Muchos más diáconos permanentes en la Amazonia
Diác. Gonzalo Eguía
Coordinador de Servir en las periferias
Bilbao, España, 1 de marzo de 2020
Fruto del Sínodo que tuvo lugar en Roma en octubre del año pasado, el Papa Francisco acaba de publicar la Exhortación Apostólica «Querida Amazonia». Desde «Servir en las periferias» nos sumamos a los sueños que el pontífice tiene para aquellas tierras: sueño social, cultural, ecológico y eclesial, sueños de los que los diáconos debemos tomar nota para vivir nuestro ministerio.
En los cuatro primeros artículos de la Exhortación el Papa señala la orientación que desea dar a la misma, para ello pone de relieve el documento final del Sínodo titulado «Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral», documento que desea «presentar oficialmente», sin «reemplazarlo ni repetirlo», y que invita a «leerlo íntegramente», con el deseo de que «toda la Iglesia se deje enriquecer e interpelar por ese trabajo, que los pastores, consagrados, consagradas y fieles laicos de la Amazonia se empeñen en su aplicación, y que pueda inspirar de algún modo a todas las personas de buena voluntad». Considero que esta clave de interpretación de la Exhortación que propone el Papa, además de ser novedosa es muy relevante, interpretar la Exhortación en la senda del documento final del Sínodo.
Ahora nos preguntamos cómo debemos interpretar la única referencia que la Exhortación hace sobre el diaconado. En el número 92 -en relación con la Eucaristía y la necesidad del crecimiento de las comunidades-, el Papa dice explícitamente que debiera de haber mas diáconos permanentes en la Amazonia, ni una sola referencia más a los diáconos, ni al diaconado.
Desde la clave hermenéutica que hemos señalado, y citando el documento final del Sínodo, entendemos que el Papa desea mas diáconos permanentes en la Amazonia «por la importancia de este ministerio en la comunidad; de un modo particular, por el servicio eclesial que requieren muchas comunidades, especialmente los pueblos indígenas».
Que el Papa propone una «comprensión más amplia del diaconado», en favor de una «Iglesia misericordiosa, samaritana, solidaria y diaconal», vinculado -como decíamos al comienzo- a promover «la ecología integral, el desarrollo humano, el trabajo pastoral social, el servicio de los que se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza, configurándolo al Cristo Servidor, haciéndose Iglesia
Que el Papa desea que los «presbíteros han de tener en cuenta que el diácono está al servicio de la comunidad por designación y bajo la autoridad del obispo, y que tienen la obligación de apoyar a los diáconos permanentes y de actuar en comunión con ellos».
Que el Papa da un valor significativo al proceso vocacional de los diaconandos, al itinerario formativo que debe intercalar «el estudio académico y la práctica pastoral», con contenidos e itinerarios «adaptados a cada realidad local», y con asignaturas que «favorezcan el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural, la historia de la Iglesia en la Amazonía, el afecto y la sexualidad, la cosmovisión indígena, la ecología integral y otros temas transversales que son típicos del ministerio diaconal»
Además, el Sínodo había solicitado la posibilidad del diaconado permanente para la mujer -nº 103-, con el deseo de que la Comisión vaticana creada en su momento para estudiar esa posibilidad, escuchara las experiencias y reflexiones comentadas den el Sínodo. En la Exhortación, el Papa dedica un apartado a la «fuerza y el don de las mujeres» -artículos 99 a 103-. No hay una respuesta resolutiva por parte del pontífice, pero si afirma que se debe «evitar reducir nuestra comprensión de la Iglesia a estructuras funcionales. Ese reduccionismo nos llevaría a pensar que se otorgaría a las mujeres un status y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al Orden sagrado. Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable». Estas palabras están generado opiniones e interpretaciones diversas y contrapuestas.
Por último, el Sínodo en su número 111 solicitaba también «establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente, en el marco de la Lumen Gentium 26, de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica. A este respecto, algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema». Al respecto el Papa no se define, absoluto silencio, lo que algunos interpretan como una desaprobación, y otros como una cuestión abierta, a seguir discerniendo.
Desde Brasil nos llega el mensaje del diácono Francisco Salvador Pontes Filho, asistente al Sínodo amazónico y presidente de la Comisión Nacional de los diáconos de Brasil, sobre la Exhortación Apostólica «Querida Amazonia».
En relación con el discernimiento de las diaconías, el Informativo presenta la encomienda como encargado de la cura pastoral y administración de los bienes de la comunidad parroquial San Juan de Nepomuceno en Chile, del diácono Alberto Gustavo Ferrando Fuentes. En esta misma área, se recoge los destinos pastorales a los que han sido destinados los ocho nuevos diáconos de la diócesis de Segorbe-Castellón -España-. Cuatro son enviados
a comunidades parroquiales, los otros cuatro además a áreas diocesanas como la pastoral familiar, pastoral penitenciaria, Cáritas, pastoral de la Salud, y pastoral universitaria.
Nos hacemos eco de la publicación «Mujeres y diaconado. Sobre los ministerios en la Iglesia», editado por la editorial Verbo Divino. El colaborador habitual, el diácono portugués Joaquim Armindo, reflexiona sobre «¿Celibato o eucaristía?, y sobre «Los diáconos y las esposas»-
En el área de los testimonios se presentan cuatro. El del diácono Tomás Sanz, que forma parte del equipo que atienden a enfermos de cuidados paliativos en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. El del diácono Pablo Pérez, de Chicago, con un pasado violento como líder de los Latin King. El del diácono John Leininger, coordinador de proceso catequético en la Prisión de Perry en Carolina del Sur. Por último, el breve testimonio del diácono de Caruaru -Pernambuco, Brasil-, sobre la evangelización que realiza a través de la música.
Acabamos de estrenar el tiempo de Cuaresma, el tiempo propicio para «entrar en lo escondido» de nuestro corazón y renovar el seguimiento del Crucificado y Resucitado, un tiempo para recuperar la alegría profunda del Evangelio y comunicarlo a quienes nos rodean.
En nombre del Equipo Coordinador y de Redacción, un abrazo fraterno.
Gonzalo Eguía