Nuevo libro «Diaconía en las parras de Chile», del diácono Miguel Ángel Herrera Parra III

Mujer de hoy

Mil flores y chocolates, les donan a las mujeres,
mil regalos y remates, y les dicen que las quieren.
Sin embargo, sin embargo,
hay algo que hoy las ataca,
las atrapa por encargo,
por la muerte, con su estaca.
Más peligrosa que tsunamis,
terremotos y erupciones,
que incendios y que aluviones,
que accidentes y erupciones,
es la costumbre malvada,
que solo las ve como cuerpos,
como carne del banquete,
culpables, en todos los tiempos.
Son otras personas, son un legítimo ser,
no son ellas un puro medio,
ni esclavas son de otro ser,
no son brujas, ni son remedio.
¡Cariño y respeto,
solidaria admiración,
sean signo concreto,
de nuestra salutación!.
¡Feliz día de las Mujeres!

Felices ustedes

Felices son los pobres, porque el Reino les pertenece,
felices son los que lloran, recibirán mi consuelo.
felices, siempre felices, serán llamados hijos de Dios.
Felices son los mansos, porque heredarán la tierra,
felices son los hambrientos, sedientos de la justicia.
felices, siempre felices, serán llamados hijos de Dios.

Felices son los que tienen, muy puro su corazón,
porque verán a su Dios, y tendrán su bendición,
felices, siempre felices, serán llamados hijos de Dios.

Felices los que construyen, la paz en esta tierra,
porque serán abrazados, por el Señor de la Paz.
felices, siempre felices, serán llamados hijos de Dios.

Felices los perseguidos, por causa de la justicia,
porque el Reino de mi Padre, a ellos les pertenece,
felices, siempre felices, serán llamados hijos de Dios.

Feliz la misericordia, que exhala tu corazón,
la recibirás, más grande, de manos de tu Señor,
felices, siempre felices, serán llamados hijos de Dios.

La calle Catedral

En la calle Catedral, justo entre Puente y Bandera, la mezcolanza es total, cosmopolita vereda, peruanos cortando el pelo, y haitianos riendo al sol, colombianos y empanadas, y arepas venezolanas, se cambia el infiel dinero y se vende el chicharrón, chilenos oficinistas y turistas por montón, comparten la acera norte y la estrechan, siempre al son.
Sentados en el gran templo, esperando una labor,
que los llamen, pronto, pronto, y trabajar, con sudor,
no están perdiendo su tiempo, es su red, su ubicador,
entre barajas, el día, se va acortando, en ardor.
Negros, blancos y mestizos, indígenas y mulatos,
visitantes, residentes, ilegales y ambulantes,
con sabores extranjeros, y mil olores diversos,
arrancando entre la gente, con su asada y dulce leche.
con su ceviche en bandeja, antes que llegue el control.
Chilenos indiferentes, sorprendidos por aquí,
dicen que es “otro país”, por ver a tanto migrante,
no reconocen su viña, su linaje tan mestizo,
enriquecido en la lid, de esta cultura cambiante.
Y algunos, hasta se enojan, cuando pasan por allí,
y esos violentos sonrojan, pues no saben lo que ven,
estos signos de los tiempos, de universal migración,
de las miles de familias, que luchan por ser feliz,
en un mundo amenazante, y en Chile ven su país.
Es mi calle Catedral, justo entre Puente y Bandera.

“La alegría ya viene”

¿De dónde salen aquellos, que enjuician a los demás,
que le destrozan sus sueños, y su hambre de libertad,
que ridiculizan anhelos, y sus ansias de la paz,
que sólo ven pasos negros, en medio de esta ciudad?.
Dicen que no hay alegría, que no hubo, y no la habrá,
que de nada sirve nada, que hay que morirse no más,
que la esperanza es engaño, y que todo ya da igual,
que da lo mismo el tirano, que democracia es disfraz.
Que no hay que festejar nada, que nada cambió y no lo hará,
que hay que morir vomitando, el odio a la autoridad.
que siempre habrá represiones, abusos e iniquidad,
que los profetas son necios, que vencerá la crueldad.
Dicen que no habrá justicia, que ganó la impunidad,
dicen que somos culpables, por anhelar la verdad,
en un mundo de mentiras, que el bien jamás ganará,
que esta perenne injusticia, crecerá y nos matará.
La alegría no llegará, porque los sueldos no suben,
no llegará la alegría, pues tienen que trabajar,
que deben participar, organizarse, y luchar,
y eso será imposible, pues no “existen” los demás.
En el alma de mi pueblo, hay una chispa genial,
que sabe que la alegría se va tejiendo, entre el mal,
que se construye lo nuevo, en medio del lodazal,
que el amor y la justicia, día a día, vencerán.
El Alzheimer de los hijos
El Alzheimer de los hijos, se contagia en la humanidad,
la distancia y el olvido, se muestran a toda edad,
va fallando la memoria, y es grande dificultad,
se condena a los mayores, a una enorme soledad.
Se les va dejando solos,
y les cuesta caminar,
se les olvidan los rostros,
y el sendero hacia su hogar.
El Alzheimer de los hijos, es terrible enfermedad,
pues la nada, el sinsentido, les vienen a arrebatar,
a los padres de sus hijos, como fría y cruel verdad,
y se postra a los abuelos, sin la mínima piedad.
Ya molestan sus costumbres,
sus palabras y recuerdos,
ya se borraron sus lumbres,
como a cerebros desiertos.
El Alzheimer de los hijos, en la postmodernidad,
no producen y no comen, nadie lo puede negar,
muchos gastos, mil problemas, en la cotidianidad,
y se pierden los apegos, en la vasta oscuridad.
Les declaran relegados, en medio de la ciudad,
les nominan postergados, no hay perdón, no hay caridad.

Nos estamos muriendo

Lentamente, como el día, fallece nuestra energía,
se muere nuestra armonía, en esta selva sombría.
De manera muy suave y firme, como un rayito en penumbra,
fenece, y ya debo irme, de una tierra que no alumbra.
Se muere la fe del pobre, que anhelaba la justicia,
se muere aquella esperanza, que animaba, en la inmundicia.
Se muere el amor humano, ególatra, vil, inconsciente,
ya no se brinda la mano, ya se mató al más valiente.
Ya se murió la hidalguía, de saber ganar, perder,
se acabó la poesía, que amaba el atardecer,
se esfumó aquel principio del saber envejecer,
se invisibilizó el respeto, a la persona y su ser.
Y ellos no quieren surfear, por la muerte, en esta vida,
sabiendo que esta comida, será la última, al fin,
y ya no se arriesgan más, sospechan de la bebida
que ya no brinda esa paz, ese bienestar sin fin.
Y nos estamos muriendo, poco a poco, lentamente,
sus voces van repitiendo, “¡yo quiero quedarme aquí!”
“¡yo quiero quedarme aquí!”, “¡yo quiero quedarme aquí!”
“¡yo quiero quedarme aquí!”
“¡yo quiero quedarme aquí!”

El género

Como persona bilingüe, que recorre todo el mundo,
sabe dialogar con todos, sin, nunca a nadie, excluir,
abre puertas y ventanas, donde el afecto profundo,
le enseña a vivir en paz, y al veneno combatir.
Aprende el nuevo lenguaje, del género y del poder,
de perspectivas y enfoques, y roles por aprender,
de orientaciones y acciones, del desarrollo del ser,
de lo diverso y distinto, del misterio y comprender.
Por eso, tiende mil puentes, para poder conversar,
con palabras inclusivas, que tejen la humanidad,
es una red de mil fuentes, buscando reflexionar,
sus miradas comprensivas, respetan la alteridad.
Conoce de ideologías y valora las teorías,
no ignora las realidades, y ama, en pluralidad,
entre humanas alegrías,
y políglotas armonías,
busca la plena equidad, respetando al desigual,
construye felicidad, sabe que el odio es un mal.
Sabe y valora quien es, se ama como persona,
por eso, es capaz de ser, un otro en la convivencia,
humana, en la trascendencia, y en la inmanencia también.

No revientes el globo

Como el sol es una estrella, enana, que está muriendo,
cada persona atropella, a otros, al ir creciendo.
No revientes ese globo, pues no habrá restauración,
cada persona es un globo, que expande su aspiración.
Su ira y su impaciencia, su rabia y su inconciencia,
su desconsuelo e indolencia, su crueldad y su imprudencia,
dilatan sus limitadas, paredes abdominales,
sus horas están contadas, la reventarán sus sales.
Cada persona camina, a punto de reventar,
ya no duerme, ya no come, solo quiere vomitar,
ya no acoge, ya no abraza, solo quiere disparar.
No es la falta de oxígeno, es carencia de bondades,
no es demasiada presiones, es acumulación de males,
no es falta de la paciencia, es la ausencia de virtudes,
no es ausencia de perfumes, es alientos sepulcrales.
No son violentas discusiones, sino silencios mortales,
no son faltas de dinero, sino exceso de vanidades.
No es la ausencia de un amigo, es la multitud de patanes,
no es la escasez de humildades, es abundancia de soberbias.
No revientes hoy tu globo, pues no se reparará,
que no exploten las personas, ¡que aprendan siempre a inhalar!.

La voluptuosidad incomprendida

Voluptuosamente ha dicho, voluptuoso, en su regazo,
voluptuosidad infinita, entre su mano y su abrazo.
Voluptuosidad voluptuosa, que no conoce el pecado,
voluptuosidad amorosa, santa y legal, sin enfado.
Placeres de las parejas, pasiones de los esposos,
liberados de las rejas, de prejuicios envidiosos.
Voluptuosamente bailan, se besan y complementan,
románticamente cantan, se ofrecen y así, se entregan.
Voluptuosidad incomprendida, en diversas sociedades,
sexualidad reprimida, pues la cargan de maldades.
Misterios de los placeres, corporales y terrenos,
del amor entre los seres, del goce de los serenos.
Hombre y mujer, diseñados, para disfrutar la vida,
y esta corta pasantía, y ser feliz, ser feliz.
Nadie cambia, por decreto, la naturaleza humana,
la pareja asume el reto, responden, cada mañana.
Hombre y mujer, abrazados, para amar con alegría,
hombre y mujer, traspasados, de pletórica armonía.
Voluptuosidad infinita, entre tu mano y su abrazo,
voluptuosamente ha dicho,
voluptuoso, en su regazo.

La fe compartida

No se inculca, ni se imparte,
no se impone por la fuerza,
la fe se da, y se comparte,
se transmite como herencia.
Es un gratuito regalo, de un Dios de misericordia,
es una dote, es un faro, que no vence en la discordia.
La fe es libre y voluntaria, es gratuita y es hermosa,
no te obliga a una plegaria, es como brisa amorosa.
Se alimenta en la familia,
y crece en comunidad,
en permanente vigilia,
y florece en la Verdad.
Es un milagro asombroso,
creer en Otro invisible,
que te levanta, glorioso,
te hace vencer lo imposible.

Por eso, en Dios, yo creo,
que es Amor incandescente,
que al agnóstico, al ateo,
les ama, es fiel, y es paciente.

El Papa Francisco es Pedro

Apacienta a mis ovejas,
y cuídame a mis corderos,
ahora, me amas sin quejas,
con testimonios sinceros.
Como Yo, darás tu vida, como fiel y Buen Pastor,
que vas sanando la herida, del odio y del desamor.
Vas conociendo y queriendo, por pura misericordia,
a mi rebaño, nutriendo, en fraternidad y concordia.
Con mi Palabra, levantas, al oprimido y hambriento,
al tullido, tu fe le cantas, y le brindas mi alimento.
Vas pastoreando a los pobres,
de todas las latitudes,
vas optando por los pobres,
a todos, con sus virtudes.
Como mi Padre, eres padre,
eres Papa de este siglo,
Veintiuno, en Alegría,
de familia de familias.
Papa con olor a ovejas, que nos pides bendiciones,
de conflictos, no te alejas,
con acciones y oraciones.

La vocación humana

Cuando a él le preguntaron, qué sería cuando grande,
“piloto de avión a chorro”, contestó sonriente el niño,
después dijo: “literato”, ignorando ese bello arte,
y, a la misma interrogante, de joven dijo: “cantante”.
Visual, en dibujo técnico, le fue excelente en la prueba,
y “arquitectura” le conquista, por su sentido social,
y al tercer año se cambia, “sociólogo” profesional.
De ser sereno “soltero”, optó por el matrimonio,
por ser “esposo” y ser “padre”, misionero en matrimonio.
de “laico comprometido”, va anunciando y aprendiendo,
va discerniendo el llamado, con su esposa, al diaconado,
en salida, a las fronteras, del mundo que está pidiendo,
agua de Dios, bendita, esperanza y fortaleza,
fe, amor, paz y justicia, Evangelio de este tiempo.
Vocaciones tan humanas y, en silencio, tan divinas,
cada una es como un paso, que nos levanta a la cima,
y, cada día, escuchamos, aquella voz del Señor,
que nos pide una misión y nos regala su Amor.
Volando, y creando, cantando, estudiando, orando y catequizando, animando y sirviendo, todo tiene un gran sentido, en la ruta personal,
ya que el llamado de Dios,
nos da Vida hasta el final.

A Daniel Viglietti

Nuestro Daniel liberado, de en medio de los leones,
su canto fue como un faro, alumbrando entre nubarrones,
existencialista honesto, con hambre de la justicia,
cantautor y hombre sincero, profeta anti-impudicia.
A desalambrar el mundo, a desalambrar la mente,
a desalambrar el cielo, somos uno con la gente,
a desalambrar afectos, a desalambrar los salmos,
a desalambrar tus duelos, y a desarmar la corriente,
del cínico materialismo, del hipócrita consumismo,
del burdo y cruel egoísmo, del que perdió su humanismo.
Tu canto entre los leones, seguirá alimentando,
una esperanza activa, y una genial valentía,
de romper esas cadenas, del que sufre, en agonía.
En un cielo para todos, sin muros y sin fronteras,
ha llegado un hombre nuevo, con canciones verdaderas,
para convertir las mentes, para superar las penas.

A Latinoamérica entera, Daniel seguirá cantando,
en su elevado escenario, y misteriosas banderas,
nos seguirá animando, nos seguirá levantando,
nos seguirá liberando, de alambradas pasajeras.

La familia real

La familia no es perfecta, discuten sus integrantes,
lo de uno, a todos afecta, en diálogos intrigantes,
la familia está en vigilia, comparte amor y dolor,
cotidianamente auxilia, y a sus miembros da calor.
Comunicaciones buenas, comunicaciones malas,
las sensaciones se expresan, de la noche a la mañana,
entre las risas y el llanto, entre virtudes y fallas,
entre fantasmas que penan, y entre el apego que sana.
Los silencios se digieren, se traducen y se mezclan,
se transmiten y se hieren, se gozan y así, se agrandan,
los secretos se mantienen, se actualizan y se funden,
entre verdades ocultas y entre misterios que cunden.
Los proyectos que diseñan, los llamados que se ignoran,
los sueños que consideran, las visiones que abandonan,
los ídolos que veneran, los dioses que siempre adoran,
los mandamientos que donan, los juicios que se elaboran.
Los abuelos inmaduros, y los niños sapienciales,
las madres controladoras y los padres infernales.
los tíos y tías duros, los sobrinos especiales,
y hermanas castigadoras, y parientes irracionales.
La familia es un volcán, de auténticas emociones,
humanas y partidistas, mezcladas de bendiciones,
discordia y misericordia, herencias y maldiciones,
que nos daña o humaniza, nos libera de traiciones.

¿Votar o no votar?

“No votes más”

Abandona tu utopía,
eres un cómplice más,
de una seudo democracia,
que no lo será jamás.
Es mejor la anarquía,
que cultives tu ironía,
refúgiate en la apatía,
ya no eres ciudadanía.
Es mejor botarlo todo,
romper y quemarlo todo,
esta sociedad es del lodo,
y hay que destruirlo todo.
No serás protagonista,
en este mundo esclavista,
nunca serás guionista,
tu futuro es pesimista.
Todos ellos son ladrones,
vivarachos, ricachones,
se aprovechan de los pobres,
y se engordan con millones.
Deja de votar, y deja de soñar,
que ya no existe el pueblo,
y que ya no triunfará.
Cinismo, puro cinismo,
falsedad e hipocresía,
tu voto nada decide,
pues ya triunfó la maldad.

“Sigue votando”

Soy hijo de un pueblo culto,
del civismo responsable,
del ardiente compromiso,
de una lucha interminable.
Quiero influir en las leyes,
para nuestra sociedad,
por eso el conocimiento,
me ayuda hacia la verdad.
Yo no desahucio a mi patria,
no la abandonaré más,
mis sueños juntos a los tuyos, construyen justicia y paz.
Soy actor de mi presente,
respetando a otras personas,
dar tu palabra es valiente,
y no esconderse jamás.
No soy pasivo, mirando,
como sufren injusticias,
los pobres y los dolientes,
quiero limpiar inmundicias.
Discierno entre candidatos,
que representan mis sueños,
de humanidad, sin maltratos,
de solidaridad, sin frenos.
Mi voto es un ladrillo,
que ayudará a mi nación,
a ser diamante, con brillo.

Lo que yo haré:

No abandonaré mi palabra, ni mi labor cotidiana,
mi voto hará que se abra, mi futuro en mi ventana.
Al votar, no endoso nada, trabajaré hasta el final,
soy dueño de mis acciones, quiero vencer ese mal.
No espero magia, ni suerte, ni regalos, ni adulaciones,
espero aprender y compartir, y ayudar al ben vivir.
Luchador, pero no ingenuo, dialogando se hace la paz,
entre diversos e iguales, de un pueblo siempre capaz.
Yo voto por mis valores, por mi trabajo paciente,
y voto por mis amores, por mi construcción valiente.
Al César lo que es del César, mi cancha no entregaré,
a Chile lo que es de Chile, mi historia no donaré.

Su precaria condición (el caso de Daniela Vargas, de Caguach)

La precariedad de su vida, le mostró una segura muerte,
y su inseguridad latente, la llevó a una muerte potente,
su escasez de vida digna, trocó en abundancia de muerte,
y su salud inestable, a su deceso impotente.
La brevedad de sus fuerzas, derivó en su eterna partida,
y el apuro de sus pasos, cambió a lenta defunción,
su limitación de vida, hoy es muerte ilimitada,
su pobreza de recursos, hoy es riqueza sin fin,
su diagnóstico de insuficiencia, concluye en suficiente muerte,
su fragilidad de medios, es fortaleza de un cruel fin.
Su caducidad sanitaria, a su inclaudicable mal,
su transitoria persona, a su permanente destino.
Tenía demasiadas carencias, lo que la inhabilitaba,
para andar en esta tierra, sin respaldos suficientes,
de familia, de dinero, de amor propio y de suerte,
tan precaria era esta niña, que la enviaron a la muerte.
No es fracaso en la intención, no es la falta de atención,
la causa de su extinción, es su precaria condición,
no es error de apreciación, no es maldad, ni es maldición,
esta niña enferma ha muerto, por “precaria condición”.
¿No son éstos argumentos, precarios e insuficientes,
los que allanaron su muerte, ignorando vuestra misión?

Vigésimo aniversario

En la misericordia creo, en la luz que clarifica,
y en nuestra Iglesia yo veo, su misión que testifica.

Esa luz es la de Cristo, que nos salva y nos libera,
a su Amor no me resisto, en su eterna primavera.

El farol de aquella instancia, del nono Sínodo es brote,
que evangeliza, en la constancia, a la familia y su dote.

Cada día, sus faroles, salen a comunicar,
noticias, lunas y soles, del Reino que invita a amar.

Mirando esta viña inmensa, con la mano en el arado,
va a su cultura diversa, con la Paz del Hijo Amado.

Lleva el Pan y lleva el Vino, lleva el diálogo y su ardor,
lleva el regalo divino, su bendición, su valor.

Del corazón de la Iglesia, alegres por el Amor,
que Dios da, a cada familia, pastoreamos, con calor.

El servicio cotidiano, a multitud de familias,
es misionero y cercano, en medio de sus vigilias.

Delegación del Señor, que anima la comunión,
que todo hace, en su honor, persevera en su misión.

Va aportando formación, para agentes pastorales,
discierne en la reflexión, entre dilemas morales.

Aporta su librería, y su centro de atención,
y a cada familia herida, le ofrece paz, sanación

Vigésimo aniversario, del pescador en su lago,
y bendito el calendario, sirviendo siempre a Santiago.

Felices, cada mañana, pues nos permite gritar,
a la gran familia humana, ¡Dios nos viene a levantar!

“Homo economicus chilensis”

El espíritu de Chile, ha cambiado enormemente,
dinero y economía, predomina entre la gente,
y “¿cuánta plata tú ganas?”, es la clave de la mente,
para juzgarnos lo usamos, como un factor dirimente.
“Tanto tienes, tanto vales”, y ya no seas ingenuo,
y “el que puede, puede”, pues, “sin poder no eres nadie”,
se habla de “buenas familias”, a las de mil pertenencias,
poderosas, millonarias, y a las que dejan herencias,
te miden por lo que gastas, y por tus ropas modernas,
si eres pobre, les espantas, como un ser de las cavernas.
Hoy le llevamos las cuentas, de lo que gastan los hijos,
desde el pañal desechable, a la universidad completa,
de la comida y las fiestas, de la adolescencia inquieta,
del celular, TV cable, del comienzo hasta la meta.
Hoy compramos tantas cosas, que nunca las disfrutamos,
con créditos y con deudas, con regalos nos mostramos.
¡materialismo destrozas!, lo más sagrado que amamos,
y acaparamos más deudas, los saldos, aprovechamos.
“Si no trabajo, no como”, “a mí, nadie me ha ayudado”,
“¿cómo voy en el negocio?”, “a mí, nunca me han pagado”,
“no lo hago por amor al arte”, “con plata, el mono ha bailado”,
y ahora dime, “economista”,
¿pagarás eso que sabes, que al Jumbo hoy le has hurtado?

La señora Soberbia

Esa señora Soberbia, se sabe toda la historia,
que se engríe en la victoria, aunque no tenga memoria,
dice que sabe las causas, de todos los derrotados,
que conoce los factores, que explican a los llamados.
Dice que viene de vuelta, de todas las democracias,
que aprendices de derrotas, perdieron toda su gracia,
que ella sabe en la revuelta, en esta gran burocracia,
que desprecia las derrotas, en la vieja plutocracia.
La soberbia intelectual, prima del odio moral,
hermana del gran orgullo, nieta de rabia ancestral,
es antigua y muy actual, está vigente en su mal,
amordaza a ese murmullo, de la humildad, que es mortal.
Todo lo sabe de Chile, lo que quiere y lo que sueña,
nada tiene que aprender, y nunca irá a negociar,
es dueña de todo Chile, y logra lo que se empeña,
jamás se va a estremecer, respira para triunfar.

Todo lo tiene muy claro, y solo puede enseñar,
con su palabra inaudita, y su inclemencia brutal,
que ella no gane es lo raro, si nació para arrasar,
todo lo sabe y lo grita, con bullicio y vendaval.

Soberbia, cállate un poco, para escuchar al volcán,
de este pueblo efervescente, de su dilema y su plan.

El pecador y el corrupto

La corrupción es pecado, que nunca es reconocido,
se aleja de la humildad y es elevada a sistema,
se convirtió en costumbre, una forma de ser “vivo”,
pues, no requiere el perdón, se “victimiza” y se niega.
El pecador necesita, perdón y misericordia,
hace el mal, por vulnerable, y jamás se justifica,
el pecador se arrepiente, cae y recae, mil veces,
más, su vergüenza es palpable, su dolor, le crucifica.
El corrupto siempre peca, no se arrepiente de nada,
si es “cristiano”, escandaliza, su doble vida es malsana,
el corrupto no es humilde, su soberbia, cruel, lo engaña,
su riqueza es mal ganada, su palabra, es trastornada.
El corrupto roba y miente, con “cara de fiel”, sonriente,
luce una “familia decente”, que es su apariencia potente,
se apropió de otras empresas, y engañó a otras personas,
acaparó, y se enriquece, y su egoísmo es creciente.

Dos realidades distintas, que no se deben ligar,
el pecador y el corrupto, no se pueden vincular,
el pecador, cambiará, y el corrupto, persistirá,
el uno, se salvará, y el otro, se pudrirá.

¿A quién prefieres, hermano?, ¿cuál de los dos te dará,
lo que tu ser necesita?, ¿con cuál vivirás en Paz?

Con un solo ojo

A esa tímida, la moda, le brindó liberación,
con vestimentas y estilos, rompiendo su represión,
su cabellera preciosa, era señal de atracción,
y buscó la forma, ansiosa, de llamar, más, la atención.
Como la moda le manda, un mechón tapó su ojo,
su mejor ojo, el izquierdo, no le sirvió para ver,
y, así caminó contenta, como tuerta, de reojo,
dos años fue popular, entre los que pudo ver.
Carretes, fiestas y abrazos, sí le sacaron pedazos,
bailes y oscuros regalos, ya le cambiaron sus pasos.
Y al final de esos dos años, tomó “crucial decisión”,
de ser pareja, sin más, del “medio hombre” que vio,
y tuvo tres “medios hijos”, por su opción de “no visión”,
hasta el día en que jamás, borrará del corazón.

El hombre que medio vio, nunca, nunca la amó,
y como a una preciosa ciega, siempre, siempre la trató,
y por eso la engañó, ya que él nunca la miró,
y por eso la dejó, ya que ella nunca lo vio.

Maldita moda inocente, que la dejó sin mirada,
moda ingenua e insolente, que la obligó en la calzada,
a ser una “emo”, diferente, imitando esa estocada,
de sentirse “admirada”, con su alma bien tapada.

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