Dios. Esto exige un despojo interior. El espacio exclusivo que cada uno de los cónyuges reserva a su trato solitario con Dios, no sólo permite sanar las heridas de la convivencia, sino que posibilita encontrar en el amor de Dios el sentido de la propia existencia. Necesitamos invocar cada día la acción del Espíritu para que esta libertad interior sea posible.

Espiritualidad del cuidado, del consuelo y del estímulo

321. «Los esposos cristianos son mutuamente para sí, para sus hijos y para los restantes familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe». Dios los llama a engendrar y a cuidar. Por eso mismo, la familia «ha sido siempre el «hospital» más cercano». Curémonos, contengámonos y estimulémonos unos a otros, y vivámoslo como parte de nuestra espiritualidad familiar. La vida en pareja es una participación en la obra fecunda de Dios, y cada uno es para el otro una permanente provocación del Espíritu. El amor de Dios se expresa «a través de las palabras vivas y concretas con que el hombre y la mujer se declaran su amor conyugal».

Así, los dos son entre sí reflejos del amor divino que consuela con la palabra, la mirada, la ayuda, la caricia, el abrazo. Por eso, «querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de Dios, es animarse a soñar con él, es animarse a construir con él, es animarse a jugarse con él esta historia de construir un mundo donde nadie se sienta solo».

322. Toda la vida de la familia es un «pastoreo» misericordioso. Cada uno, con cuidado, pinta y escribe en la vida del otro: «Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones [ … ] no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo» (2 Co 3,2-3).

Cada uno es un «pescador de hombres» (Lc 5,1O) que, en el nombre de Jesús, «echa las redes» (cf. Lc 5,5) en los demás, o un labrador que trabaja en esa tierra fresca que son sus seres amados, estimulando lo mejor de ellos. La fecundidad matrimonial implica promover, porque «amar a un ser es esperar de él algo indefinible e imprevisible; y es, al mismo tiempo, proporcionarle de alguna manera el medio de responder a esta espera». Esto es un culto a Dios, porque es él quien sembró muchas cosas buenas en los demás esperando que las hagamos crecer.

323. Es una honda experiencia espiritual contemplar a cada ser querido con los ojos de Dios y reconocer a Cristo en él. Esto reclama una disponibilidad gratuita que permita valorar su dignidad. Se puede estar plenamente presente ante el otro si uno se entrega «porque sí», olvidando todo lo que hay alrededor. El ser amado merece toda la atención. Jesús era un modelo porque, cuando alguien se acercaba a conversar con él, detenía su mirada, miraba con amor (cf. Mc 10,21).

Nadie se sentía desatendido en su presencia, ya que sus palabras y gestos eran expresión de esta pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti?» (Mc 10,51). Eso se vive en medio de la vida cotidiana de la familia. Allí recordamos que esa persona que vive con nosotros lo merece todo, ya que posee una dignidad infinita por ser objeto del amor inmenso del Padre. Así brota la ternura, capaz de «suscitar en el otro el gozo de sentirse amado. Se expresa, en particular, al dirigirse con atención exquisita a los límites del otro, especialmente cuando se presentan de manera evidente».

324. Bajo el impulso del Espíritu, el núcleo familiar no sólo acoge la vida generándola en su propio seno, sino que se abre, sale de sí para derramar su bien’ en otros, para cuidarlos y buscar su felicidad.

Esta apertura se expresa particularmente en la hospitalidad [389], alentada por la Palabra de Dios de un modo sugestivo: «no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles» (Hb 13,2). Cuando la familia acoge y sale hacia los demás, especialmente hacia los pobres y abandonados, es «símbolo, testimonio y participación de la maternidad de la Iglesia». El amor social, reflejo de la Trinidad, es en realidad lo que unifica el sentido espiritual de la familia y su misión fuera de sí, porque hace presente el kerygma con todas sus exigencias comunitarias. La familia vive su espiritualidad propia siendo al mismo tiempo una iglesia doméstica y una célula vital para transformar el mundo.

325. Las palabras del Maestro (cf. Mt 22,30) y las de san Pablo (cf. 1 Co 7,29-31) sobre el matrimonio, están insertas -no casualmente- en la dimensión última y definitiva de nuestra existencia, que necesitamos recuperar. De ese modo, los matrimonios podrán reconocer el sentido del camino que están recorriendo. Porque, como recordamos varias veces en esta Exhortación, ninguna familia es una realidad celestial y confeccionada de una vez para siempre, sino que requiere una progresiva maduración de su capacidad de amar. Hay un llamado constante que viene de la comunión plena de la Trinidad, de la unión preciosa entre Cristo y su Iglesia, de esa comunidad tan bella que es la familia de Nazaret y de la fraternidad sin manchas que existe entre los santos del cielo.

Pero además, contemplar la plenitud que todavía no alcanzamos, nos permite relativizar el recorrido histórico que estamos haciendo como familias, para dejar de exigir a las relaciones interpersonales una perfección, una pureza de intenciones y una coherencia que sólo podremos encontrar en el Reino definitivo. También nos impide juzgar con dureza a quienes viven en condiciones de mucha fragilidad.

Todos estamos llamados a mantener viva la tensión hacia un más allá de nosotros mismos y de nuestros límites, y cada familia debe vivir en ese estímulo constante. Caminemos familias, sigamos caminando. Lo que se nos promete es siempre más. No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido.

Oración a la Sagrada Familia

Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.

Amén.

CONCLUSIÓN: SERVIR LA VIDA

Dios: el amigo de la vida

El encuentro con Jesús como punto de partida
El punto de partida que ha desencadenado todo ha sido el encuentro sorprendente y transformador que han vivido unos hombres y mujeres con Jesús, el Cristo. Todo comienza cuando aquellos discípulos y discípulas se ponen en contacto con Jesús y llegan a experimentar en él algo que podemos resumir así: «la cercanía salvadora de Dios».

Podemos decir que, en contacto con Jesús, intuyen, captan y experimentan que Dios es «amigo de la vida» (Sab 11,26), un «misterio de amor» que quiere y hace posible una vida más digna y dichosa para todos. Se sienten «salvados» y se entusiasman con la tarea de introducir y hacer presente en la historia de los hombres esa experiencia nueva de Dios, una experiencia transformadora, humanizadora, liberadora en la que Jesús soñaba cuando hablaba del «Reinado de Dios».

Lo importante es destacar que el encuentro con Jesucristo transforma enteramente su existencia, rompe la imagen que tenían de Yahvé, del mundo, de la vida y de sí mismos. Se derrumba un «mundo viejo» y nace algo completamente nuevo. San Pablo lo experimenta así: «El que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo» (2 Cor 5,17).

¿Qué fue lo decisivo en esta experiencia con Jesús? ¿qué descubrían de especial?
Introducir la Buena Noticia de Dios en la vida:
• acogida cálida a cada persona;
• cercanía a las necesidades más vitales del ser humano;
• cobijo a los más olvidados y excluidos;
• liberación de la soledad y del sufrimiento;
• acogida y ofrecimiento de perdón inmerecido a los culpables;
• creación de relaciones más justas y fraternas;
• defensa incondicional de la dignidad de toda persona;
• amor apasionado a todo ser humano;
• invitación a la confianza total en un Dios Amigo y Salvador.

Necesitamos comunidades y creyentes en los que se pueda captar de nuevo a «Jesús vivo en medio de nosotros».

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