Diáconos Permanentes , una realidad viva en nuestra diócesis
“Todos los diocesanos hemos de seguir fomentando la vocación al Diaconado permanente y los organismos diocesanos competentes deberán ofrecerles un acompañamiento cercano y una formación que les ayude a desarrollar su misión con mayor autonomía y una mayor capacitación” (XIV Sínodo Diocesano 196)
Fue Don Ciriaco el que instauró en nuestra Diócesis de Coria-Cáceres el Diaconado permanente. Sigue siendo la única Diócesis que camina en Extremadura donde existe el Diaconado permanente.
Actualmente son diez los Diáconos permanentes incardinados en nuestra Diócesis.
¿Qué se exige para ser ordenado Diácono permanente?
Es una vocación que exige la llamada de Dios y la respuesta del hombre. Ser llamado significa ser amado. Se exige por tanto un auténtico discernimiento si verdaderamente me siento llamado a la Diaconía, que por la ordenación diaconal comienzo a ser de la jerarquía y vivo el servicio que la Iglesia me encomienda.
En su momento tengo que escribir una carta dirigida al Obispo a través de la comisión del diaconado permanente diocesano, donde está presente el Vicario General, el Vicario del Clero, el Rector del seminario, arcipreste y un diácono permanente. Ellos son los que le informan al obispo si hay suficiente garantía de que existe vocación y que se le tiene que indicar que debe hacer un itinerario de espiritualidad, de formación (al menos tres años) de estudios teológicos paras hacer una diplomatura. Sería bueno que se completase y terminasen los estudios teológicos.
También se requiere, si está casado, que tenga por escrito el apoyo de su mujer y su familia, si no se diese este apoyo sería mejor que no continuase como candidato al diaconado.
En este tiempo la dirección espiritual y la ayuda de la fraternidad diaconal es clave para crecer en esta programación. La fraternidad diaconal ofrece con el obispo espacios de oración para crecer juntos.
La inserción en una parroquia, en una comunidad cristiana es clave para la formación del diácono. El diácono vive al servicio del Señor, en la Diócesis, en la parroquia, en la comunidad.
Durante este tiempo de preparación, que nunca debe hacerse con prisas, se debe preparar el corazón para identificarse con Cristo diácono. Siervo por amor.
Para los diáconos permanentes casados se les exigen cinco años de casados. No se deben admitir cuando han pasado de los sesenta años. Se requiere un discernimiento y no ser una especie de premio por los servicios prestados a la Iglesia. Sería un error. Es una vocación y es clave el discernimiento si la llamada se dio y si el hombre puede acoger y realizar esta llamada desde su pobreza y contando con la gracia de Dios, caminar unidos a los párrocos, a la Diócesis o a la comisión diaconal permanente y al pueblo de Dios, que también se consulta si verdaderamente existen signos claros de poder realizar tal misión de siervo.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres
Fuente: https://www.agenciasic.es