Roque Genarelli, puntaltense con raíces pringlenses, se ha radicado en nuestra ciudad y brindará un valioso aporte al P. Pedro Fournau y a la comunidad católica local como diácono permanente.
La presentación oficial del díacono Roque en la comunidad parroquial tuvo lugar, providencialmente, el día de su cumpleaños, es decir el pasado miércoles 29 durante la misa celebrada en el templo parroquial.
Antes de conocer un poco más a Roque, aclaremos que los díaconos permantnes son hombres ordenados que ayudan y a sirven a los obispos y a los presbíteros; y pueden estar casados.
El ministerio eclesiástico, que es el ministerio de los hombres dedicados al servicio de Dios, comprende tres grados diversos del sacramento del orden sacerdotal: los obispos, los sacerdotes y los diáconos.
El orden del diaconado, según lo afirma el Catecismo de la iglesia Católica en el número 1554, está destinado a ayudar y a servir a los obispos y a los presbíteros.
La doctrina católica establece que el grado de diaconado es un grado de servicio, que viene establecido desde el tiempo de los apóstoles, como lo atestiguan los Hechos de los apóstoles (Hch. 6, 1-6) y la Carta de san Pablo a Timoteo (1 Tim. 3, 8-11).
Es importante señalar que el diaconado no es solamente un paso intermedio hacia el sacerdocio, sino que ofrece a la Iglesia la posibilidad de contar con una persona de gran ayuda para las labores pastorales y ministeriales. El diácono es un servidor.
Un diácono puede bautizar, bendecir matrimonios, asistir a los enfermos con el viático, celebrar la liturgia de la Palabra, predicar, evangelizar y catequizar.
No puede, a diferencia del sacerdote, celebrar el sacramento de la Eucaristía (misa), confesar o administrar el sacramento de la unción de los enfermos.
Aclarado el tema y volviendo a la persona de Roque, les contamos que nació en Punta Alta, trabajó mucho tiempo en la Municipalidad de Coronel Pringles y en la década del 70, por razones económicas, «mes trasladé a Punta Alta, ingresando como mecánico civil en las Fuerzas Armadas; y en la época de Malvinas fui a como mecánico a Río Gallegos. Ahí estuve hasta que me jubilé, hace cuatro años»
Si bien Roque viene de una familia católica practicante, la pérdida de su hija mayor en el 2002 provocó «un clik en mi vida, una situación muy grande que fue dificil superar».
Es así como unos amigos lo invitan a rezar el rosario en casas de familias, situación que califica de «algo muy lindo rezar el rosario en los barrios. A partir de allí me llevan a conocer a una virgencita muy milagrosa y me llevan a una capilla muy humilde en Río Gallegos y estaba María del Rosario de San Nicolás. Y ahí algo pasó. Comencé a ir de manera más seguida y ahí empecé este camino de trabajar en la Iglesia acomodando o reparando cosas hasta que me invitaron a ser Ministro Extraordinario de la Comunión».
El siguiente paso fue el diaconado permanente, «que por supuesto no quería aceptarlo tampoco porque no tengo mucha facilidad para estudiar. Pero cuando uno se pone en manos de Dios y le dice al a Virgen que sea lo que el Señor quiera, ella te va llevando por el camino que te lleva a Jesús», aseguró el diácono permanente con que cuenta hoy nuestra parroquia.
Su radicación en Coronel Pringles está relacionada por una situación familiar particular y por la necesidad de estar más cerca de la familia. En nuestra ciudad vive una de sus hijas y su esposa, nacida en estas tierras, tiene su familia aquí lo que un día llevó a decir «bueno, vamos para Pringles» donde «la comunidad me ha recibido muy bien y espero ser digno de esa confianza que me brinda la comunidad», concluyó.
Actualmente su familia está compuesta por su esposa Norma y por tres hijas, una radicada en Ríos Gallegos, otra en Pringles y la menor que ira a estudiar a Bahía Blanca.