En el Domingo de la Palabra de Dios, la comunidad parroquial San Juan de Nepomuceno recibió con la celebración de la eucaristía a su nuevo pastor, el diácono Alberto Gustavo Ferrando Fuentes, quien asumió como Encargado de la Cura Pastoral y Administrador de Bienes.
Este servidor del altar, quien permanecerá en dicho cargo por un año, agradeció a su familia, a sus amigos y a representantes de las distintas comunidades que lo acompañaron en la Fiesta del Banquete, en que también aseguró que aceptó dicha responsabilidad consciente de sus limitaciones, pero también con toda lucidez “no puedo restarme de colaborar en este momento tan difícil de nuestra Iglesia. Hoy más que nunca debemos todos los bautizados, todos nosotros, asumir nuestro compromiso de cristianos”.
Hizo alusión además de las Palabras del Papa Francisco al Pueblo de Dios que peregrina en Chile: “En el Pueblo de Dios no existen cristianos de primera, segunda o tercera categoría. Su participación activa no es cuestión de concesiones de buena voluntad, sino que es constitutiva de la naturaleza eclesial”, y recordó el llamado que hizo el Obispo de Roma, a no tener miedo sino que a ser protagonistas de la transformación que hoy reclama la Iglesia.
“Nos llama a ir al encuentro de los demás, dejando de lado nuestras comodidades, y a compartir nuestra cercanía con Cristo, en las personas que nos rodean, y pienso que la decisión de nuestro pastor, el padre Jorge, de nombrar un diácono en la administración de esta parroquia, va justamente en este camino”, añadió.
El diácono Alberto Ferrando, quien además asumirá el próximo 8 de marzo como Encargado de la Cura Pastoral y Administrador de Bienes de la parroquia San Pedro de Rupanco, pidió a Dios, “La fuerza y la salud para servir a esta comunidad, y por eso hago mía la antífona del salmo del domingo pasado. Aquí estoy Señor para cumplir tu Voluntad”, y explicó que junto a su esposa “Gabriela, a mi hermano diácono Hugo Jaramillo y a su señora, Alicia, asumo este compromiso de ser servidor de estas comunidades y tratar de seguir fielmente el Evangelio del Señor Jesús que nos da fuerzas para seguir y dar vida”.
También aseguró que el “administrador, el párroco, el obispo, no pueden hacerlo todo en la Iglesia. Somos servidores y queremos animar a todos nuestros hermanos, a todas nuestras hermanas a asumir su rol en la construcción del Reino de Dios. Es tiempo de colaborar activamente en la renovación de nuestra Iglesia, y es hora de hacernos cargo de nuestra misión de cristianos, de bautizados”.
Finalmente pidió “a nuestra Madre, la Virgen María su ayuda y protección por la renovación de la confianza. En tu poder y en tu bondad fundo mi vida, en ello espero confiado como un niño”.
Por su parte, el obispo Jorge Concha Cayuqueo dijo, que, pese a que la decisión responde a la necesidad de contar con un pastor en la comunidad, y a la falta de sacerdotes en la diócesis, se siente particularmente contento porque esta comunidad de San Juan de Nepomuceno es asumida por un hermano diácono y podrían ser más en los años venideros”.
De acuerdo con Derecho Canónico, quien asume la parroquia es un sacerdote o un presbítero, pero “Dios también habla a través de la necesidad, de lo que pasa, y un diácono perfectamente puede asumir la responsabilidad de una parroquia. Hay cosas que no puede hacer un diácono, como por ejemplo celebrar la misa, impartir el Sacramento de Reconciliación, ni la Unción”.
“Pero llevar a delante una comunidad cristiana, y animarla, y dar a conocer a Jesucristo, sí puede hacerlo, y muy bien”, aseguró el obispo y le dio gracias a la familia del diácono por haberlo apoyado en su misión que, sin dudas es en coherencia con sus promesas cuando fue llamado al diaconado”.
También, en la oportunidad, el padre Dennis Paredes dio gracias a la comunidad y a cada uno de los fieles de las distintas capillas, por haber trabajado juntos y tener la oportunidad de experimentar en esta comunidad, la vida cristiana, la experiencia del Reino de Dios en Cancúra.
Al finalizar la eucaristía el obispo Jorge Concha Cayuqueo, entregó las llaves del templo al diácono Alberto, como signo de la administración, y con ellas se abrirán las puertas de la parroquia y las capillas, para que estén a disposición de todos los fieles que desee encontrarse con el Señor en la oración, para celebrar un Sacramento y para escuchar la Palabra.
Además, señalo que con su “animación espiritual, con su pastoreo, sobre todo ayude a abrir las puertas que tenemos en el corazón para que Jesucristo entre y reine en el corazón de cada uno”.
Fuente: Comunicaciones Osorno
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