Noticias desde Brooklyn-Queens (EEUU)

Soy Ramón Lima, fui ordenado diácono en la diócesis de Brooklyn-Queens (EEUU) en el año 1977, por lo que ya pertenezco a ese mundo de los jubilados. Sin embargo, permanezco activo en cuanto al ministerio. Formo a candidatos  y sirvo de director espiritual a unos cuantos, además de ser profesor de Homilética  y Nuevo Testamento.

La diócesis que comprende los condados de Brooklyn y Queens, es totalmente urbana y altamente cosmopolita. La misa se celebra diariamente en 29 idiomas, diseminadas por las parroquias. En el sur y oeste de los EEUU la población católica procede de México y Centroamérica y los diáconos verdaderamente sirven en las periferias.

Nuestras raíces fraternales   comenzaron en 1983, donde se inicio la idea de tener una Asociación de diáconos hispanos en los Estados Unidos (ANDH).  En 1984 co-fundamos la Asociación   y cada año tenemos una conferencia nacional en una ciudad diferente. Es durante esa conferencia en la que los lazos diaconales se ven evidentes y es un punto de fraternidad para todos.

Como ya ha publicado Servir en las periferias este año la Conferencia  tendrá lugar en la ciudad de Boston durante la segunda semana del mes de julio.

He estado junto a ANDH todos estos años y soy testigo del bien que hace el reunirnos periódicamente. ANDH se compone de diferentes asociaciones por zonas dentro de este inmenso país, donde vivimos millones de hispano-parlantes. No solo a nivel regional, sino también local.

Los diáconos que vivimos en el noreste tenemos una dinámica muy diferente de los que viven en el sur y el oeste de este país. Nuestra composición étnica es muy diversa y la diferencia entre zonas urbanas y rurales determinan  el ministerio.

Aquí en la diócesis de Brooklyn-Queens, hemos inaugurado lo que llamamos Discípulos diaconales, con el propósito de reunirnos unos cuantos (somos aproximadamente 180 diáconos  hispanos en esta diócesis), una vez al mes, a orar, compartir experiencias y al final, comer algún bocadillo.

Quizás esta breve reseña sea la semilla  de mostaza que se planta en lo que puede ser un campo fértil y que al pasar el tiempo pueda servir de sombra y refugio a nuestros hermanos diáconos que hablan nuestra lengua y solidarizarnos con ellos en este mundo de servir a los demás para la Gloria de Dios.

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