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Date(s) - 03/01/2020
12:00 am
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Diácono, según parece, de la Iglesia de Padua, Italia, fue martirizado durante la persecución de Diocleciano, a inicios del siglo IV. Sin embargo, su existencia sólo se conoció tras haberse encontrado su cuerpo, en el 1075. Según la leyenda, difundida en esa época y poco después, y cuyo núcleo histórico parece cierto, el mártir se habría aparecido a un ciego de Viterbo invitándole a pedir la gracia de la vista en el oratorio de San Prosdócimo, en Padua.
Allí estaba la tumba de san Daniel, completamente ignorada. A la milagrosa curación siguieron diligentes búsquedas, que culminaron con el descubrimiento de un arca de mármol. El mártir yacía en ella como había muerto: el cuerpo, extendido horizontal sobre una tabla de madera y cubierto de una losa de mármol, estaba traspasado de largos clavos. Una inscripción decía: «Hic corpus Danielis martyris et levitae quiescit» (aquí descansa el cuerpo de Daniel, mártir y diácono).
El obispo Ulderico, presente en aquel primer reconocimiento, hizo transportar el 3 de enero de 1076 el arca a la nueva catedral de Santa María, dentro de los muros de la ciudad; y para aplacar la oposición de los monjes de Santa Justina -donde se había encontrado el cuerpo- y de los habitantes del lugar, hizo erigir un oratorio dedicado a San Daniel en el lugar donde ahora está la homónima iglesia parroquial. Los restos del santo fueron nuevamente trasladados en 1592 desde el altar mayor de la vieja catedral al bajo coro de la nueva.
Cuando en 1953 el lugar fue acondicionado como oratorio de invierno, el arca de Daniel fue liberada de los mármoles y bronces que ocultaban la que originalmente se había descubierto: una antigua arca romana de mármol de Carrara, a la que, posiblemente en la época del descubrimiento, se le había quitado toda la antigua decoración pagana, y agregado una enigmática inscripción. Los encargados (Gloria, Gasparotto, Pagnin, Egger, Silvagni y otros) descifraron con distintas variantes la inscripción de la leyenda. Se le festeja en la diócesis de Padua como patrono secundario el 3 de enero, aniversario de la primera traslación.