Testimonios diaconales durante la pandemia y tras ella

Durante la primera embestida del coronavirus en nuestro país, los teléfonos de los delegados de Medios de Comunicación de las distintas diócesis españolas no dejaban de recibir peticiones de entrevistas. Televisiones, periódicos, radios… Todos querían contar el trabajo que la Iglesia estaba haciendo frente al coronavirus, que en el fondo se puede resumir con un pasaje evangélico, extraído del capítulo 13 de san Juan: «Que os améis los unos a los otros como yo os he amado».

El amor estaba detrás del capellán de hospital que se enfundaba tras un par de mascarillas para entrar en ese territorio prohibido en el que se convirtieron las habitaciones de los infectados por la COVID-19. El amor estaba detrás del diácono al que se le duplicaron los responsos en el cementerio o detrás de la religiosa que no se apartó de los pies de la cama de aquel anciano contagiado, a pesar de ser ella misma una persona de riesgo.

Pero en realidad, la labor realizada por todos ellos hay que conjugarla en presente porque, en la actualidad, cuando la atención mediática ha disminuido considerablemente, siguen amando a Dios a través de los más golpeados por la pandemia.

Respeto en el cementerio

Agustín Gabarre
Coordinador de las capellanías del cementerio municipal de Zaragoza

Un mes antes del confinamiento, Gabarre fue designado coordinador de los capellanes del cementerio municipal de Zaragoza. Con la llegada del coronavirus, «pasamos de los 15 servicios habituales en un día a cerca de 30». Pero más que de los datos, el diácono permanente prefiere hablar de las personas. Recuerda a una señora a la que se le murió el marido y nos pidió dar fe de su inhumación al no poder acudir ella misma en persona por ser grupo de riesgo. En la actualidad, el trabajo del coordinador no se ha visto incrementado en proporción al alto número de contagios que está registrando España, «aunque todos los días tenemos algún responso por un fallecido a causa de la COVID-19», advierte. En cualquier caso, él continua sirviendo entre un buen número de medidas de protección –mascarilla, distancia social…–, pero «con todo el respeto que se merecen los fallecidos».

Fuente: https://alfayomega.es/

Puede consultarse la información completa en el siguiente link:

La Iglesia no se baja de la ola

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