San Lorenzo, mártir

 

Día del Diácono en América Latina

 

Ante la cercanía de la celebración de la festividad de San Lorenzo (10 de agosto) y Día del Diácono Permanente en América Latina y en muchas Diócesis en el mundo, quienes hacemos el Informativo del CIDAL queremos enviar un fraternal saludo a los hermanos diáconos que reciben nuestras ediciones.

 

En primer lugar los invitamos a recordar los principales rasgos de la figura de San Lorenzo. Luego, los invitamos a leer la carta de saludo que el Obispo de la Nueva Orán, Argentina, acaba de enviar a sus diáconos permanentes y ha que querido hacer extensiva a los lectores de este Informativo.

San Lorenzo, mártir

 

De Wikipedia, la enciclopedia libre

 

San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma, ciudad donde fue martirizado en una parrilla en 258. En latín se llamaba Laurentius (‘laureado’). Los Actos de san Lorenzo se perdieron en la época de Agustín de Hipona, quien en uno de sus sermones acerca del santo (Sermo 302, de Sancto Laurent) admite que su narración no provenía de recitar las Actas del santo (como solía hacer Agustín en sus sermones) sino de la tradición oral. Esa tradición sitúa el nacimiento de Lorenzo de Roma en Huesca, en la Hispania Tarraconensis, aunque también podría ser originario de Valencia, donde sus padres habrían residido un corto espacio de tiempo, viniendo a nacer el santo en esta ciudad. Cuando en 257 Sixto fue nombrado papa, Lorenzo fue ordenado diácono, y encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Por esta labor, es considerado uno de los primeros archivistas y tesoreros de la Iglesia, y es el patrón de los bibliotecarios.

 El emperador Valeriano proclamó un edicto de persecución el que prohibía el culto cristiano y las reuniones en los cementerios. Muchos sacerdotes y obispos fueron condenados a muerte, mientras que los cristianos que pertenecían a la nobleza o al senado eran privados de sus bienes y enviados al exilio.

 Víctimas de las persecuciones de Valeriano destacan los Papas San Esteban I, degollado sobre la misma silla pontificia; y Sixto II decapitado el 6 de agosto del 258. Obispos como Cipriano de Cartago, decapitado en el Norte de África. Diáconos como Agapito, o el popular San Lorenzo: una leyenda citada por san Ambrosio de Milán dice que Lorenzo se encontró con Sixto en su camino al martirio, y que le preguntó: «¿A dónde vas, querido padre, sin tu hijo? ¿A dónde te apresuras, santo padre, sin tu diácono? Nunca antes montaste el altar de sacrificios sin tu sirviente, ¿y ahora deseas hacerlo sin mí?», a lo que el papa profetizó: «En tres días tú me seguirás».

 

Lorenzo y el Santo Grial

 La leyenda dice que entre los tesoros de la Iglesia confiados a Lorenzo se encontraba el Santo Grial (la copa usada por Jesús y los Apóstoles en la Última Cena) y que consiguió enviarlo a Huesca, junto a una carta y un inventario, donde fue escondido y olvidado durante siglos. Los padres de Lorenzo, santos Orencio y Paciencia, sí serían de Huesca, y habrían llegado a la ciudad de Valencia por motivo de las persecuciones.[1]

 Según «la vida de san Lorenzo», obra del monje Donato (siglo VI), el papa Sixto II le entregó el santo cáliz junto a otras reliquias, para que las pusiera a salvo. En la cueva romana de Hepociana, Lorenzo acudió a una reunión de cristianos presidida por el presbítero Justino. Allí halló a un condiscípulo y compatriota hispano, llamado Precelio, originario de Hippo (la moderna Toledo), en Carpetania, a quién entregó varias reliquias, entre ellas el santo cáliz, con el encargo de que las llevara a la familia que le quedaba en Huesca (sus padres vivían en Roma). Precelio llevó las reliquias a los tíos y primos de Lorenzo en Huesca que las escondieron, perdiéndose la pista, aunque algunas tradiciones afirman que el santo cáliz fue depositado en la iglesia de san Pedro de la localidad, de donde sería puesto a salvo por el obispo Acilso cuando huyó en 711 ante el avance de los musulmanes, para esconderse en los Pirineos.

 

Las riquezas de la Iglesia

 Aprovechando el reciente asesinato del papa, el alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, ordenó a Lorenzo que entregara las riquezas de la Iglesia. Lorenzo entonces pidió tres días para poder recolectarlas y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba. Al tercer día, compareció ante el prefecto, y le presentó a éste los pobres y enfermos que él mismo había congregado y le dijo que ésos eran los verdaderos tesoros de la Iglesia. El prefecto entonces le dijo: «Osas burlarte de Roma y del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida».

 

Martirio

 Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en u
na parrilla, cerca del Campo de verano, en Roma. Se dice que en medio del martirio, exclamó: Assum est, inqüit, versa et manduca (traducción aproximada: dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho). Su santo se celebra el 10 de agosto, día en el cual según la tradición recibió martirio. Lorenzo fue enterrado en la Via Tiburtina, en las catacumbas de Ciriaca, por Hipólito de Roma y el presbítero (sacerdote) Justino. Se dice que Constantino I el Grande mandó construir un pequeño oratorio en honor del mártir, que se convirtió en punto de parada en los itinerarios de peregrinación a las tumbas de los mártires romanos en el siglo VII.

 Un siglo más tarde, el papa Dámaso I (366384) reconstruyó la iglesia, hoy en día conocida como Basilica di San Lorenzo fuori le Mura, mientras que la iglesia de San Lorenzo in Panisperna se alza sobre el lugar de su martirio. En el siglo XII, el papa Pascual II (10991118) dijo que la parrilla usada en el martirio fue guardada en la iglesia de San Lorenzo de Lucina.

 

Veneración

 Lorenzo es uno de los santos más ampliamente venerados por la Iglesia Católica Romana. Su martirio ocurrió muy temprano en la historia de la Iglesia, por lo cual muchas otras tradiciones cristianas lo honran también.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *