Los diáconos, un signo vivificante para toda la Iglesia
Diác. Gonzalo Eguía
Coordinador de Servir en las periferias
Bilbao, España, 1 de junio de 2020
Terminábamos ayer el mes de mayo en el que, dentro de las intenciones mensuales de oración del Papa, toda la Iglesia Universal ha orado por los diáconos. El día cinco se publicaba el vídeo mensaje en el que el Papa presentaba la intención oracional de esta forma:
“Los diáconos no son sacerdotes de segunda categoría. Forman parte del clero y viven su vocación en familia y con la familia. Están dedicados al servicio de los pobres que llevan en sí mismos el rostro de Cristo sufriente. Son los guardianes del servicio en la Iglesia. Recemos para que los diáconos, fieles al servicio de la palabra y de los pobres, sean un signo vivificante para toda la Iglesia”.
El Papa explica con sus palabras cinco características del ministerio diaconal, para el que solicita a la Iglesia su oración.
En primer lugar, habla de la identidad diaconal: habla de una “vocación” específica dentro de la Iglesia, como parte del clero, es decir del grupo de servidores del Señor, de la Comunidad y del Mundo, con una especificidad propia “no son sacerdotes de segunda categoría”.
En segundo lugar, se dirige a los diáconos permanentes, no a los diáconos en general. Sus palabras se dirigen hacia los diáconos casados, a quienes comparten la doble sacramentalidad -matrimonio y diaconado-, llama la atención que no haya referencia explícita a los diáconos célibes, y a los diáconos transitorios. En cualquier caso, el pontífice señala la peculiaridad de la dimensión familiar de los diáconos casados, en la que, y con la que, viven su vocación. Es significativo el subrayado de la familia como un lugar importante de la vivencia del ministerio diaconal, así como un lugar desde donde el diácono ejerce su ministerio.
En tercer lugar, vuelve a definir nuevamente a los diáconos con una expresión que ya ha utilizado otras veces, los diáconos son los “guardianes del servicio en la Iglesia”, asignándoles la misión de recuperar y reforzar la dimensión servicial de toda la Iglesia. Destacando con ese fin dos funciones específicas entre todas las que la Iglesia encomienda al ministerio diaconal: el servicio a los pobres y a la Palabra.
Por último, el Papa desea que los diáconos sean un “signo vivificante de la Iglesia”, que por medio del desarrollo de su ministerio la Iglesia sea promotora de vida, y vida en abundancia para todo el género humano. En esta senda el Informativo recoge varias reseñas de diáconos fallecidos por el Covid-19, quienes han vivido hasta el extremo el compromiso de servicio adquirido en su ordenación, pedimos a Dios que estén gozando de su presencia, y desde allí puedan acompañar a sus familias y a las comunidades que acompañaban, descansen en paz. De igual forma los testimonios que se presentan sobre la forma de ejercer el ministerio en estos difíciles tiempos de pandemia.
En relación con la nueva Comisión Pontificia para el estudio del diaconado femenino, se adjunta la entrevista que han realizado al miembro de la Comisión, el presbítero español Santiago del Cura, quien afirma que antes de acabar el año la Comisión se pondrá a trabajar, tras este periodo de pandemia.
Desde Brasil hemos publicado la noticia de la realidad formativa diaconal de aquel país. Hay en este momento noventa y dos escuelas en las que se forman los futuros diáconos permanentes. Si tenemos en cuenta que Brasil tiene 288 diócesis, que algunas de estas escuelas tienen un carácter interdiocesano, así como el desarrollo geográfico de estas escuelas, diseminadas por todas las zonas en las que se divide administrativamente el país, en las que además hay una organización propia diaconal amparada por la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, el plan formativo de la Iglesia en Brasil se muestra como significativo y a tener en cuenta por otros países a la hora de establecer los recursos formativos para los diáconos del futuro.
Desde Brasil nos llegan también las palabras del obispo de Palmares en las que habla de la necesidad del diaconado permanente en la Iglesia. Y la efeméride del diácono Lando, de la archidiócesis de Curitiba, que acaba de celebrar cincuenta años de su ordenación diaconal, desde Servir en las periferias le hacemos llegar nuestra más sincera felicitación y nuestra oración fraterna.
En México ha tenido lugar la reunión virtual del Equipo Nacional de la Dimensión Episcopal del Diaconado Permanente. Parte relevante del orden del día correspondió a la crisis generada por el COVID-19 y la forma en que pueden responder los diáconos de forma especial en el área social. Hemos publicado también los links de los tres temas formativos que compusieron las jornadas formativas para los diáconos de aquel país, del año pasado.
Presentamos el Proyecto formativo en español que tiene la diócesis estadounidense de Fort Worth, para los candidatos al diaconado permanente-.
En el área de mujer, ha sido dado a conocer el nombramiento de Marianne Pohl-Henzen, como dinamizadora pastoral de la región episcopal de Friburgo de habla alemana, sustituyendo en esa área pastoral al hasta ahora vicario general de la archidiócesis, en sus primeras declaraciones Marianne ha declarado «lo primero que necesitamos es el diaconado para la mujer».
Ayer, con la fiesta de Pentecostés, concluíamos el tiempo de Pascua, una Pascua diferente, en medio de este tiempo difícil de la pandemia, unámonos a la oración que el Papa dirigía ayer: “Espíritu Santo, memoria de Dios, reaviva en nosotros el recuerdo del don recibido. Líbranos de la parálisis del egoísmo y enciende en nosotros el deseo de servir, de hacer el bien. Porque peor que esta crisis, es solamente el drama de desaprovecharla, encerrándonos en nosotros mismos. Ven, Espíritu Santo, Tú que eres armonía, haznos constructores de unidad; Tú que siempre te das, concédenos la valentía de salir de nosotros mismos, de amarnos y ayudarnos, para llegar a ser una sola familia. Amén”
En nombre del Equipo Coordinador y de Redacción, un abrazo fraterno.
Gonzalo Eguía