Cinco nuevos diáconos permanentes para la Iglesia en Santiago

Conferencia Episcopal de Chile

Santiago, Chile, 7 de agosto de 2010

El Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, ordenó este sábado 7 de agosto a cinco nuevos diáconos permanentes, durante una solemne Eucaristía en la Catedral, repleta de familiares y amigos de los nuevos diáconos y sus comunidades parroquiales.

La liturgia fue concelebrada por Monseñor Fernando Chomali, Obispo Auxiliar de Santiago; Monseñor Juan Suárez, Deán de la Catedral Metropolitana; vicarios zonales y ambientales y numerosos sacerdotes y diáconos permanentes de la arquidiócesis.

Los nuevos llamados al Sagrado Orden del Diaconado Permanente son:

Manuel Alberto Chávez Zurita, 44 años de matrimonio, dos hijos, profesor, parroquia Santa María Magdalena, Zona del Maipo;
Carlos Patricio Fernández Ramos, 24 años de matrimonio, cinco hijos, relacionador público, parroquia Cristo Crucificado, Zona Norte;
Luis Armando Romero González, 21 años de matrimonio, tres hijos, técnico electromecánico industrial, parroquia Transfiguración del Señor, Zona del Maipo;
Manuel Alfonso Sánchez Ramírez-Olavarría, 38 años de matrimonio, tres hijos, comerciante, parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes de Los Castaños, Zona Cordillera, y
Luis Humberto Silva Pantoja, 45 años de matrimonio, tres hijas, industrial, parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Zona Oeste.

Araceli Medel, esposa del Alfonso Sánchez, agradeció al Cardenal el llamado al diaconado permanente para los que se ordenaron. Señaló que este tiempo de preparación «no ha sido un caminar fácil, con horas quitadas a nuestros hijos y al descanso, pero también, indudablemente, con muchas alegrías».

Un servicio para transformar el mundo con la fe

Durante su homilía, el Cardenal afirmó que debido a «situaciones de intenso sufrimiento en nuestros días»; a la «aflicción en muchas familias» y a que ante las demandas más profundas de los hombres «la sabiduría de este mundo se muestra impotente», la vocación del diaconado «es tan urgente como hermosa».

Acerca del servicio del diácono de proclamar la Palabra de Dios, el Arzobispo destacó la práctica de la Lectio divina y la presencia del Evangelio de Chile. Llamó a los nuevos diáconos a que «no olviden que no somos dueños de la Palabra de Dios, sino sus servidores». También recordó que «serán ustedes, a partir de este momento, servidores de la liturgia, don de Cristo para la santificación de la comunidad», y que «aunque el servicio litúrgico del diácono se diferencia del servicio sacerdotal, ustedes cumplirán un papel muy importante en la celebración de los sacramentos».

El Cardenal enfatizó que «estamos llamados a transformar el mundo con el humilde poder de la fe. A veces nuestro ministerio nos lleva a acercarnos a experiencias difíciles, tanto ajenas como propias A veces nos puede parecer que las cosas no caminan por las sendas que uno quisiera. Hoy Jesús nos quiere decir que no existen obstáculos insuperables para el que tiene fe». Resaltó también el pastor la dimensión de la caridad en el servicio diaconal. «Ésta es la única fuerza que puede conducir y mover la historia hacia el bien, hacia la justicia, hacia la unidad. Todo verdadero cambio social comienza por amar», afirmó.

Hacia el final de su homilía destacó la importancia de la familia del diácono permanente, que es donde se gesta su vocación. «En ella se respira día a día esa fe viva y esa benevolencia que da testimonio de la presencia de Cristo y de su acción transformadora. La vida del hogar, el acompañamiento de la esposa y de los hijos es alimento de la vocación diaconal», señaló.

Terminada la homilía, el Arzobispo de Santiago tomó la promesa de fidelidad al Obispo y sus sucesores a cada uno de los candidatos a diácono y pidió que «Dios, que comenzó en ti la obra buena, Él mismo la lleve a término». A continuación, impuso las manos sobre sus cabezas y pronunció la oración consecratoria que los ordena diáconos permanentes. Los nuevos ordenados recibieron luego la estola, la casulla llamada dalmática y el libro de los Evangelios, tras lo cual fueron presentados por el Cardenal a la comunidad reunida en la Catedral, para proseguir la celebración de la eucaristía.

Testimonios

El nuevo diácono permanente Luis Humberto Silva Pantoja, de la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, de la Zona Oeste, dijo que haber llegado a esta ordenación fue «un proceso un poquito largo, pero con un término feliz de asumir esta responsabilidad. Es un giro cien por ciento».

Por su parte, Luis Armando Romero González, de la parroquia Transfiguración del Señor, Zona del Maipo, expresó que esta ordenación es «el culmen de una etapa de varios años de preparación como familia y el inicio de una nueva etapa. Estoy muy contento y agradecido del Señor por este regalo y dispuesto a entregarme al servicio de la Iglesia».

Manuel Alberto Chávez Zurita, de la parroquia Santa María Magdalena, Zona del Maipo, se mostró muy emocionado de recibir este «regalo del Señor, muy inmerecido, pero voy a tratar de responder en todo lo que Él me pida».

La función de los diáconos

Los diáconos permanentes son, por lo general, hombres casados, que reciben este ministerio para colaborar con el Obispo en el quehacer pastoral y de evangelización de la Iglesia. Entre sus tareas están la proclamación del Evangelio y la homilía o prédica; organizar la solidaridad, la ayuda fraternal, y asistir al Obispo y al presbítero en la celebración de la Misa. También les corresponde administrar los sacramentos del Bautismo y Matrimonio.

Actualmente hay 284 diáconos permanentes en la arquidiócesis de Santiago.

Nota: El texto completo de la homilía del Señor Cardenal se encuentra en la sección Reflexiones de esta edición.

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