Carta de un Párroco a su hermano diácono XVII

Pbro. Aldo Félix Vallone, Mendoza, Argentina

Dice el autor –Licenciado en Teología Espiritual y Director de la Escuela Arquidiocesana de Ministerios San José- que “en estas cartas laten vivencias compartidas, reflexiones personales y diálogos con diáconos, presbíteros y laicos”.

En vasijas de barro

Querido hermano:

Vuelvo sobre tierra arada. Es que esta mañana en un encuentro, un párroco cercano me hizo este comentario: “Dejemos de gastar fuerzas formando diáconos y dediquémonos a formar bien fieles laicos con capacidad de liderazgo en las comunidades”.

Yo sé que en la parroquia hay fieles laicos muy preparados, algunos con más capacidades, talentos y santidad, que tú y yo. Admiro sus entregas y servicio a Cristo en los hermanos… También sé que aprovechar sus dones me da la posibilidad de crecer en una Iglesia misterio de comunión, participación y corresponsabilidad mucho más versátil que con ministros ordenados; cuya presencia y acción no depende del todo de mí.

La gente sencilla me ha enseñado a mirar distinto. Ellos admiran los talentos pero quieren sentirse animados, formados, acompañados y ratificados en su fe por sus pastores. Ven una presencia de gracia que, a veces, nuestras mentes tan llenas de libros no alcanzan a ver.

Me ha pasado entrar en una sala donde se estaba realizando un encuentro de catequesis. Sentarme en un rincón en silencio. Dejar que el catequista llevara adelante un encuentro. Contemplar con asombro la idoneidad de ese agente pastoral y… al salir, recibir un “¡gracias padre por venir al encuentro!, nos hace mucho bien”. Supongo que también te habrá ocurrido en diversas ocasiones.

Ni hablemos cuando ha surgido alguna discusión por intercambio de ideas… ¿Cuántas veces, los fieles no se conforman con la ciencia, quieren escuchar la voz de su pastor como “intérprete auténtico”! Soy testigo de que te han llamado y también esto te ha ocurrido.

¿Qué intuyen nuestros fieles? ¿Será que siguen siendo víctimas del magisterio clericalista y no se animan a resolver sus dudas o divergencias por sí mismos? ¿Será que desconfían tener el don de ciencia del Espíritu Santo? o ¿Será más bien que ellos ven lo que nosotros no alcanzamos a ver?

Lo mismo podríamos decir de otras actividades dentro de la parroquia. Por más fieles laicos que tengamos. Por más preparados que estén. Por más santos, sabios y generosos que sean… nunca serán pastores. Tampoco podrán suplirlos en cuanto tales, pues su diaconía nunca dimanará del Sacramento del Orden.

Aprovecho para decirte que la Directora de Cáritas Parroquial quiere reunirse contigo para armar la formación de los agentes de capacitación laboral. ¡Por favor! Llámala por teléfono.

Tu hermano párroco

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