En este día miramos a los ojos de María, madre del Señor y madre nuestra, sabiendo que sus ojos no dejan de mirarnos y mostrarnos su amor. Miramos a sus ojos para decir su nombre, María. Oramos con las palabras de Monseñor Pedro Casaldáliga, obispo emérito de Sao Félix, Mato Grosso, Brasil.
Decir tu nombre, María
Decir tu nombre, María,
es decir que la Pobreza compra los ojos de Dios.
Decir tu nombre, María,
es decir que la promesa sabe a leche de mujer.
Decir tu nombre, María,
es decir que nuestra carne viste el silencio del Verbo.
Decir tu nombre, María,
es decir que el reino viene caminando con la Historia.
Decir tu nombre, María,
es decir junto a la Cruz y en las llamas del Espíritu.
Decir tu nombre, María,
es decir que todo nombre puede estar lleno de Gracia.
Decir tu nombre, María,
es decir que toda suerte puede ser también su Pascua.
Decir tu nombre, María,
es decirte toda Suya, causa de nuestra Alegría.
Tomado de: Pedro Casaldáliga, 1991: Llena de Dios y tan nuestra. Antología mariana. Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra, España), p.84
Imagen de Máximo Cerezo Barredo