Diáconos permanentes celebraron su día en la Catedral de Santiago

Santiago, Chile, 12 de agosto de 2011

Con una Eucaristía presidida por monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, los diáconos de la Arquidiócesis celebraron a su patrono, San Lorenzo, en la Catedral Metropolitana.

Alegría había en el rostro de cientos de diáconos de Santiago durante la Eucaristía presidida por el Arzobispo, monseñor Ricardo Ezzati, el jueves 11 de agosto en la Catedral Metropolitana. La Misa fue concelebrada por monseñor Andrés Arteaga, obispo auxiliar; monseñor Héctor Gallardo, vicario general de pastoral; el presbítero Rodrigo Tupper, vicario general; el Padre Miguel Hoban, vicario de la zona sur; el Pbro. Rafael Hernández, vicario de la zona norte y encargado del diaconado permanente; el Padre Marek Burzawa, vicario para la familia y de la zona centro; el Pbro. Manuel Paz, vicario de la zona sur, entre otros sacerdotes.

Durante la Misa se dio gracias a Dios por este don y ministerio que Dios suscita en su Iglesia para su crecimiento y para que sea “signo fecundo y eficaz de la presencia salvadora de Jesucristo en la historia de los hombres y las mujeres de todos los tiempos”, dijo al inicio el Arzobispo.

Palabra y servicio

“Hagan de la palabra el espesor y el sustento de su vida cristiana. Hablen con Dios. Hagan de la Palabra de Dios esa Palabra que se escucha con un corazón abierto, con un oído atento y un corazón dispuesto a que la Palabra se haga carne, como se hizo en María y como se hizo en los santos”, indicó el Arzobispo. Añadió: “Ser anunciadores de la Palabra de Dios les tiene que abrir el horizonte de su compromiso misionero y hacerles sentir de verdad el deseo que la Palabra de Dios llegue a todos los sectores de la ciudad”. A los asistentes recordó que ser diácono implica tener una vocación de frontera no sólo física, sino también cultural, para anunciar a Dios en los descampados existentes en la sociedad actual.

El Arzobispo les pidió “que sean un sacramento viviente de la actitud de Jesús que se inclina hacia los últimos y que ha venido no para ser servido, sino para servir”. Dijo que el diaconado tiene que ser un signo y una profecía que recuerde a toda la Iglesia su misión de servicio. “Recuerden que la nota esencial de su vida como diáconos es ser signo de Jesús servidor, ser discípulo misionero de Jesucristo que se inclina para servir”.

Monseñor Ricardo Ezzati también saludó y agradeció a las esposas de los diáconos por su colaboración permanente en esta misión. A ellas las estimuló a vivir de manera novedosa el sacramento del matrimonio, que es la vocación primera. Expresó: “Gracias por ser testigos de lo que significa construir una familia fundada en el amor. Gracias por abrir el corazón a una familia más grande que es la parroquia, la diócesis”.

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