Sirviendo a la Iglesia en el Diaconado

 

 

 

Diác. Alfonso Sandoval

Arquidiócesis de Denver, Estados Unidos

www.archden.org

 

Mi esposa, Francisca, y yo  hemos estado casados por 54 años. Nacimos y crecimos en los campamentos de los carbones cerca de Trinidad, Colorado; los dos venimos de familias hispanas.

A los 20 años de casados aproximadamente empezamos a tener, lo que usted podría llamar, una crisis de fe. No que estábamos perdiendo nuestra fe sino que quisimos saber más sobre nuestra fe, más sobre Jesucristo y Su Iglesia.

En ese entonces teníamos siete hijos y yo estaba trabajando como ingeniero aerospacial. Nosotros siempre habíamos vivido nuestra fe católica como uno lo vive normalmente;  recibiendo los sacramentos, asistiendo a la Misa semanalmente y asegurando que nuestros hijos estaban recibiendo catequesis  para que ellos pudieran recibir los sacramentos.

Un día empezamos a discutir en serio la comprensión de la fe y nuestra relación con Dios. Estas preguntas iniciaron  una jornada para saber más sobre lo que la voluntad de Dios era para nosotros. Hicimos un cursillo; hicimos un encuentro matrimonial; empezamos estudiando la Biblia. Sucedió que un día leímos en el periódico que la Arquidiócesis de Denver estaba empezando un programa de formación para hombres que podrían estudiar para ser diáconos en la Iglesia.

Lo que yo no supe entonces pero he averiguado subsecuentemente era que el Concilio Vaticano II había restaurado el orden permanente de diácono para la Iglesia católica mundial y los Obispos de los Estados Unidos en 1968 habían recibido autorización para empezar el Diaconado. La Arquidiócesis de Denver ordenó el primer grupo de hombres como diáconos en 1974.  Fue entonces cuando comprendí que el diaconado era por donde el Espíritu Santo nos estaba llevando.

Después de un periodo de formación el entonces Arzobispo de Denver me ordenó diácono el 2 de abril de 1977.   Para mí, como hombre casado, esto significa mucho.  He recibido el sacramento del orden.  Ahora, yo soy un miembro de la jerarquía de la Iglesia, un miembro con otros diáconos, sacerdotes y obispos que son llamados para servir al Pueblo de Dios. En formación se nos dijo que la ordenación no marca al diácono con una identidad e integridad en la Iglesia como una persona laica o un sacerdote pero como un clérigo para servir a la comunidad de Dios junto con el obispo y sus sacerdotes.

Cada diácono está en relación directa con su obispo con quien él está en comunión y bajo cuyo autoridad ejerce su ministerio de servicio. Subsecuentemente de mi ordenación he servido bajo tres arzobispos, en la actualidad bajo el Arzobispo Chaput. Durante mis 31 años de servicio diaconal el Espíritu Santo me ha atorgado muchas oportunidades para mostrar mi amor por nuestro Señor Jesucristo y Su Iglesia.

 

Los primeros diez años como diácono serví como el primer diácono en la Parroquia “All Souls” (Todas las Almas). Hacia el fin de estos diez años, mi trabajo me llevó a California por varios meses. Mientras estaba allí, asistí a una Iglesia que celebraba la Misa en el idioma español. Cuando regresé a Denver pedí ser asignado a una parroquia donde había una comunidad Mexicana. Me asignaron  a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe donde serví de muchas maneras a lo largo de 13 años. Después de Nuestra Señora de  Guadalupe me asignaron  a otras parroquias incluso la Parroquia de San Cayetano, Sagrado Corazón, Reina de la Paz y recientemente al San Pió Decimos. Todas estas parroquias han atendido a la comunidad Mexicana.

Y ya hace diez años recibí una bendición muy especial. El Arzobispo Chaput me asignó Director del Diaconado en la Arquidiócesis de Denver.  Este nombramiento no sólo incluyó la responsabilidad por los diáconos y sus nombramientos sino también la formación de hombres que quieran responder al llamado de una vocación para servir a Jesucristo y Su Iglesia. En el año 2000 empezamos un programa de formación para quienes su primer idioma es el español. La primera ordenación diaconal de la clase de formación española se realizó en el 2004 y la segunda fue en el 2007. Hasta el momento se han ordenado siete diáconos hispanos. La formación para hispanos que quieran ser diáconos continúa, ahora a cargo del Diácono John Smith, quien es el Director de Formación.

Mi familia ha sido bendecida por esta vocación. En mi familia he bautizado a mis nietos además de servir a la Iglesia, y como ministro de la Iglesia he dado testimonio del matrimonio para mis hijos. Hoy puedo decir con convicción que Dios me llamó y soy agradecido por haber recibido la gracia para responder, Sí. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *