Un clérigo, recién graduado del instituto bíblico, fue nombrado para una iglesia de pueblo donde la mayoría de los creyentes eran campesinos. En la predicación de la misa de su presentación dijo:
– «Vengo a ustedes con hermenéutica, homilética, exégesis y apologética…”.
De pronto se puso en pie un feligrés anciano y le dijo:
– «Hermanito, hermanito, yo también cuando vine aquí tenía artritis, reuma y diabetes y el Señor me sanó, como también lo puede sanar a usted de todas esas enfermedades».