La catedral de Valencia acogió el rito de admisión de 19 candidatos a recibir el orden del diaconado permanente en una celebración presidida por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.
A los candidatos, el Arzobispo les resaltó la importancia que tienen los diáconos permanentes en la Iglesia, a los que definió como “misioneros de la paz y la concordia que significa y es la plenitud del Evangelio, testimonio vivo de que Dios es amor y ama a los pobres y a los últimos”.
Así, explicó, dirigiéndose a ellos, que “vuestra vocación es respuesta a la oración de la Iglesia porque, ante las necesidades que atravesamos, la pandemia, la pobreza y el alejamiento de Dios, estáis dispuestos a responder a la llamada del Señor”.
En la celebración, el Cardenal, que estuvo acompañado por el arzobispo emérito de Zaragoza, monseñor Manuel Ureña, animó a los aspirantes a “no tener miedo porque Dios os envía, está con vosotros, quiere vuestra felicidad, la que sentís al responder a su llamada” y subrayó el “tiempo suficientemente prolongado de preparación” que han completado “para ir donde el Señor, a través de su Iglesia, os destine”.
“Él os ha llamado y os envía para que preparéis el camino, la presencia de la caridad de Cristo a través de vosotros como siervos y servidores del Evangelio para anunciar la buena noticia a los pobres, a los que andan rotos, los vulnerables y necesitados”, señaló el arzobispo de Valencia, quien reiteró la urgencia de “evangelizar, hacer el bien como Jesús, orar y anunciar el Evangelio, atender a los enfermos, proclamar la Palabra y comunicar la paz”.
Profesores, un abogado, un médico y un economista
Los candidatos a recibir el orden del diaconado permanente son Llorens Arnandis Llácer, de L’Alcúdia; Juan Lorenzo Baviera Bartual, de Torrent; Gregorio Cañada Soler, de Ontinyent; José Juan Fabado Colomer, de Benaguasil; Joan Albert Magraner Gamón, de Catarroja; Julio Palomera Durá, de Alcoi; Francisco José Sáez Cano, de Xàtiva; Víctor José Viciano Climent, del Grao de Gandia; Julián Felipe Zanón Tripana, de Puçol; y procedentes de Valencia: Ramón Borja Piñeiro, Gonzalo Cabrera Barrero, Miquel Esquerdo Castelló, Javier Enrique Morales Sarabia, Antonio Moya Ansón, Miguel Ángel Pérez García, Pedro Antonio Pérez García Moroto, Santiago Peyró Gregori, Nicolás Sánchez García y Andrés Jaime Valencia Pérez.
De sus distintos perfiles destaca que sus edades oscilan entre los 35 y los 77 años; 15 de ellos están casados y cuatro solteros; dos son jubilados; entre ellos hay profesores, un abogado, un economista, un médico anestesista, y un funcionario y un ferroviario; y todos están integrados en la pastoral parroquial y en actividades diocesanas, destaca José Rodilla, secretario de la comisión diocesana del diaconado permanente del Arzobispado.
Perfil de los candidatos
Para llegar a ser diácono permanente, los candidatos deben poseer madurez humana y cristiana, amor a la Iglesia y espíritu de oración, capacidad para el diálogo, sentido moral y de responsabilidad. Y han de estar dispuestos a continuar viviendo de su propio trabajo en la vida civil, e insertos en la vida común de la gente, siendo testigos cualificados en su ambiente de la vida cristiana. Además, han de aceptar el Ministerio que le encomienda el obispo, en perfecta comunión con el mismo y con los presbíteros y en estrecha conexión con los laicos comprometidos en la Iglesia.
Tras la ordenación, los diáconos permanentes reciben el encargo de distribuir la Comunión como ministros ordinarios, de presidir celebraciones exequiales y administrar los sacramentos del Matrimonio y Bautismo en las parroquias de la diócesis que les son destinadas por el Arzobispo.
El Concilio Vaticano II restableció el ministerio del Diaconado Permanente que en los últimos años se ha implantado en las diócesis españolas. En la diócesis de Valencia, el cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, firmó el Decreto de Instauración del Diaconado Permanente en febrero de 2005.
Fuente: https://paraula.org/