"El Buen Pastor y las vocaciones", por Julián López, obispo de León, España

El Buen Pastor y las vocaciones, por Julián López, obispo de León

          Queridos diocesanos:

El Domingo IV de Pascua, este año el día 22 de abril, nos invita de nuevo a centrar nuestra mirada y nuestros pensamientos en Jesucristo resucitado que se hace presente en medio de nosotros de un modo singular y significativo, concretamente en la persona del sacerdote que ejerce su ministerio “pastoral”, como enseñó el Concilio Vaticano II (cf. SC 7; LG 26 y 28). En todo caso Jesucristo es siempre el Buen Pastor que ha dado la vida por todos (cf. Jn 10,11) ofreciendo una relación de cercanía extraordinariamente profunda y fuerte, semejante a la que mantiene con el Padre: Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre” (10,14-15). El Señor ha querido relacionarse de ese modo con sus discípulos y espera también que correspondamos a esa presencia suya mediante una relación sincera, generosa, llena de amor y de gratitud por nuestra parte.

 

Bajo la figura del Buen Pastor, el Señor ha querido que asumamos su generosidad fundada en el amor que le llevó a dar la vida y a recuperarla después (cf. Jn 10,17-18). He aquí los dos aspectos del Misterio Pascual de Jesucristo: dar la vida en la cruz y recuperarla en la resurrección, pero no para retenerla sino para ofrecerla y compartirla con sus seguidores. En la última cena realizó un gesto muy significativo en este sentido: se despojó del manto para lavar los pies a los discípulos como preludio de la muerte, tomando después el vestido como imagen de la resurrección. Esta fue su “vocación” como Buen Pastor y en ese gesto de humildad ha de fundarse también toda vocación en la comunidad de sus seguidores: Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (13,15).

 

Ese impresionante gesto protagonizado por el Señor la víspera de su pasión, ilumina la próxima Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, vinculada muy oportunamente al Domingo IV de Pascua juntamente con la Jornada de las Vocaciones Nativas. Para nuestra Diócesis, centrada durante este curso pastoral en la intensificación de la “acción misionera” y particularmente en el “impulso de la pastoral vocacional”, la figura del Buen Pastor ha de representar un fuerte aldabonazo de gozo y de esperanza en la conciencia de cada uno de los fieles cristianos y, de manera especial, de los consagrados y consagradas y de todos los ministros ordenados, sin olvidar a los jóvenes que tratan de discernir su vocación o de consolidarla. El lema que se ha querido dar a esta Jornada: “Tienes una llamada: responde” es muy sugestivo. Es como si, al sonar un teléfono, nos alargan el aparato o el móvil y nos invitasen a hablar con alguien importante para nosotros.

 

Además, en nuestra Diócesis desde hace algunos años el Domingo V de Pascua, este año el día 29 de abril, que algunos denominan “Domingo de los ministerios eclesiales”, viene recordándonos la existencia del Diaconado Permanente como dedicación pastoral estable. Se trata de una verdadera vocación que todos hemos de tener en cuenta en nuestras preocupaciones pastorales, en la Oración por las Vocaciones y en nuestros respectivos compromisos apostólicos: los presbíteros y diáconos apreciando y apoyando de verdad este ministerio y procurando suscitar estas vocaciones; y los fieles laicos que se sienten Iglesia diocesana, valorando también esta posibilidad real por lo menos en la oración y estima, abiertos incluso a responder a una posible llamada del Señor. A todos los diocesanos invito a leer el hermoso mensaje del Papa Francisco para la Jornada de las Vocaciones: “Escuchar, discernir, vivir la llamada del Señor”, mirando también al próximo Sínodo de los Obispos dedicado a “Los jóvenes y el discernimiento vocacional”.

+Julián, Obispo de León

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