Mujer, Iglesia y Servicio

 

Sra. Paloma Pérez Muniáin

Especial para el Informativo del CIDAL

Pamplona, España, 5 de febrero de 2010

 

En primer lugar un saludo a todos los diáconos y sus esposas de América Latina.

Me llamo Paloma Pérez y soy esposa de diácono permanente, Fernando Aranaz, de la Diócesis de Pamplona, situada al norte de España.

El pasado fin de semana tuvo lugar en Salvatierra de Álava el IV Retiro (Encuentro) de Diáconos del País Vasco y Navarra bajo el título: “Juntos en el servicio y en la esperanza”.  Este lema hace referencia al caminar compartido del diácono y su esposa por la senda de la esperanza y del servicio.

Al retiro acudimos candidatos al diaconado, diáconos y esposas e hijos de los mismos.  Mientras los niños se entretenían con juegos y talleres llevados por dos monitoras, los mayores nos reunimos para seguir profundizando juntos en el carisma del servicio.

Las esposas vemos muy clara la necesidad de formarnos más y meditar sobre este carisma de servicio que vivimos junto a nuestros esposos diáconos y en nuestras tareas en la Iglesia, ya que todas somos mujeres comprometidas con ella antes de esta segunda vocación de nuestros esposos.  Así que esto no nos es ajeno, al contrario, ha venido a dar profundidad y hondura a nuestra vida, a nuestro matrimonio, a nuestra familia y a nuestro ser cristiano.

Tuvimos momentos de reunión por un lado las esposas y por otro los esposos, poniéndolo más tarde en común, que es lo que más nos enriquece a todos.  También le siguieron momentos de oración, la Eucaristía y ratos de esparcimiento, alegría y risas, como si se tratara de una gran familia.

El matrimonio compuesto por Montserrat Martínez y Aurelio Ortín, fueron los encargados de conducir el retiro.  Aurelio es diácono de la Diócesis de Barcelona y miembro del Comité Nacional e Internacional para el Diaconado Permanente y Montserrat es licenciada en Ciencias Religiosas y autora del libro “Matrimonio y diaconado en la Iglesia de comunión” y actual delegada del Centro Internacional del Diaconado.

Las esposas meditamos sobre una ponencia de D. Giuseppe Bellia, que pronunció en Roma en agosto de 2009.  Intentaré sucintamente exponer los puntos más importantes de esta ponencia. 

Trataba sobre el pasado, presente y futuro de nuestra vida cristiana y cómo nuestra vocación se decide en el encuentro con Cristo.  Los esposos han conocido a Cristo y se unen en Él.  Hicimos consciente que hay un nexo en nuestra fe cristiana entre el pasado y el futuro, trayendo a la mente a todas aquellas personas que han sido mediación en nuestra vida y que nos han llevado a un discernimiento y a un compromiso posterior.

Los pasos del proceso del encuentro con Cristo son los siguientes:

  • Asombro y sorpresa: Camino de Emaús. (Lc 24, 13-35)
  • Agradecimiento a Dios: Que surge de ese asombro.
  • Conversión: Del conocimiento de Dios que nos lleva a un cambio interior de esquemas.  Me fío de Él y me lanzo.
  • Memoria: Revivir y celebrar.  La memoria de lo que Dios ha hecho en mi vida se traduce en petición de perdón y acción de gracias.

 

D. Giuseppe Bellia concluye diciendo: “Abiertos a la memoria y al discernimiento, viviendo el presente, el sueño (el último deseo) es la fraternidad; de ahí surge la misión.  La Palabra y la vida nos ayudan a comprender la voluntad de Dios: devenir hijos del Dios vivo. Cumplimos nuestra diaconía cuando comunicamos a los hermanos la posibilidad y la esperanza de ser Hijos de Dios”.

Más tarde tuvimos tiempo de meditar todo lo expuesto poniéndolo más adelante en común.  Os lo resumo:

  • Pasado: Mi vida cristiana tiene unas raíces, unas mediaciones y mi opción adulta de seguir a Cristo.
  • En ello reconozco la gracia divina y así lo oramos.
  • Presente: Me presento ante Él con mis dudas, cansancios, entusiasmos, esperanza, familia…
  • Futuro: Concibo este sueño de futuro con esperanza, siempre en actitud de servicio y con la lámpara encendida.

 

También hablamos sobre la realidad específica de nuestro ser mujer y esposa de diácono o candidato al diaconado, de la riqueza que ello implica a pesar, a veces, de nuestro cansancio y de nuestro desierto en algunos momentos.

Montse dio luz con sus intervenciones y su exposición del tema. En resumen:

  • En la espera hacia el encuentro con Cristo, forjamos un sueño.  Sueño de servicio, diaconal. Casados, al servicio de la Iglesia. 
  • La diaconía es un camino en el que hay que discernir, iluminados por la Palabra, la Eucaristía y la oración.
  • Matrimonio: tres realidades: la de la esposa, la del esposo y la de los dos en común.
  • Deben funcionar las tres realidades.  Realidad conjunta con voluntad y esfuerzo, ya que el camino del diaconado no lo hacemos solos, sino muy bien acompañados.
  • Esta llamada de Dios presente en nuestra vida conyugal tiene muchos aspectos positivos pero también supone algunas dificultades que con la ayuda de Dios todo lo podemos.
  • Para la esposa, el diaconado de su esposo es una opción personal (no sacramental).  El “sí” dado a nuestro esposo se convierte en compromiso de servicio para nosotras y en cierta manera trabajamos a la par del esposo.
  • Consentimiento: Nuestro “sí” tanto en el matrimonio como en el diaconado, posibilita y potencia el sacramento del orden del esposo.
  • Marido y mujer avanzamos juntos hacia el Señor.  No estamos solas.
  • Lo importante es el SER y no el HACER. 

Sirvan estas líneas para agradecer profundamente a Montse su trabajo, sus desvelos, su buen hacer, su sonrisa, su acogida, sus silencios, su ternura y su gran experiencia como feliz esposa de diácono, porque ha arrojado luz a mi pasado, mi presente y mi futuro como seguidora de Jesús de Nazaret.  Y, por supuesto, un millón de gracias a las esposas de los diáconos y candidatos de las Diócesis de Pamplona, Bilbao y Vitoria: Menchu, Raquel, Lumi, Belén, Maritxu y Marisa y aquellas que por circunstancias diversas no pudieron acudir, por todas sus reflexiones… risas… y… confidencias…

 

Desde esta publicación animaros a todos y sobre todos a vosotras, mujeres esposas de diáconos, a compartir con los demás vuestra experiencia en este campo de servicio a la Iglesia y a los hermanos más necesitados, ya que compartiendo nos enriquecemos todos.

“El Espíritu me ha ungido, para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” (Lucas 4, 16-32).

 

La Sra. Maritxu Ulibarrena, esposa de un candidato al diaconado permanente de la Diócesis de Bilbao, que participó de
este IVº Retiro, ha querido reflejar su inolvidable experiencia en las reflexiones que nos brinda en la sección “Testimonios” de este Informativo y que lleva como título: “Comienzo, junto a mi marido, el camino hacia el diaconado, tras los pasos de Jesús”.

 

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