San José, antes esta pandemia, ruega por nosotros

Protege, Santo Custodio, este país nuestro.

Ilumina a los responsables del bien común, para que ellos sepan – como tú – cuidar a las personas a quienes se les confía su responsabilidad.

Da la inteligencia de la ciencia a quienes buscan los medios adecuados para la salud y el bienestar físico de los hermanos.

Apoya a quienes se sacrifican por los necesitados: los voluntarios, enfermeros, médicos, que están a la vanguardia del tratamiento de los enfermos, incluso a costa de su propia seguridad.

Bendice, San José, la Iglesia: a partir de sus ministros, conviértela en un signo e instrumento de tu luz y tu bondad.

Acompaña, San José, a las familias: con tu silencio de oración, construye armonía entre padres e hijos, especialmente en los más pequeños.

Preserva a los ancianos de la soledad: asegura que ninguno sea dejado en la desesperación por el abandono y el desánimo.

Consuela a los más frágiles, alienta a los que flaquean, intercede por los pobres.

Con la Virgen Madre, suplica al Señor que libere al mundo de cualquier forma de pandemia.

Amén.

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