El obispo prelado de Deán Funes, monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen, ordenó sacerdote al diácono Héctor Luis Muiño, en una misa celebrada el 2 de diciembre en la parroquia San Francisco Solano, de la ciudad cordobesa de San Francisco del Chañar. El nuevo presbítero es viudo con cuatro hijos, uno de los cuales es sacerdote y le impuso las manos, y tiene dos nietos.
El obispo prelado de Deán Funes, monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen, ordenó sacerdote al diácono Héctor Luis Muiño en una misa celebrada el 2 de diciembre en la parroquia San Francisco Solano, de la ciudad cordobesa de San Francisco del Chañar, donde resaltó el acompañamiento familiar, sacerdotal y comunitario.
El nuevo sacerdote es un misionero consagrado que hace más de 30 años llegó a la Prelatura con su familia para entregarse a la misión y la catequesis en los lugares más alejados y postergados del norte de Córdoba.
Junto con su esposa Nora, quien murió hace algunos años, sus hijos Marcos (sacerdote jesuita), Laura, Clara y Cecilia, y sus nietos Francisco y Vera, Muiño dio un nuevo paso en su historia vocacional y misionera.
Con la ordenación sacerdotal, el padre Muiño dedicará su ministerio a la administración de la parroquia local y más de diez comunidades de alrededores; además de las tareas que ya desempeña como Ecónomo de la Prelatura, encargado de las Misiones y de la Escuela para Diáconos Permanentes, y formador de los misioneros ad gentes de la región Centro.
La celebración eucarística estuvo presidida por monseñor Zurbriggen y fue concelebrada por el obispo prelado emérito de Deán Funes, monseñor Aurelio Kuhn OFM, sacerdotes de la Prelatura, de diócesis vecinas y varios jesuitas radicados en Córdoba. Participaron fieles de las comunidades rurales.
La ordenación estuvo marcada por muchos momentos emotivos, entre ellos: el recuerdo de su esposa Nora, la reseña vocacional y misionera hecha por monseñor Zurbriggen en la homilía, la imposición de manos de su propio hijo y las palabras de agradecimiento del padre Muiño acompañado por su guía espiritual, el padre Ángel Rossi SJ.
El nuevo sacerdote eligió como lema de ordenación el Salmo 70: «Todos los días mi boca anunciará tu salvación Señor».
Al finalizar la celebración se leyó el decreto con el que el obispo lo nombró administrador parroquial y luego hubo un almuerzo comunitario. El nuevo sacerdote celebró su primera misa el domingo 3 de diciembre, memoria litúrgica de San Francisco Javier, patrono de las misiones, en la catedral Nuestra Señor del Carmen.
Tomado de: aica.org