Palabras de la Presidenta de FEBE en la ceremonia de consagración

Enviado por Montserrat Martínez

Transcribo las palabras de María Nery Malagon, Presidenta de la Asociación FEBE, en la ceremonia de Consagración solemne perpetua, el día 8 de diciembre de 2016, en Bogotá. María Nery me ha hecho llegar estas palabras, con algunas fotos y el comentario: “Fue un día muy especial, porque la Misericordia de Dios y el amor de la Virgencita son muy grandes”.

 

Monseñor Alberto Ojalvo Prieto, Monseñor Alirio López Aguilera, Monseñor José Orlando Cruz Báez, Padre Héctor de Jesús Arbeláez Arenas, Padre Pedro Nel Cancino Useda, Padre Carlos Arévalo Gil, Señor Diácono Permanente Gerardo Parada Torres

Señoras Carmen Marina Sánchez de Salazar, María Teresa Peñaloza, Esperanza Rodríguez, Cristina Peña, María de los Ensueños Betancourt.

Recordando hace 5 años, cuando las esposas del diaconado soñamos en reunirnos para hacer obras y apoyar el servicio, nunca pensé que ese gran sueño fuera FEBE, sueño que fuimos construyendo paso a paso y el cual fue inspiración del ESPIRITU SANTO: fruto de su Amor y Misericordia y que hoy más que nunca lo siento y lo vivo… es una realidad: La Asociación de fieles laicas FEBE ya no es un sueño, es una realidad.

A través de la Espiritualidad de FEBE en MARÍA SIERVA me pregunto: ¿dónde está su grandeza? ¿Dónde está su feminidad? ¿Dónde está su Gloria?….. Y sin duda, la respuesta de su grandeza está en la MATERNIDAD DIVINA porque es la MADRE DE DIOS.

María es un misterio que tenemos que vivir, y ELLA me ha enseñado que ser Madre es una vocación, una misión, una consagración y eso es lo que acabamos de presenciar: SER CONSAGRADAS A PERTETUIDAD…. ¡Qué gran compromiso de amor y misericordia!

Hoy es un día muy grande, anhelado; dar gracias es lo único que sale de mi corazón: gracias a Dios y a María Sierva, a Monseñor Ojalvo, al Padre Héctor, a Carmen Marina, María Teresa, Esperanza, Cristina, María de los Ensueños y Andreita (que está ausente), a mi Esposo Alejandro, a mis hijas Mariana y Alejandra, a toda mi familia, gracias a todos por su apoyo incondicional, por su dirección, por su amor y por las lecciones aprendidas, tantas que así FEBE se ha forjado y sigue creciendo.

A todas y cada una de ustedes queridas señoras, gracias, con su ejemplo y vida me han enseñado a ver con los ojos de misericordia. Gracias a todos los esposos también.

Mi compromiso y mi misión como mujer en la Iglesia es llevar la presencia maternal de María Sierva, ser fuerza transformadora de Dios en acción, con sólida formación humana, ser siempre un efecto multiplicador, transmitiendo mi fe y valores que son imprescindibles para la evangelización hoy.

Señoras, somos fuerzas sacramentales que vivifican el mundo y transforman la historia. Nunca, nunca olviden que son sagradas, que sus vidas tienen sentido, ustedes son pensamientos queridos de Dios, tenemos el don de la maternidad y debemos ser como MARIA SIERVA: Oyentes, Orantes, Madres, con virtudes de prudencia, justicia, fe, esperanza y caridad.

Por favor, con humildad les pido su oración; nunca dejen de orar por mí, cuenten siempre con mi corazón y mi oración.

Para finalizar quiero decir: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” Lucas 1,38.

 

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