Conoce al diácono Silverio Rubio, de la diócesis de Birmingham (EEUU)

Muchos de los hispanos que vivimos en el centro de Alabama, hemos compartido con el Diácono Silverio Rubio momentos de amistad, de religiosidad y de espiritualidad. Hemos aprendido de su gran corazón que tenemos que dejar nuestra huella de servicio por una comunidad que sólo necesita de un alma que los escuche, de un consejo oportuno y de una dirección que les ayude a encontrar la salida.

¿Cuántos de nosotros no hemos pasado por estos difíciles trances: la pérdida de un ser querido, el dolor de una enfermedad, de encontrarse privado de la libertad, de haberlo perdido todo, en fin, de tantas y tantas adversidades con las que convivimos en nuestro andar por esta vida? Es aquí donde muchos han hallado consuelo, han encontrado esa mano amiga, ese magnífico recurso espiritual que les ha enseñado a mirar hacia el Señor, para encontrar la tan ansiada paz para su afligido corazón. Pues bien, eso ha hecho en muchas ocasiones nuestro Diácono Silverio Rubio.

Charla con el Diácono Silverio Rubio

Periódico Latino (PL): ¿Cómo han sido para usted estos 25 años de diaconado?

Diácono Silverio Rubio (SR): Mi vida diaconal ha sido de mucha alegría, de éxitos, de entrega para poder servir al Señor y a la Iglesia. Siento que el llamado que tuve me ha llevado a ayudar a muchas personas, a muchas iglesias, a orientarlos. Ha sido una bella experiencia que el Señor me ha regalado, al brindarme esta oportunidad de continuar con mis servicios a la Iglesia. Sé que mi tiempo ya está llegando a su final, pero mi vida siempre ha sido plena de satisfacciones.

PL: ¿En su familia algunos de sus hijos han querido también formar parte activamente de la iglesia?

SR: Tuve la esperanza de que mi primer hijo, Freddy, fuera religioso, sacerdote, pero el Señor lo llamó para que tomara otro camino. Él todavía sigue activo en su iglesia y está ayudando desde su profesión como abogado y contador. Mi otro hijo Edwin, también junto con su esposa están envueltos en su iglesia al igual que mi hija. Ella tiene sus hijos y sirve al señor desde su oficio, trabaja en una escuela católica en Miami. Casualmente, la semana próxima voy para darles la primera comunión a mis nietos. Es de las grandes satisfacciones que me ha dejado el diaconado, he podido bautizar, casar y darles la primera comunión a mis nietos e hijos. Tengo 10 nietos. El compromiso con la iglesia ha sido compartido con mi esposa Julie y mi familia. Gracias a Dios mi familia ha aprovechado esto, todos fueron bautizados y recibieron todos los sacramentos dentro de la iglesia católica. Recuerdo las palabras del Cardenal Luis Aponte: “Tú fuiste llamado a tu primer compromiso que es tu familia y debes darle tu prioridad a la familia, y el resto de tu tiempo, a la iglesia”.

PL: ¿Cuándo y dónde fue ordenado como diácono?

SR: Eso fue en Puerto Rico el 29 de Agosto de 1987. Fui ordenado por el Cardenal Luis Aponte Martínez, fallecido hace poco. Allí trabajé con la iglesia por muchos años, primero como laico comprometido y después como diácono. En Pittsburgh, Pennsylvania, trabajé 13 años con el Obispo Dane, hoy Arzobispo de New York.

PL: ¿Dónde recibió por primera vez ese llamado a servir al Señor?

SR: Yo comencé conociendo al Señor en un cursillo de cristiandad que se hizo en Milwaukee, Wisconsin, -donde se encontraba cuando se realizó esta charla con el Latino-, por los franciscanos y después de ese retiro y gracias a un tío que me recomendó, he estado comprometido con la Iglesia desde entonces. He estado siempre para adelante, en ningún momento hacia atrás, porque una vez que conoces al Señor, tu vida cambia y no hay pasos hacia atrás.

PL: ¿Qué hacía usted antes de convertirse en diácono?

SR: Trabajé en mi carrera de postal, la cual inicié precisamente aquí en Milwaukee, Wisconsin, y que luego de la muerte de mi único hermano, me trasladé a Puerto Rico con mi madre. Estuve allí 20 años, hasta que me trasladaron a Pennsylvania, donde terminé como postmaster, administrador de correos. Después de 35 años y medio y ahora junto a mi labor de diácono, estoy en mi segunda carrera de administrador de bies raíces, pero siempre involucrado ayudando a la comunidad hispana, a los más necesitados.

PL: Aunque en otras partes del mundo, especialmente en África y Sudamérica, los seminarios están llenos, ¿A qué se debe, según su pensamiento, la falta de vocaciones sacerdotales latinas aquí en Estados Unidos?

SR: El mundo se ha abierto ahora a tantos intereses y tantas tecnologías. En lugar de los padres hablar de vocaciones, sus hijos toman otros caminos, de dirigir empresas, de inventar cosas que les ocupa el tiempo.

Antes no había tantas diversiones, tantas oportunidades para emplear el tiempo, y había entonces más religiosidad. Las iglesias se han vaciado especialmente en Estados Unidos, aunque todavía existen muchas iglesias, protestantes, pero el interés en la religión no es como antes.

Silverio Rubio quiso compartir con su comunidad latina, en especial con sus iglesias Nuestra Señora de Lourdes, Fort Payane y Santa Teresa, de Leeds, esta charla con el Periódico Latino.

 

Tomado de: www.latino-news.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *