Un diácono permanente con su esposa e hijos reciben en primicia, entre otros, la Carta Apostólica «Misericordia et misera»

Rodeado de los cardenales de todo el mundo,  y los otros quince nuevos purpurados que recibieron la birreta el sábado, el Papa Francisco ha cerrado solemnemente este domingo la Puerta Santa de la basílica de San Pedro y ha clausurado el Año Santo de la Misericordia.

Termina el Jubileo, pero su mensaje está llamado a perdurar. Al término de la misa concelebrada en la plaza de San Pedro ante setenta mil fieles en una mañana radiante, el Papa ha firmado la carta apostólica «Misericordia et misera», que será hecha pública mañana lunes, y ha entregado el texto a representantes del Pueblo de Dios.

Los afortunados fueron el cardenal de Manila, Luis Antonio Tagle, un sacerdote de la República del Congo y otro de Brasil, un diácono permanente de Roma con su esposa e hijos, una religiosa de México y otra de Corea del Sur, una familia norteamericana compuesta de abuelos, padres e hijos, dos novios, dos mamás catequistas, un boy scout discapacitado y una anciana enferma en silla de ruedas, a la que Francisco dio cariñosas palmadas en la mejilla.

Tomado de: ABC.es

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