Alirio Cáceres, ecoteólogo y diácono permanente de la arquidiócesis de Bogotá, ha dicho a Vida Nueva que en Colombia “tenemos un Gobierno contrario a los postulados de ‘Fratelli Tutti’” como también a Laudato si’ o al Movimiento Tierra, Techo y Trabajo, mientras que “el discurso está revestido de una fe católica, solo lo dicen con los labios, pero están muy lejos del corazón de esa práctica evangélica”.
No en balde Alirio forma parte del equipo de facilitadores del curso ‘Sínodos y Sinodalidad’ promovido por el Boston College, junto a universidades pontificias, instituciones Jesuitas, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que durante la primera semana de noviembre abordarán la cuestión ecológica.
Más coherencia evangélica
El ecoteólogo parte de la pregunta qué haría Jesús en mí lugar para poner en contexto sus argumentos contra la política de Iván Duque, puesto que lo hecho por el gobierno colombiano como por la misma sociedad “no corresponde a una coherencia evangélica de samaritanidad” por eso “me siento preocupado, por eso debemos actuar” en favor de la Casa Común.
“Cada familia, parroquia, universidad, hospitales, órdenes religiosas, deben responder a los postulados de Laudato si’”, porque “la casa está en llamas, estamos viviendo una urgencia en la crisis planetaria y nuestra respuesta es lentísima”, lamenta Cáceres.
Además aclara que no se trata de la dicotomía entre izquierda o derecha, porque en el país ambos sectores políticos “comen en el mismo plato que es este dinero fruto de los cultivos ilícitos”, que obliga a las comunidades rurales más abandonadas a depender de esta industria de muerte.
Un modelo económico integral
La muerte de líderes ambientales sigue doliendo en Colombia, recientemente fue asesinada Juana María Perea en el Chocó. Al respecto el diácono considera que “no hemos ido a las raíces en Laudato Si’, donde Francisco nos habla del paradigma tecnoeconómico con la alianza nefasta entre tecnología y economía para idolatrar al capital”.
En esa “esa búsqueda de optimizar el dinero por encima de la dignidad del ser humano y la dignidad de la obra creada”, los grupos armados, actores ilegales y bandas criminales “han filtrado el narcotráfico en los estamentos del gobierno y de nuestra propia cultura”.
Cáceres ha recordado que frente a estas situaciones se necesita de la estrategia del colibrí para “hacer pequeños esfuerzos gotita a gotita para ir apagando esos incendios que no solo destruyen la Amazonia y nuestros páramos, sino apagar ese dios del odio que mata a quienes defienden el territorio”.
Todo ello parte de proponer un modelo económico integral inspirado en los postulados del papa Francisco “con educación ecológica que se vuelve espiritualidad ecológica encarnada en una estructura que son las cuencas hidrográficas y que impulsan un estilo de vida coherente con la cultura del encuentro”. Para Alirio “ahí es donde aparece lo sinodal”.
Amar a la Amazonía
En cuanto a la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) ha asegurado que tiene un hermoso sentido simbólico: “Pronunciar CEAMA, aunque sea con C esta sigla, suena a amar la Amazonía, amar a las amazonías del mundo, amar la casa común, a sus habitantes, al Dios que ha creado todo”.
En este nuevo ente eclesial –acota Cáceres– están los primeros pasos de “esa Iglesia pueblo de Dios, de espiritualidad, de comunión y participación que vive, que encarna una sinodalidad”. El simple hecho de no hacerla episcopal sino eclesial cristaliza uno de los sueños, el eclesial, de la exhortación “Querida Amazonía”, por tanto hace votos para que sea un laboratorio de vida, una especie de punta de lanza de una red de redes de cuencas hidrográficas no solo en América Latina y El Caribe, sino en el mundo.
Fuente: https://www.vidanuevadigital.com/