Tras la lectura del Evangelio, y en un momento de activa reflexión, en donde el Diácono movilizó a los alumnos a que respondieran a cada una de las preguntas, meditaron acerca de la importancia de la familia en la vida de cada una de las personas como camino para la santidad del hombre.

“Jesús vivía en una familia y según lo dice el Evangelio tenía los problemas de cualquier familia, porque no existe una familia perfecta, extraordinaria, no existe una familia donde todo está ordenado. Por eso, el Evangelio nos invita a que descubramos que sí existe una familia donde todo puede ser sagrado y esto no significa que esté todo perfecto, las familias sagradas son aquellas que, al ejemplo de la familia de Jesús, María y José, en medio de las dificultades de la vida, tratan de hacer presencia en Jesús”, reflexionó el Diácono y Director del nivel Secundario Diego Areán.

“Vamos a pedirle a Jesús, María y José que nuestras familias sean sagradas, con sus historias, sus idas y vueltas, que sea una familia donde Dios pueda florecer y estar presente en cada una de las dificultades”, expresó el Diácono.

Y tomando la guitarra, el Diácono Diego Areán motivó a los alumnos y a la comunidad a cantar una bellísima canción “labora y canta, la esposa del carpintero y el mundo entero sonríe y canta también”.

Luego, dos madres, dos padres y dos alumnos llevaron al altar los signos que representan las virtudes de cada uno de los integrantes de la Sagrada Familia.

“Para imitar las virtudes de María, como madre y esposa, llevamos al altar una manta de lana tejida, para mostrar la calidez y la sencillez de la vida cotidiana, y una jarra de vidrio con agua, que representa la transparencia, lo puro y lo simple de ella, conteniendo la vida representada en el agua”, explicó la Catequista Alicia Hait.

En tal sentido, continuó diciendo: “para representar las virtudes de San José, como padre y esposo, llevamos hacia el altar una vasija de barro, signo de docilidad, nobleza y trabajo, y una imagen de la Divina Providencia, representando los gestos paternos de José para con Jesús”.

Por último, y llevada por dos alumnos de 2° grado, “para representar las virtudes que queremos imitar de Jesús, acercamos al altar algunos caramelos para simbolizar la dulzura y la ternura, una panera para la mesa, significando la laboriosidad en las tareas domésticas de la vida cotidiana de una familia”.

Tras la bendición, los alumnos se acercaron al altar para recibir de manos del Diácono Diego Areán un obsequio que les significará la Sagrada Familia de Nazareth, alegres de saber que los acompañará en el camino de sus vidas.