El diácono permanente debe ser un factor de paz
Alrededor de 80 alumnos de la Escuela del Diaconado celebraron la Eucaristía, presidida por monseñor Celestino Aós, durante una visita del pastor, que recorrió los cursos en que se forman los futuros diáconos permanentes de la arquidiócesis.
La misa se celebró en las dependencias de esa escuela en calle Catedral, oportunidad en que el obispo se refirió al Evangelio de san Juan, en el que Jesucristo pide que «todos sean uno». Y dijo: «En el momento de nuestra Iglesia actual, el diácono está llamado, igual que el sacerdote, a ser hombre de paz, y quien piense lo contrario está yendo en contra del Evangelio y en contra del diaconado. Hombres de paz en estos momentos en que el mundo está dividido y en que nos dividen el pecado y tantas cosas. El diácono va a tener que ser el hombre de paz en la comunidad a la que ustedes van a ir». Agregó que «lo que escandaliza al mundo es que los cristianos estamos divididos, que entre nosotros nos mordemos, y esta es una realidad dolorosa».
Terminada la eucaristía, monseñor Aós recorrió las salas de clases compartiendo con los futuros diáconos y sus esposas.
Germán Leiva, de la parroquia Madre de Dios, de la Zona Sur, en el cuarto año del diaconado, casado con Orfelia Sepúlveda, cuatro hijos, trabaja como administrativo en el Hogar de Cristo. Respecto de cómo llegó a descubrir su vocación por este este ministerio, dijo que «es un proceso que uno va viviendo con la comunidad en el crecimiento de la fe, que va madurando, y que el Señor va mostrando por dónde quiere que lo acompañemos. En este discernimiento está la ayuda de personas que Dios nos envía. Yo sentí la necesidad de este servicio del diaconado permanente».
En cuanto a los estudios, señaló que estos cuatro años han sido «una bonita experiencia en términos de la formación, del conocimiento adquirido y del fortalecimiento de nuestra fe haciendo vida el Evangelio que escuchamos a diario».
Actualmente hay 87 alumnos haciendo los distintos cursos de los seis años de estudio para convertirse en diáconos permanentes de la Iglesia.
Fuente: Comunicaciones Santiago