En su inauguración estuvieron presente los jóvenes participantes del proyecto con sus familiares, autoridades de Gobierno regional y comunal, encargados y sacerdotes, entre quienes destaca el Vicario General, Pedro Gómez, gestor de la obra quien se manifestó muy emocionado. El arzobispo, Fernando Chomalí, bendijo el lugar y las primeras semillas que fueron plantadas por los mismos jóvenes que trabajan en el invernadero y de inmediato regadas por sus familiares.
Como el ecosistema natural
Eduardo Mesa, trabajador agrícola, ha colaborado directamente en la implementación del invernadero, y el diácono permanente Alejandro Montero ha tenido un rol importante y clave en la preparación del terreno con el apoyo de 50 jóvenes estudiantes, quienes dejaron apta la tierra, en el sistema de ‘cama alta’, para colocar las semillas.
“Nos hemos basado en lo que el Papa nos entregó en la encíclica ‘Laudato si”, expresó Montero, en el cuidado de la casa común. Por eso, aquí, hemos aplicado una tecnología agro ecológica que no daña la tierra ni el medio ambiente. Estamos usando los mismos principios que usa el ecosistema natural, como lo hace un bosque nativo para sobrevivir. La semilla que se ha incorporado ha sido cultivada por los campesinos, cuidada por generaciones, semilla hermosa, porque tiene tradición e historia”, explicó.
Para la preparación de la tierra usan ‘compost’ elaborado con residuos de la cocina de la misma casa de ejercicios Betania y hojas de árboles de la ciudad aportados por el Municipio. El regadío se hará principalmente con el acopio de aguas lluvias y para afrontar enfermedades en las plantas usarán homeopatía y fitoterapia en lugar de fertilizantes, comentó Montero.
Ecológico social inclusivo
Al bendecir esta obra, el arzobispo Chomalí recordó otras obras sociales similares ya existentes: “en este momento, hay 28 jóvenes que están trabajando, dijo, contratados con todas las normas legales, en Lavandería Industrial 21 y en otros proyectos. Queremos seguir creciendo en esto, porque tenemos muy claro que hay personas discriminadas en Chile, que tienen capacidades diferentes y nosotros nos vamos a preocupar de ellas con mucho amor, lo cual nos compromete mucho”, afirmó, añadiendo que “siempre estamos pensando qué hacer, para darles un trabajo digno, donde se sientan útiles y contentos y, por eso, pensamos que este invernadero es una muy buena alternativa que se suma, es un mundo precioso que se relaciona con la naturaleza”. Concluyó expresando la gratitud de la iglesia a quienes han colaborado en la concreción de este proyecto social.
En su intervención el sacerdote Pedro Gómez destacó el carácter ecológico social inclusivo del proyecto mostrándolo como “un signo, porque en el Evangelio del Señor en muchas ocasiones destaca la imagen de la semilla. Queremos que esta semilla el Señor la haga crecer como semilla del amor en nuestros corazones, para permitir que seamos solidarios y generosos con los demás. Sobre todo, en este tiempo, esto es un signo muy potente de esperanza, que nos llena de alegría”, expresó.
Carmen Rebolledo, mamá de Ignacio, joven de 24 años con síndrome de Down participantes del proyecto, contó que su hijo hizo una pasantía en la Lavandería Industrial 21. “Él está contento y feliz con esta iniciativa y muy entusiasmado de poder integrarse al mundo laboral, de sentir que puede hacer cosas. Como madre y miembro de la comunidad salesiana expreso mis felicitaciones a la Iglesia católica por esta preocupación. Aquí, se ve claramente la mano de Dios”, subrayó con alegría, habiendo sido una de las mamás que colocó el primer riego a las semillas plantadas en la ceremonia.
Fuente: www.vidanuevadigital.com