Monseñor Ricardo Ezzati invitó a los diáconos permanentes a poner sus ojos en Cristo


Paz Escárate
Santiago, Chile, 11 de agosto de 2012

El llamado lo realizó durante la Eucaristía en el día del martirio de san Lorenzo, el viernes 10 de agosto, en la Catedral Metropolitana.

 

La mayoría de los diáconos permanentes y sus señoras acudieron el viernes 10 de agosto a la Catedral Metropolitana para renovar su compromiso con la Iglesia de Santiago. A esta celebración también acudieron los estudiantes de la Escuela del diaconado permanente. La Misa fue presidida por el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, y concelebrada por monseñor Fernando Ramos, Vicario para el Clero; monseñor Héctor Gallardo, Vicario General de Pastoral y el padre Marek Burzawa, Vicario de la Zona Centro.

 

Al comienzo de la Eucaristía el Vicario para el Clero, monseñor Fernando Ramos, dio la bienvenida a los presentes. “Hoy es fiesta en la Iglesia Universal y particularmente en la Iglesia de Santiago porque el gran cuerpo de los diáconos de nuestra Arquidiócesis se junta en esta Iglesia Catedral para celebrar el don del ministerio diaconal, un don que Dios reparte abundantemente para el bien de su pueblo”, sostuvo.

 

El Arzobispo, durante la homilía, destacó el servicio preferente de san Lorenzo hacia los más necesitados y la obediencia radical a la voluntad de Dios Padre, tal como la vivió Jesucristo. Esto permite “ser instrumentos de vida divina”, para que llegue abundantemente a la vida de la comunidad, sostuvo el Arzobispo.

 

También reflexionó sobre la mística que debiese animar a los diáconos permanentes. “No dejen nunca de fijar su mirada en Jesucristo, obediente al Padre para la salvación de los hermanos”, invitó. “Esa es la mística más profunda de la existencia de ustedes”, añadió, que los lleva a la entrega cotidiana.

 

Ojos abiertos y voluntad dispuesta

 

“Para mirar a Jesucristo hay que tener los ojos abiertos”, explicó el Arzobispo. Esto implica tener el corazón y la voluntad dispuesta, especialmente en este tiempo donde la Iglesia propone vivir el Año de la Fe y el Sínodo de Obispos, para un encentro con Jesucristo. “Es en el encuentro diario con Cristo donde hallaremos la fuerza, la energía, el ejemplo para poder vivir como él”. Enfatizó que la contemplación, la Palabra de Dios, la Eucaristía, la comunidad y el servicio son fuente de unión con Cristo.

 

“Tienen un tesoro que cultivar y al cual entregar sus mejores energías”, dijo el Arzobispo refiriéndose a los más necesitados. “Estamos viviendo este mes de la solidaridad que nos invita a profundizar la fuerza evangelizadora que tiene el servicio humilde, silencioso, pero generoso y constante a nuestros hermanos más pobres”, aseguró refiriéndose a la dimensión propia de los diáconos permanentes.

 

Y para cultivar este tesoro son necesarias las cualidades de Cristo: Tener los ojos abiertos para ver a los más necesitados, una actitud de compasión hacia los demás y “la capacidad de intervenir eficazmente para liberar al hermano y a la hermana del mal que lo ha golpeado”, manifestó.

 

Gratitud de la Iglesia de Santiago

 

“Sé que en comunidades, en parroquias y en ambientes ustedes están ofreciendo a Jesucristo y a la Iglesia lo mejor de sí mismos”, expresó el Arzobispo agradeciendo el servicio pastoral de los presentes. Agradeció esta labor que se suma a la preocupación por las propias familias y por los trabajos de cada uno de ellos. “Como pastor de la Iglesia de Santiago e interpretando el sentir de todos los hermanos, de los sacerdotes, de los consagrados, de los hermanos y hermanas, del pueblo fiel, quiero expresarles los sentimientos de una profunda gratitud”, expresó. En este mismo sentido recordó a los diáconos permanentes ausentes de esta celebración por enfermedad o ancianidad y que siguen ofreciendo su oración por el bien de la Iglesia.

 

El Arzobispo también extendió el agradecimiento a las esposas, hijos y nietos de los diáconos permanentes “por el regalo que hacen a la Iglesia que es la vida del esposo, padre o abuelo”, finalizó el Arzobispo.

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