Mensaje personal de Milton acerca de su estado de salud

 

Diác. Prof. Milton Iglesias Fascetto

Referente Nacional del CIDAL en Uruguay

Montevideo, 21 de mayo de 2011

miltoniglesiasf@gmail.com

 

Queridos amigos: El viernes 13 de este mes me internaron nuevamente y, bajo anestesia general, me colocaron un port-card para el día siguiente comenzar con la primera quimioterapia. El lunes l6 amanecí de terror (con mucositis -llagas en la mucosa de la boca que no me permitían ni tragar ni casi respirar, menos hablar- exantema en ambos pies, rojo color borra de vino que no me dejaba ni pisar ni caminar, y por supuesto inflamados pies y tobillos, artromialgias -dolor muy intenso en huesos y músculos de  rodilla y piernas hasta los pies, fiebre y algunas otras yerbas).

El martes 17 me trasladaron nuevamente al Centro Oncológico donde me inyectaron antialérgicos y cortisona y traje para mi domicilio pastillas de éstos. Ayer me controlaron nuevamente y algo amainó. Hoy pude salir a dar una vuelta de manzana (mejor dicho 6 cuadras en total) y volver inmediato. No me permiten estar en lugares cerrados con gente ni salir si hay humedad, .lluvia, mucho frío, etc…

 El 1º de junio me harán análisis, el 2 veré al Oncólogo tratante y el 4 posiblemente me hagan una segunda quimio. Están proyectadas 4, una cada 21 días dependiendo de mis respuestas físicas y de los análisis. Al final de estas cuatro harán tomografías y más análisis y decidirán si corresponde hacer algunas más o alcanzó (cosa que espero).

 Cuando alguien me llama por teléfono, pido que no me pregunten detalles porque tener que narrar todo eso hablado me revuelve la herida… Ustedes comprenderán, por cierto. Ahora me animé a escribirlo y quizás hasta el final no haga otra reseña, más que decir si ando mejor o no.

 A todos mis amigos, muchísimas gracias por las oraciones que hayan elevado hasta ahora y, si es posible pudieran continuar en ella, siempre es mejor. Si bien Dios sabe de nuestras necesidades, es bueno la intersección de todos los que buenamente puedan hacerlo.

 Estábamos con Raquel, mi esposa, muy nerviosos, así como el resto de la familia, pero ahora, resignados y con aceptación de la situación, estoy luchando con todas las fuerzas por salir adelante. No obstante estamos en las manos del Buen Dios y dispuestos siempre a cumplir con su voluntad, aunque lógicamente nos alegraría saber que pudiéramos continuar en servicio activo por algún tiempito más… La esperanza no la perdemos.

 Agradecidos por la atención que puedan dar, les envío este mensaje que es común a todos los receptores para no tener que hacer uno a uno todo este cuento que parece casi de terror.

 Saludos afectuosos a ustedes y a vuestras familias, junto al deseo de que sigamos en tan linda amistad.

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